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El grupo colombiano Monsieur Periné tiene la receta de la felicidad de domingo

QUERIDO LUIS:

No es casualidad que te escriba un domingo. El domingo era tu día favorito de la semana, también el mío. Los domingos fuimos invencibles porque los inventábamos juntos.

Solo en domingo la casa olía a café y a tostadas compartidas, a sábanas mojadas, a pereza, ilusión, a planes en el sofá. La luz siempre entraba por la ventana de color naranja. Alguien hacía sonar la música cerca. Corría la tinta del vino y de las palabras por las paredes. No sentíamos hambre ni sed, nos saciábamos con la mirada. Nunca hacía frío ni calor, la temperatura era dulce. Nadie se atrevía a interrumpir nuestro sueño. El mundo giraba lento fuera, lo contemplábamos tras el cristal.

Los domingos eran un folio en blanco en el que escribir nuestra historia, una figura de arcilla que podíamos moldear con cariño durante 24 horas y regresar días más tarde a ella para recoger el tacón olvidado sin manchar el vestido.

Monsieur Periné presentará su último disco Encanto Tropical el 21 de marzo en la sala Joy Eslava de Madrid y el 22 en la sala Bikini de Barcelona

Un domingo de otoño nos conocimos en una estación de tren. Primero un par de frases, luego una discusión y finalmente un deseo incontrolable. Contigo aprendí que el amor existe y que tan pronto existe, se va. Da igual que te pongas de puntillas para agarrarlo.

Otro domingo, en verano, te dije adiós en el aeropuerto. Mientras tú te disponías a cruzar el Atlántico con la sonrisa puesta, yo derrochaba lágrimas desconsoladas sobre el suelo de la terminal. Observaron decenas de desconocidos pero se olvidaron tan rápido como el viento de mí. Los vi partir con sus piernas de gigante.

Por todo esto, te escribo hoy. No te asustes, no queda “te quiero” ni cuentas pendientes. Tampoco muero ni necesito tu dinero.

La razón de mi carta es mucho más sencilla. Esta soleada mañana de domingo he entrado en una floristería junto a Malditos Domingos y me he encontrado con una preciosa canción del grupo colombiano Monsieur Periné, “Bailar contigo”. Es tan domingo como lo fuimos nosotros.

Su música parece unas vacaciones, una playa de arena blanca. La voz las olas que se van, primavera, el primer día del verano de la infancia, un baño en el mar sin ropa al atardecer. Con la melodía dan ganas de enamorarse de un desconocido aunque solo dure una noche, pegar la mejilla y cerrar los ojos por última vez. Bailar contigo sin que importe nadie más.

Parecen tener la receta de la felicidad, una fuerza multicolor para romper la frontera y viajar en el tiempo. Hablan un idioma propio que sabe a agua fresca. Es utopía, encanto tropical, tierra mojada que sobrevive en la gran ciudad, alguien disfrutando a solas de un poema entre una multitud que mira sin descanso sus teléfonos móviles.

He deseado compartirla contigo y mi mano derecha se ha puesto a redactar la misiva sin pedir permiso. Será lo último que recibas por mi parte junto a la siguiente confesión: los recuerdos ya no duelen, huelen a gardenias y brillan como soles.

Recibe un cordial saludo. Feliz Domingo

P.D: Existe la vida más allá de este día, va dentro de una canción. Suerte.

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