La industria 4.0
Los poderes públicos tienen que diseñar mecanismos que garanticen a todos los ciudadanos el acceso en igualdad de condiciones a las autopistas digitales
La quinta generación de telefonía móvil, conocida como 5G, ha sido el gran foco de atención de la edición de este año del Mobile World Congress (MWC). La más importante feria mundial del sector acaba de cerrar sus puertas con un nuevo récord de asistencia: casi 110.000 profesionales de más de 200 países se han dado cita en un escaparate privilegiado para operadores y fabricantes, un punto de encuentro global en el que exponer los desafíos que depara la transformación digital y las soluciones para afrontarlos.
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Superados los nubarrones que se cernían sobre el MWC por las tensiones derivadas de procés, Barcelona se ha consolidado como la capital del ecosistema móvil. No es poca cosa si se tiene en cuenta que dos tercios de la humanidad, es decir, unos 5.100 millones de personas, disfrutan de una línea con conexión móvil. El teléfono es hoy un aparato multifunción, donde quizá la voz sea lo de menos. Es a la vez cámara de fotos, reloj, agenda personal, quiosco de prensa e instrumento de pago en las cada vez más habituales operaciones de comercio electrónico.
En el horizonte se vislumbran las nuevas aplicaciones derivadas de la conectividad: desde la robotización hasta los coches autónomos, pasando por los drones o la realidad virtual. En esta edición del MWC se ha practicado una pionera intervención quirúrgica en remoto, practicada en el hospital Clínic. Un auténtico prodigio tecnológico, posible gracias a las redes 5G, que aumentan la velocidad de la conexión y minimizan el tiempo de respuesta.
Una derivada poco edificante del 5G es la guerra abierta entre EE UU y China a cuenta de Huawei, una de las empresas punteras en materia conectividad. Las nuevas redes van a ser un motor esencial en el crecimiento y los grandes fabricantes quieren tener un papel protagonista en el Internet de las cosas, el big data o la inteligencia artificial. Para evitar que se amplíe la brecha entre quienes utilizarán estas gigantescas autopistas digitales y el resto de los usuarios será necesario que los poderes públicos diseñen mecanismos que garanticen el acceso en igualdad de condiciones a todos los ciudadanos.
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