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Jose Coronado no es el mismo desde su infarto

El actor lleva unos meses retirado en el campo disfrutando de su familia “y de la vida”, y comenzará el rodaje de una nueva película en abril

Jose Coronado en lel estreno de la última película de Almodóvar en Madrid. .
Jose Coronado en lel estreno de la última película de Almodóvar en Madrid. .Daniel Gonzalez (GtresOnline)
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Jose Coronado es un hombre inquieto por naturaleza, le cuesta estar parado y dejar de maquinar, pero la vida le dio un revolcón en forma de infarto de miocardio en abril de 2017 y aprendió a poner orden a sus prioridades. Cuando salió del hospital tras cuatro días escasos ingresado, lo hizo con una sonrisa y agradeciendo su interés a los medios apostados en la puerta. Se disculpó con los espectadores del teatro en el que estaba representando una obra que tuvo que ser suspendida, agradeció al centro en el que le operaron de urgencia y al SUMMA su “impecable atención” y se retiró a su casa para terminar de recuperarse.

Este miércoles asistió al estreno en Madrid de Dolor y Gloria, la nueva película de Almódovar, y sin complejos, casi como si se tratara de una misión de concienciación para el resto de los estresados mortales de esta sociedad cada más agónica, habló de su nueva vida tras incorporar un stend a una de sus arterias. Lo dijo en una entrevista con este periódico el pasado mes de agosto y lo ha repetido esta semana: se llevó un susto pero se lo terminó tomando como “una bendición”. “Lo único que hizo el infarto fue que me cuidase más y que valorase más la vida e incluso que sea más feliz”, ha dicho el actor.

La negra tormenta que le llevó al hospital trajo consigo una depresión que él mismo ha calificado “de libro”, de esas de las que no se escapa casi nadie que pasa por un episodio de este tipo y también la necesidad de estar consigo mismo una temporada. Una etapa de la que ha hablado sin complejos “por si puede ayudar a más gente”, en la que encontró bálsamo en sus dos hijos: Nicolás, de 31 años, fruto de su relación con Paola Dominguín, y Cadela, de 16, a quien tuvo con la actriz Mónica Molina. “Ahora sólo quiero alegría a mi alrededor. Y también, que venga lo que sea, pero que me pille sin culpas, con honestidad ante la gente que quieres, sin postureo”, le confesó en una entrevista a Jesús Ruiz Mantilla.

Nada de esto ha significado que Coronado se haya retirado y haga vida monacal. En 2018 ha protagonizado dos series de éxito: Gigantes y Vivir sin permiso, de la que ya ha grabado su segunda temporada, y el próximo mes de abril comienza el rodaje de una nueva película. Pero entre unas cosas y otras se ha tomado unos meses de calma: “De momento, estoy con la familia, en el campo y disfrutando de la vida”.

José Coronado y Álex González, compañeros de reparto en la serie 'Sin permiso'.
José Coronado y Álex González, compañeros de reparto en la serie 'Sin permiso'.Cordon Press

Ya no cierra los ojos, sino que es bien consciente de que ha vivido de forma estresante durante “los últimos dos o tres años y este descanso me lo pedía el cuerpo. Después del infarto, fundamentalmente priorizas y relativizas”, afirmó el actor a las puertas del cine madrileño.

No hay peligro de perderle de vista. Tiene pendiente el estreno de What about love, la película que rodó con Sharon Stone, la segunda temporada de Vivir sin permiso y algún que otro proyecto que está por formalizar. Mientras controla su tendencia a “no estar quieto” y disfruta de sus hijos, que son su ancla sentimental en estos momentos: “Es lo único capaz de estabilizar o desestabilizar mi vida”, dijo el pasado agosto a EL PAÍS. “Puedes superar la ruina o una enfermedad, pero lo que le pase a un hijo, o un desaire suyo, es mucho más duro que una paliza en la calle”.

Con su hijo Nicolás vive una relación más adulta. Él fue fundamental en la recuperación del actor: le ayudó a conectar con la meditación e incluso le acompañó a un viaje al Himalaya con Jesús Calleja. Candela, es su niña, la adolescente a la que trata y da la misma libertad que le dio antes a su hijo, pero por la que sufre por dentro cuando ve que crece o queda con algún chico: “Te jodes y la dices: ‘Sé prudente, mi vida’, y ya”, afirmó en la misma entrevista con este periódico. Ahora hace una reflexión parecida: “Mi hija pequeña ya tiene 16. Es toda una mujer. Está con su cole, muy bien. El problema es que vienen más adelantados que cuando yo tenía su edad. Pero tengo suerte”.

 

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