¿Qué fue de aquel feminismo de las Spice Girls que ruborizó al príncipe Carlos?
El grupo vuelve en la primavera de 2019 con su primera gira en once años, sin Victoria en esta ocasión y en un contexto completamente nuevo para ese "poder femenino" del que hablaban
Premios Brits, año 1997. Liam Gallagher no estaba presente en la gala. ¿El motivo? Lo explicó de una manera que por aquel entonces la prensa aceptó como otra de sus sobradas, pero hoy nadie le permitiría. Dijo, concretamente, que no acudiría a la gala porque “si me encuentro con las Spice Girls les daría un bofetón”.
Durante un encuentro entre las Spice Girls y el príncipe Carlos en 1997, Geri pellizcó el culo al heredero. La forma en que reventaron el protocolo y salieron triunfantes quedó para la posteridad como uno de los grandes momentos del pop de los noventa
Las Spice Girls acabaron ganando aquella noche el premio a Mejor Vídeo por Say you’ll be there y mejor sencillo del año por Wannabe. Al recoger este último, Mel C se acercó al micrófono antes de abandonar el escenario y grito: “Solo quiero decirle a Liam: ¡ven e inténtalo si te crees tan duro!”.
Pareció el momento en que, por fin, el pop femenino miró a la cara al rock masculino y le plantó pelea. El pop era el único terreno en el que las mujeres podían reinar y aparecer en las listas de superventas junto a los hombres (el rock de estadio siempre ha sido solo para ellos). Sin embargo, las mujeres en el pop casi siempre habían sido creaciones masculinas. O sea: ellos seguían al mando, solo que lo hacían en la sombra y poniendo como rostro visible a una o más mujeres de belleza canónica para las masas. Las Spice Girls siguieron esa corriente solo a medias: efectivamente se formaron tras responder a un anuncio puesto por dos productores (hombres) paras formar una banda femenina que compitiese con grupos de éxito como Take That o East 17, pero desde el principio comenzaron a escribir juntas sus propias canciones. El grupo dejó un hecho poco común: todas sus canciones de todos sus discos llevaban la firma de las cinco en los créditos de composición.
Otra escena poco común quedó para la posteridad como símbolo de los logros de estas cinco chicas que parecían haber surgido de la nada: su encuentro con el príncipe Carlos, ellas vestidas con chándales, llamativos escotes y trajes chaqueta de colores chillones, y él atolondrado ante esas cinco chicas que le habían plantado un beso en la cara y dejado su pintalabios grabado en su mejilla. La ejecutora de ese beso fue Geri Halliwell que, además, en ese encuentro, le pellizcó el culo al heredero. La forma en que reventaron el protocolo y salieron triunfantes quedó para la posteridad como uno de los grandes momentos del pop de los noventa.
"Pellizco el culo a todo el mundo", explicó Geri en una entrevista en Rolling Stone. "¿Por qué no voy a hacerlo con el príncipe?". El periodista le pregunta si haría lo mismo con el Papa. "¡Sí! No. Depende". Añade a continuación: "La gente intentaba frenar nuestras bromas. Pero solo es un hombre que, como todos los demás, quiere reírse".
“Somos una comunidad en la que cada una de nosotras brilla de forma individual, sin hacer que ninguna otra se sienta insegura. Nos liberamos mutuamente. Una comunidad tiene que ser liberadora”
Su éxito arrasador (es el grupo femenino más exitoso de la historia), unido a bofetones dialécticos como el que dedicaron al intocable Liam Gallagher o gestos tan espontáneos y atrevidos como meter mano a un futuro monarca, las convirtieron en las reinas de algo llamado girl power (poder de las chicas). Un grito convertido en merchandising, presente en camisetas, libretas, carpetas y gorras que levantó tantas pasiones como cejas. La autora Caitlyn Moran lo calificó como un sustituto de la palabra feminismo que desactivaba su verdadero significado. "Dejamos de usar la palabra feminismo en la época en que aparecieron las Spice Girls, que es una de las razones por las que me irritan, y empezamos a usar girl power".
Moran tenía razón en que el término girl power representaba todo lo malo del márquetin (resultaba artificioso y calculado), pero también lo bueno (se hizo masivo). Y al igual que Moran, que no venía del academicismo sino del periodismo musical, las Spice Girls no ejercían un feminismo intelectual resultado de leer a Gloria Steinam o Betty Friedan, sino uno inspirado por la observación, por sus vivencias y por su propia permeabilidad ante la cultura pop que habían mamado desde pequeñas. Aquellas cinco chicas querían ganar lo mismo que los roqueros y ser igual de famosos en su profesión.
