Madera y hormigón dan forma a esta casa arraigada en un robledal de la localidad chilena de Vilches. La vivienda del arquitecto Smiljan Radic es a la vez una cueva luminosa y un espacio abierto al patio. Un refugio familiar enclavado en la cordillera andina.
Construida en torno a un patio y con vistas a los Andes, esta casa de hormigón vertido a mano está forrada de roble y encajada en un robledal. Dos de estos árboles dan sombra al patio que, a su vez, ilumina todas las estancias. Desde el salón, la vista se alarga hasta la cocina y el dormitorio de los propietarios, Marcela Correa y Smiljan Radic. Cruzando el patio asoma el cuarto de sus hijos.Los dos lucernarios que se disparan hacia el exterior marcan la forma de la casa.Los tragaluces agujerean la cubierta de hormigón. Como hasta la zona no podía acceder un camión hormigonera, la estructura tuvo que ser construida a mano.La vivienda está protegida del exterior por la fachada forrada de madera y organizada en torno a la luz interior que atrapa el patio. Salvo el baño, toda la estancia tiene rincones, pero no particiones intermedias. Desde el salón —con suelo de hormigón, paredes forradas en roble y lámparas de Noguchi— pueden verse la cocina y los dormitorios.La cocina de acero inoxidable es el modelo b2 de la empresa alemana Bulthaup. Es trasladable y se completa con contenedores de madera de roble.La estancia tiene vistas al patio y está abierta al comedor y al salón.Un marco sobresale de dos de las fachadas de la casa para que, corriendo su cristalera, se pueda convertir el interior —en este caso, el dormitorio principal— en exterior.Un único mueble cama-cabezal-mesilla-repisa —ideado por los arquitectos— equipa el dormitorio principal, que casi parece suspendido en medio del robledal.El dormitorio de los hijos ocupa el pasillo que conduce al baño. Las camas, en voladizo, fueron también diseñadas por el arquitecto.
Como un bancal en medio del bosque, la alberca es a la vez piscina y mirador con vistas a la cordillera de la Séptima Región.