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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Más del 40% de la población española sufre pobreza energética

La pobreza energética en España podría ser responsable de unas 7.100 muertes prematuras al año

Juan Manuel Barrios

Imagínate esta situación. Es diciembre, diez de la noche, totalmente a oscuras llegas a casa y le das al interruptor de la luz. No se enciende. Vas a la cocina y tienes vitrocerámica. No puedes cocinar. Tampoco puedes calentar un vaso de leche en el microondas, porque te han desconectado la luz. El agua de la ducha sale fría o, en el mejor de los casos, te duchas cada tres días para ahorrar gas. La temperatura de tu casa está a 9 grados. En estas condiciones solo esperamos que no vivan bebés o personas mayores contigo, porque las cosas se pueden poner muy difíciles. Esta es la situación de pobreza energética más extrema que nos podemos imaginar y que afecta a cientos de miles de personas en España. La pobreza energética en España podría ser responsable de unas 7.100 muertes prematuras al año.

Según el Informe de Pobreza Energética en España 2018, de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), existe un total de 6,8 millones de personas, equivalente al 15 % de la población residente en nuestro país, que sufren temperaturas inadecuadas en la vivienda o retraso en el pago de recibos, o ambos. De estas, destacan los 2,8 millones de personas que declararon tener dos o más retrasos en el pago de recibos en los últimos 12 meses (el 6 % de la población). Asimismo, el 29 % de la población del país (13,2 millones de personas) estarían en dificultades de acuerdo con alguno de los dos indicadores principales propuestos para el enfoque de gastos e ingresos del hogar:

Realizando un análisis más fino de los datos, que tan solo se puede llevar a cabo a partir del año 2010, en España existen 19,1 millones de personas residentes que sufren condiciones de vida asociadas a la pobreza energética, es decir, el 41 % de la población residente. Casi la mitad.

Las clases de la pobreza energética

El estudio de la ACA diferencia distintos tipos de indicadores para medir la pobreza energética. Están las personas que no puede mantener su casa a una temperatura adecuada; la población con retrasos en los pagos de las facturas; las personas que se engloban dentro del epígrafe de gastos desproporcionados, que son aquellas a las que la factura les supone un gasto altísimo en función de sus ingresos; y la pobreza energética escondida, aquellas personas que gastan muy poco dinero en energía, porque no se lo pueden permitir, pero no salen en las estadísticas porque no tienen retrasos o dificultades manifiestas.

Pero además de las clases de pobreza energética, la propia pobreza energética responde a una cuestión de clase. EAPN, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza, afirma que la pobreza energética afecta a amplias capas de la sociedad, pero sobre todo a hogares con bajo nivel de ingresos, familias monoparentales (que suelen ser monomarentales), familias con menores a su cargo, personas jubiladas y personas mayores. Todas ellas tienen en común los bajos ingresos en la mayoría de los casos. Pero también cabe destacar que, según la ACA, el nivel educativo, la situación laboral, el tipo de contrato o el país de origen son indicadores sociodemográficos que también afectan en este tipo de pobreza.

Precios desorbitados en proporción a las rentas

Según Eurostat, España es el cuarto país de la Unión Europea con la electricidad más cara, detrás de Dinamarca, Alemania y Bélgica. La encuesta de presupuestos familiares (EPF) del Instituto Nacional de Estadística (INE), afirma que el gasto de electricidad se situó en 745,9 euros, un 55,6 % más caro que hace 10 años. El salario medio de los hogares españoles, sin embargo, está por debajo de la media de la Unión Europea.

Es necesario revertir esta situación y, aunque la Unión Europea reconoce que las Administraciones Locales en España han avanzado en ello, también destaca que no ha hecho lo propio el Gobierno Central. Sin embargo, la Constitución española reconoce el derecho a la vivienda digna y adecuada, y el número 7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) reconoce el acceso a la energía asequible. El autoconsumo de energía solar fotovoltaica puede ser una solución para la pobreza energética que afecta al 40 % de la población. España es uno de los países con más horas de sol de la Unión Europea. Mario Sánchez-Herrero, co-director de ecooo afirma que “el status quo de la energía fósil defiende que tan solo podrán pagarse los paneles solares los ricos, y que por tanto, las diferencias sociales se harán más profundas. Sin embargo, esto no es así, el Estado tiene la capacidad bien mediante subvenciones, bien mediante avales bancarios, de dar prioridad a las personas, barrios o pueblos con rentas más bajas. La Administración tiene un papel fundamental, lo que se necesita es voluntad política”.

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