Todo pasa por el Tribunal de la UE
En sus 67 años de vida el tribunal de Luxemburgo ha sentado doctrina en materia laboral, ecológica o de inmigración
Desde asuntos de gran trascendencia económica y repercusión social hasta otros aparentemente menores y de corto impacto. En sus 67 años de vida, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha sentado doctrina en materia laboral, ecológica o de inmigración. Este organismo, con sede en Luxemburgo, ha adoptado decisiones que afectan a millones de españoles, como las abusivas cláusulas suelo aplicadas por los bancos a las hipotecas. Pero al mismo tiempo ha mediado en conflictos que parecerían peregrinos, como el registro de marca tridimensional del Kit Kat de cuatro barras.
Son dos casos extremos que sirven para ilustrar que todo cabe a la hora de pedir amparo al tribunal. Nada de lo que afecte a los ciudadanos, las empresas o las Administraciones le es ajeno a este organismo, encargado de garantizar que la legislación de la UE se interpreta y se aplica de la misma manera en cada uno de los Estados miembros. Tiene, además, la misión de resolver los litigios —que son infinitos y variopintos— entre los Gobiernos nacionales y las instituciones europeas.
El tribunal se ha pronunciado sobre la indemnización por extinción de contrato a determinados interinos, ha avalado la aplicación del derecho al olvido en Internet en contra de las pretensiones de Google, ha determinado que el canon digital incumplía la directiva europea de derechos de autor y ha dado el visto bueno a que las empresas puedan prohibir el uso del velo islámico en el trabajo.
También ha anulado el céntimo sanitario, un impuesto sobre los carburantes que aplicaban algunas comunidades autónomas y cuyos ingresos se destinaban a financiar la sanidad. Y con idéntica pulcritud ha mediado en el conflicto entre la marca Messi, registrada por la estrella del Barcelona para artículos y ropa deportiva, y Massi, una sociedad dedicada igualmente a prendas de vestir, calzado, cascos para ciclistas, trajes de protección y guantes. El organismo ha declarado legal el modelo de financiación de RTVE y ha tumbado las ayudas que otorgó Castilla-La Mancha a la expansión de la TDT con la misma contundencia con la que ha ejercido de árbitro en el conflicto entre la torta del casar y el queso de La Serena. Porque la vida cotidiana pasa por el Tribunal de Luxemburgo.
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