Objetivo: obras más sostenibles
Las constructoras innovan con la vista puesta en la durabilidad y el menor impacto sobre el medio ambiente
Responder a exigencias de sostenibilidad y resiliencia que años atrás ni se planteaban, cerrar ciclos según propugna la economía circular, ganar en eficiencia, ahorrar en costes económicos y medioambientales. "La lucha contra el cambio climático y la reducción de emisiones de dióxido de carbono están centrando los esfuerzos de I+D+i en el mundo industrial y, de rebote, en las infraestructuras", resume Fernando Argüello, director general de Fidex (Foro para la Ingeniería de Excelencia). La tecnología y la innovación en nuevos materiales son clave para hacer frente a los desafíos, como destaca el director de la División de Soluciones Tecnológicas del Grupo Aldesa, Adolfo Soengas, ponente en marzo pasado en la tercera edición del Campus Cátedra de Empresa de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), que analizó cómo la impresión 3D, la realidad virtual o el Internet de las cosas (IoT, según su acrónimo en inglés) están cambiando la manera de construir.
"El sector ha pasado por alto dos grandes revoluciones de los últimos 200 años: la industrial y la de las TIC", admite Soengas. "No hemos aprovechado los avances tecnológicos tanto como otros campos", insiste en la idea. La cuarta revolución, la del IoT, que implica instalaciones conectadas, sensores, recogida constante de datos, drones sobrevolando, análisis de big data, "es un tren que no podemos perder", subraya. Porque permite vigilar la obra —control de accesos, personal geolocalizado—, para ganar en seguridad y productividad; adelantarse a los problemas; hacer un seguimiento; "programar mantenimientos preventivos de la forma más correcta", enumera Soengas. Aldesa cuenta con un modelo digital del terreno y un seguimiento del avance de obra mediante el uso de drones en la autovía S-19 entre Lublin y Rzeszów (Polonia), y con un dispositivo de geolocalización de los trabajadores en el túnel de Harstad (Noruega).
Métodos más efectivos
Ferrovial ha implantado el LiFi (de light fidelity, transmisión de información a través de la luz led, 10 veces más rápida que el wifi) para mejorar las comunicaciones en obras complejas, y los vehículos no tripulados para inspecciones. Ya hay estudios de arquitectura usando realidad virtual, porque agiliza los procesos de diseño. Mientras, la impresión 3D está revolucionando la fabricación de piezas grandes para infraestructuras ferroviarias o navales. "Solo se utiliza el material necesario, al no estar sujeto a las formas de los moldes y encofrados", describe Daniel García Espinel, director del Advanced & Digital Innovation Hub de Acciona.
En 2016, Acciona construyó la primera pasarela peatonal de Europa, en Alcobendas (Madrid), con tecnología Powder Bed o D-Shape, que "permite la fabricación de elementos con geometría compleja al construirse por capas y existir un material seco que hace de soporte", según García Espinel. La otra gran tendencia en este terreno, la tecnología de extrusión, introduce sistemas robotizados de puesta de hormigón para automatizar la fabricación, lo que incrementa la productividad y reduce los costes, según señala.
"La impresión 3D nos aporta una ventaja competitiva importante frente a otras empresas con técnicas tradicionales", dice el directivo de Acciona. Cuando, en el marco del Campus Cátedra de Empresa de la UPCT, Laura Tordera, directora de I+D de Ferrovial Agroman, presentó el proyecto de investigación junto al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) para lograr pavimentos asfálticos más duraderos, destacó cómo esta innovación reduciría costes de explotación y representaría una ventaja en las licitaciones.
El Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex), que comparten los ministerios de Fomento y Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, investiga nuevos firmes a base de caucho reciclado, que se ponen a prueba en pequeños tramos de carretera. Materfad, centro de materiales del FAD (Fomento de las Artes y el Diseño), nació hace 10 años para promover nuevas materias primas con las que construir. Ecológicas, ligeras, baratas, recicladas y reciclables, o fabricadas a partir de desechos. Ecobrique, que es un ladrillo de reciclaje; Foamglas, aislamiento a partir de vidrio reciclado que permite paredes ligeras y eficientes; cementos biológicos, con arena y bacterias en lugar de silicatos; MYX, que es un compuesto cultivado a partir de fibras vegetales y micelio de hongo. "La gran traba para su uso es que no se conocen lo suficiente", lamenta Robert Thompson, responsable de formación de Materfad.
Thompson observa dos grandes tendencias constructivas: el prefabricado, según el cual los distintos elementos de una instalación son elaborados en una empresa, y luego se ensamblan en la obra; y el kilómetro 0 y los procesos manuales o biológicos, o ambos, para levantar estructuras. Su concepto de "lo material" no se reduce a la instalación en sí, al producto resultante, sino que engloba todas las fases —construcción, decaimiento, final de la vida útil—, que han de ser igualmente sostenibles. Además, la ley de contratos y su última adaptación a las directrices de la Unión Europea "ha intensificado e introducido nuevos conceptos como el ciclo de vida, la innovación o la sostenibilidad" de las infraestructuras, recuerda Julián Núñez, presidente de la patronal de la construcción Seopan.
Del AutoCAD al BIM
En Seopan ya están viendo pliegos de contratación pública que ponen como condición expresa el uso de aplicaciones BIM (en inglés, información de modelado de la construcción). Se trata de una metodología de trabajo corporativa para la creación y gestión de proyectos, explica la arquitecta Mónica de Velasco, BIM mánager (directora BIM) del fabricante Danosa. Su meta es centralizar toda la información del proyecto en un único modelo de información digital, que los agentes van creando, y al que todos tienen acceso. “Va más allá de las fases de diseño, abarcando la ejecución, y extendiéndose a lo largo del ciclo de vida del edificio”, describe. Lo que facilita la gestión y reduce los costes de operación. “A finales de 2018 se iba a obligar a que, en las licitaciones públicas, los proyectos fueran en BIM, pero se ha ido retrasando, y ahora se prevé que será a finales de 2019”, añade. De Velasco cree que la tendencia avanza lenta y con resistencias.
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