Para datos objetivos, los números: su primer disco (Spice, 1996) vendió 31 millones de ejemplares. El segundo (Spice world, 1997), 20. Las cinco chicas se convirtieron en una máquina de hacer dinero y rubricaron, también, el triunfo de la clase media-baja británica. Mel B nació y creó en Harehills, un barrio de clase trabajadora en Leeds con una altísima tasa de delincuencia. Los padres de Emma Bunton eran una profesora de kárate y un repartidor de leche. Los de Mel C, un técnico de ascensores y una secretaria. Geri, de ascendencia española, creció en unas viviendas públicas. Únicamente Victoria tuvo una vida acomodada gracias a la empresa de electrónica que fundó su padre.
El nombre de Moran no es el de la única feminista que se cruza en el camino de las Spice Girls. En 1997 dejaron para la posteridad una de las entrevistas más curiosas y extrañas de la historia del periodismo musical cuando el británico The Guardian decidió enviar a Kathy Acker a entrevistar a las chicas. Poeta punk-feminista, performer y escritora experimental, Acker (que falleció pocos meses después de la entrevista debido a un cáncer) acudió al encuentro con cierta actitud cínica y una mochila de prejuicios, pero no pudo evitar quedarse fascinada con las chicas.
Es inevitable preguntarse si es justo pedir compromiso político a Geri, Emma, Victoria, Mel B y Mel C. Nunca nadie se lo ha pedido a los Backstreet Boys
“Somos una comunidad en la que cada una de nosotras brilla de forma individual, sin hacer que ninguna otra se sienta insegura. Nos liberamos mutuamente. Una comunidad tiene que ser liberadora”, le contó Geri. “Vivo con mi novio, pero sigo saliendo por la noche… coquetear es natural. Puedo salir toda la noche y volver a casa cuando quiera. Tu vida no tiene que cambiar porque estés con alguien”, sentenció Mel B. “Yo quiero tener restaurantes y coleccionar arte. Y una casa bonita y grande”, dijo Victoria. “Yo no sé lo que quiero hacer con mi vida”, musitó Mel C. “Yo quiero una familia enorme, como los Walton”, finaliza Emma.
“Me gustan estas chicas”, concluye Acker en el artículo. “Las Spice Girls son una voz que lleva muchos años reprimida. Las voces de mujeres jóvenes y, muy importante, de mujeres que no pertenecen a las clases con educación superior”. Las Spice Girls dejaron muchos mensajes positivos: éxitos como Wannabe o Spice up your life no hablaban de amor, sino de amistad y unión entre mujeres. No había una líder en el grupo que hiciera sombra a los demás: se trata, probablemente, del grupo femenino de la historia del pop en el que la atención estaba más milimétricamente repartida entre las cinco chicas. Su película Spice world fue masacrada por la crítica, pero permanece hoy como una de las pocas películas comerciales de los noventa que pasan (de hecho, revientan) el test de Bechdel: que haya más de dos personajes femeninos con diálogo en una película, que hablen entre sí y que cuando hablen no sea sobre un hombre.
¿Pero cuál es su legado? ¿Es el tan genérico girl power válido en una era de debates tan concretos y duros como la gestación subrogada o la justicia patriarcal? En una reciente entrevista en vídeo con el británico The Sun, el periodista les preguntó: “¿Hoy es girl power (poder de las chicas) o woman power (el poder de las mujeres)?”, con relación a la edad de las componentes del grupo, que roza los 45. “Es el poder de la gente”, responden ellas. “Si usamos la palabra feminismo, búscala en el diccionario y verás que habla de la igualdad entre hombres y mujeres. Es todo el mundo”. De Theresa May dijeron: “Es una gran bailarina”. Sobre el Brexit, que “la situación política es realmente difícil”. “Yo es que no vivo aquí”, apunta Mel B (reside en Estados Unidos). “Lo que pase, que pase. Lo importante es no estar divididos, permanecer juntos”, añadió.
O bien el girl power se ha vuelto blanco o, sencillamente, ha quedado como una ilusión de los noventa que ya no tiene cabida hoy. Geri, Emma, Victoria, Mel B y Mel C prefieren no mojarse políticamente. No tendrían por qué: nadie ha pedido a los Backstreet Boys que lo hagan. Por eso este artículo no cuestiona la vigencia del compromiso de unas mujeres, sino la durabilidad de una ilusión que se sembró en los noventa cuando niñas de todo el mundo cantaron: "¿Qué parte de no no has entendido?".
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