Grandes películas de aventuras
De Kafiristán a las islas de la Sonda, viajes épicos en el cine
El hombre que pudo reinar (The Man Who Would Be King)
John Huston (1975)
John Huston utiliza un relato de Rudyard Kipling para componer una maravillosa película sobre el compañerismo, el viaje y los horizontes inalcanzables. En las remotas montañas de Kafiristán, en la mítica región de Gandhara conquistada por los griegos de la expedición de Alejandro, dos pícaros soldados (Michael Caine y Sean Connery) buscan gloria y riquezas. Se encontrarán con una leyenda, y uno de ellos será dios. Después, la suerte les dará la espalda. De la química entre los dos protagonistas y un guion casi perfecto surge uno de los mejores filmes de aventuras, rodado en el sur de Marruecos.
Dersu Uzala
Akira Kurosawa (1975)
Un viejo cazador nómada nos enseña a interpretar el sonido del viento y el crepitar del fuego mientras acompaña a un explorador del ejército ruso por la taiga siberiana. A partir de los diarios de viaje del capitán Vladimir Arséniev, geógrafo y naturalista que en 1902 y 1906 dirigió dos expediciones para cartografiar la cuenca del río Ussuri, una región salvaje de la Siberia sudoriental, Kurosawa dirigió este hermoso canto a la amistad y a la salvaje armonía de la naturaleza.
Lord Jim
Richard Brooks (1965)
En Lord Jim, la película basada en la novela homónima de Joseph Conrad, Peter O’Toole interpreta el papel de un joven y soñador marino que aspira a ser un héroe de los mares, pero en el momento de la verdad la pifia cuando el Patna, el barco en el que sirve como piloto, sufre una vía de agua y amenaza con hundirse. La vergüenza por abandonar el buque y a los peregrinos de la Meca que viajan a bordo le empuja a vagar sin rumbo (es marino, no lo olvidemos) por los puertos de Oriente. La oportunidad de redimirse de su acto de cobardía se le presenta en Patusán, una remota isla de Indonesia donde encontrará el amor y le alcanzará el destino.
Centauros del desierto (The Searchers)
John Ford (1956)
Un western lleno de poesía y amargura que trasciende las fronteras del género. Ethan Edwards (John Wayne) regresa de una guerra perdida para descubrir que su familia ha sido asesinada y su sobrina raptada por un grupo de comanches. Lleno de odio, sale en su búsqueda. Y en los cañones del Monument Valley va tomando forma una obra maestra (para Steven Spielberg, la mejor película de la historia).
Lawrence de Arabia
David Lean (1962)
En la nada abrasadora del desierto, Omar Sharif cabalga hacia el espectador en una secuencia larga, hipnótica y tensa que se rompe de un disparo. Una pistola cae a los pies de Peter O’Toole, casi tan ambiguo y enigmático como el personaje al que representa en el filme de David Lean: el coronel británico T. H. Lawrence. La música de Maurice Jarre contribuye al tono épico de la película. ¿Qué más se puede decir? Como opina Sherif Ali ibn el Kharish (Omar Sharif), “todo está escrito”.
Buscando a Nemo
Andrew Stanton (2003)
"Soy un buen tiburón, no una descerebrada máquina de comer. Si quiero cambiar mi imagen, primero debo cambiar yo. Los peces son amigos, no comida". Nemo, un pequeño pez payaso, hijo único, es capturado en el arrecife y va a parar al acuario de un dentista de Sidney (Australia). Su padre, Marlin, timorato y sobreprotector, emprende un peligroso viaje para rescatarlo mientras Nemo y sus nuevos amigos intentan escapar de la pecera y volver al mar. Humor burbujeante y emociones submarinas en una maravillosa película de animación de Pixar.
King Kong
Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack (1933)
Una isla perdida en la niebla, nativos hostiles, monstruos prehistóricos, un cineasta sin escrúpulos y un gorila gigante al que le ponen las rubias. Todo ello, animado por los maravillosos efectos especiales (Stop Motion) en blanco y negro de Willis H. O'Brien. La escena en la que Kong juega con Fay Wray como si fuese una Barbie da mucho morbo.
Capitanes intrépidos
Victor Fleming (1937)
Un niño rico, Freddie Bartholomew, se cae al mar desde un transatlántico y es rescatado por un modesto barco de pesca. A bordo del velero, con la ayuda de Manuel, el marinero portugués al que da vida Spencer Tracy, el chico dejará atrás su caprichosa infancia para descubrir que la vida en el mar puede ser muy dura.
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