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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

“La literatura o te emociona o no es válida”

La profesora de Filología francesa Inmaculada Díaz Narbona dedica su vida a enseñar, transmitir y contagiar las letras africanas

Inmaculada Díaz Narbona junto a Léopold Sédar Senghor, en 1986.
Inmaculada Díaz Narbona junto a Léopold Sédar Senghor, en 1986.Foto cedida.

La profesora de Filología francesa Inmaculada Díaz Narbona se tiene que remontar a 1982, fecha en la que empezó a preparar su tesis doctoral (Los cuentos de Birago Diop: entre la tradición africana y la escritura) defendida en 1987, para hablar de sus inicios en el mundo de las literaturas africanas. A partir de ese momento, no se separó nunca más de estas letras por las que antes ya había sentido un auténtico flechazo. Y lo demuestra ahora que, jubilada hace unos cuantos años, todavía continúa activa impartiendo clases en máster de género y literatura postcolonial en doctorados.

Asunción Aragón Varo, su compañera en la Universidad de Cádiz, resalta de ella que es una de las personas que en la Academia fue "pionera" en la introducción del estudio de estas literaturas en España. "Y ya van más de 30 años, en los que no ha dejado de investigar, enseñar y difundir sobre literaturas africanas o hispanoafricanas”. Por su parte, Landry – Wilfried Miampika de la Universidad de Alcalá, añade que Díaz Narbona siempre ha desempeñado su labor como crítica y docente con rigor y honestidad. "Sin caer en la exaltación del exotismo ni en la condescendencia común sobre África. Ha contribuido así a la consolidación y reconocimiento de los estudios africanos dentro y fuera de la universidad”, declara Miampika.

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Sin duda, una larga trayectoria. “Un camino duro pero fascinante, que me obligó a formarme en disciplinas que no había visto”, explica Díaz Narbona, de una época en la que recuerda haber conocido a muchos autores, autoras y amistades. Rememora, sobre todo, con admiración, su encuentro con Léopold Sédar Senghor: “Tuve la suerte y el honor de compartir con él un Seminario de una semana y nuestras conversaciones fueron muchas y muy interesantes. Fue el que más me impresionó”. De hecho, utiliza una frase suya "nombrar es crear" para opinar sobre el uso de la expresión “literatura africana” como un todo. “Mientras sigamos sin nombrar, estaremos desdibujando la realidad, haciendo un grupo... Sin tener en cuenta las identidades”, añade.

Lo cierto es que la perspectiva del tiempo le concede el poder opinar con fundamento sobre la realidad en torno a estas letras que la experta constata ha ido cambiando. “¡Muchísimo! Hace mucho tiempo. Las literaturas africanas son ya ineludibles en la Academia, y reconocidas. Aunque España siempre ha ido más lenta en su recepción, traducción y estudio, ya es una realidad creciente. Cada vez hay más investigaciones. Y en lo que respecta a la divulgación, juegan un papel primordial las webs como Literafricas, Afribuku… Sin ellas, seguramente no estaríamos hablando ahora”. Además, añade: “Las literaturas africanas no son ya abarcables. Y hay otro campo poco explorado: muchas personas que llegan y se instalan en nuestro país, usan nuestras lenguas para escribir. Es una escritura testimonial, casi siempre, que deberíamos conocer: nos enseña mucho de nuestra sociedad, de nuestra realidad”.

Esta mujer, enorme en su trayectoria y humilde a la hora de hablar de ella, tiene en su haber la publicación de obras tan importantes e ineludibles como la primera antología de mujeres africanas de expresión francófona Las africanas cuentan (Servicio de publicaciones de la Universidad de Cádiz, 2002). Junto a este título aparecen, entre más de ocho títulos, Otras mujeres, otras literaturas (coeditada con Aragón Varo y publicada por la editorial Zanzibar en 2005) en el que se traza un breve pero profundo recorrido por la narrativa de mujeres escritoras subsahariana y magrebíes, o Literaturas hispanoafricanas: realidades y contextos (Verbum, 2015) en el que hace lo propio al reunir 15 ensayos de otros tantos expertos, con las narrativas de algunos autores, originarios o procedentes del continente africano que, por diversos motivos o por elección, utilizan el castellano, catalán o gallego como lengua para escribir.

Ella siempre ha desempeñado su labor como crítica y docente con rigor y honestidad. "Sin caer en la exaltación del exotismo ni en la condescendencia común sobre África", considera Landry – Wilfried Miampika

Pero de todo su trabajo, esta mujer cuenta que de lo que más satisfecha se encuentra sea quizás de las clases. "He disfrutado mucho en ellas y he tenido la sensación de ser útil. Seguro que es una estupidez por mi parte, pero me gusta pensar que he abierto alguna ventanilla más, diferente, hacia la realidad", señala. "Mira, uno de los momentos más emocionantes fue cuando un estudiante me escribió a los varios años de haberle dado clase; estaba como profesor en la Escuela Oficial de Idiomas (no recuerdo de qué localidad) y me dijo que ese curso, en las lecturas obligatorias de francés, habría una obra africana”.

Diaz Narbona transmite muchas cosas, entre ellas pasión. “La literatura (sea cual sea) o te emociona o no te es válida”, reflexiona para lanzarse a hablar de las obras que han ido apareciendo a comienzos del siglo XXI, sobre las que opina que “no me atrevería a generalizar, hay muchos condicionantes que, lógicamente, modelan la creación, además de la amplitud del término escritorxs africanxs. Uno que es determinante, es el lugar de instalación y / o el lugar de edición. No tiene nada que ver ser publicado en África o en París o Londres… Y aquí entraríamos en literaturas migrantes, afropolitanismo, afropeismo….. y el largo etcétera que, en definitiva, relacionamos con las identidades. Algo que es básico para nuestra forma de entender y ordenar el mundo que nos rodea”, concluye.

Todo el que ha conocido o trabajado con esta amante de las letras africanas destaca su generosidad, su mano siempre abierta para cualquiera que esté interesado y quiera compartir su pasión. “Divertida, comprometida, sabia”, resalta Aragón Varo, palabras que Marta Sofía López Rodríguez de la Universidad de León completa añadiendo que, sobre todo, ella estuvo en el germen del grupo de investigación internacional Afroeurope@s: Culturas e Identidades Negras en Europa. “Su inmenso saber y compromiso han movido montañas; su amor por África ha sido una infección que nos ha contagiado a mucha gente...”

Con el ánimo de que se expanda, es imposible no ceder a la tentación de que dé algunos títulos para aquellos que quieran iniciarse en estas lecturas: “Me quedaré muy corta; son muchos los nombres que se me vienen a la cabeza, pero citaré solo tres obras y por una razón cada una":

Más allá del Mar de Arena de Agnès Agboton: "Porque nos pone en la realidad del desplazamiento, de la mal llamada “integración” (cuando queremos decir asimilación)"

Las Tinieblas de tu memoria negra de Donato Ndongo: "Nos muestra un mundo, en el que estábamos y parece que no conocemos: la colonización española en Guinea Ecuatorial".

La maestra que me enseñó en una tabla de madera de Bahia Mahmud Awah. "Este homenaje a su madre plasma, con ternura, la vivencia del pueblo saharaui, otro gran desconocido a pesar de nuestra presencia colonial”.

Más allá de las horas de investigación, conferencias, congresos y ponencias, está la mujer que habla y transmite con pasión lecturas y escritores, dentro y fuera de las aulas. Escucharla y leerla es siempre un placer y un camino abierto para conocer más y mejor. Si se le pregunta qué es lo que aportan estas letras para llegar a tan profundo enganche. Ella se queda pensativa y con lentitud contesta: “Es otra manera de ver y definir el mundo. Esa manera que es absolutamente personal teniendo en cuenta que cada persona que escribe, pinta o modela es producto de una historia y de un aquí y ahora. Quizás eso es lo que aportan: un aquí y ahora que leemos desde otra perspectiva, complemento de la nuestra.

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