Paula Echevarría habla sobre la cara menos amable de la fama
Aunque celebra que su popularidad sea inherente a su exitosa carrera, la actriz confiesa que en ocasiones tiene que decir basta, sobre todo cuando afecta a su hija Daniella
Aunque habitual de eventos y photocalls, es poco frecuente ver a Paula Echevarría sentada en un plató, charlando tranquilamente sobre su trabajo y su vida. Eso fue lo que hizo el domingo por la noche con Risto Mejide en el programa Chester, de Cuatro. Porque ahora Echevarría es una fija de las cadenas de Mediaset: ella misma contaba a principios de 2018 que había firmado un contrato por tres años con la cadena. Así, hace unos meses rodaba Ola de crímenes, de Telecinco Cinema, y desde hace varias semanas encarna a una paracaidista en la ficción de Telecinco Los Nuestros 2.
Sentada junto a Mejide en el plató, Echevarría habló de sus proyectos laborales, en especial de estsa nueva serie, pero también de su vida personal, de sus parejas, de su relación con los fotógrafos o de su hija, Daniella, de 10 años. Ataviada con un vestido blanco con lunares de colores de María Escoté y con el pelo recogido en una coleta con un gran lazo negro, le confesó a Risto Mejide que "tenía ganas de un cara a cara". "Estoy muy bien. Muy bien, muy bien, muy feliz, contenta. Estoy en un momento de mi vida de paz. Igual con 15 años lo último que desearía sería paz. Pero con esta edad...". También asegura que le gusta la estabilidad y estar cerca de los suyos, algo que ha conseguido.
Ella aseguró que no se siente "enjaulada". "Pero siempre das lo que se espera de ti...", cuestionaba Risto Mejide. "Si doy lo que se espera de mí es porque se espera de mí lo que soy", reflexionaba ella, asegurando que su postura era siempre natural, y que lo que le asusta es, precisamente, dejar de serlo. "Puedo decirlo alto y claro a mi edad que en todos estos años nada me ha cambiado. La presión no me ha podido y soy lo que quiero ser", afirmaba, asegurando que "el mundo de las redes te condiciona". "Si eres natural y muestras lo que eres hay veces que no se acepta, que la gente espera otras cosas".
Respecto a su carrera, Echevarría afirmó que ella nunca quiso ser famosa, sino actriz. "Yo quería ser actriz. Quería tener una profesión", contaba. "Mi abuela decía que iba a ser artista", afirmaba ella, que asegura que lo que más le gusta es preparar sus personajes, que es algo con lo que disfruta enormemente, como lo hizo con su entrenamiento militar para la serie que ahora emite Telecinco. "A Rodolfo [Sancho, compañero de Los Nuestros 2] y a mí nos salió un callo en la mano de quitar y poner un cargador de un kalashnikov", contaba sonriente. "Mis personajes me han rescatado a mí misma", reflexionaba Echevarría sobre cómo la han animado en momentos difíciles en lo anímico.
Echevarría habló también de su imagen de marca, y se analizó cómo se ha convertido en una persona que gusta a un amplio espectro de gente. Ella asegura que no tiene a nadie detrás ("yo necesito cancha"), por la naturalidad y por el largo plazo. "Yo genero muchos haters", decía ella. "Es imposible gustarle a todo el mundo". Pero tampoco le tiembla el pulso a la hora de bloquear a gente en redes sociales cuando se le falta el respeto, que no cuando opinan de ella.
Su relación con los paparazis no es idílica, y a algunos ha tenido que pedirles respeto y espacio. Ella misma sabe que forma parte del negocio, ("esa parte la tengo superasumida"), pero con unos límites. El año pasado grabó y colgó un vídeo en Instagram llevando a su hija a Urgencias... porque entonces se encontró con un enjambre de fotógrafos. "Grabé eso porque me pareció tan inhumano que una niña que está mala y va al médico, o en el parque, tenga que pasar por eso... No todo tiene precio", aseguraba. Por eso no se hace fotos cuando va por la calle con ella y se lo piden. "Imagínate cuando íbamos David [Bustamante, su exmarido] y yo con ella... Si no era uno, era otro o eran los dos. Pero al final la sensación que tenía ella... Al final fue la que nos pidió que no nos hiciéramos más [fotos]". Eso ocurrió hace un par de veranos, y la pequeña se cansó de que siempre la apartaran, la retiraran, para que no saliera en la foto. "Todo el rato apartándola, y llegó un momento en que la niña empezó a llorar y dijo: 'Por favor, basta'. Para que tú o tu niña estéis contentos, la mía está llorando".
Al hilo de eso, Echevarría aseguró que no montó un photocall en la comunión de la pequeña, celebrada en junio de 2017, sino que había tal cantidad de fotógrafos esperándoles que decidieron posar ante ellos "por minimizar la situación". "Si llegas a la iglesia y te encuentras que hay 50 fotógrafos y cámaras de televisión, y para que no se monte un follón, y te van a grabar sí o sí, porque no se van a ir sin la imagen, lo mejor que puedes hacer es pararte, posar, que tengan su foto, que tengan su vídeo y ya", explicó.
"Hemos confundido en este país vida íntima con vida interior. Y no tienen nada que ver. Con quien te vayas a la cama a mí me da igual, pero apuesto por hablar de la vida interior", contaba Mejide. "Eso es el corazón de verdad, la vida íntima de la gente no la sabemos", replicaba Echevarría, afirmando: "De mí se han dicho tantas cosas que no tengo ni para enumerar. De todo lo que han dicho de mi vida han dicho un 10% de verdad. A veces aciertan. A veces. El resto, ni tiene nada que ver conmigo, ni tiene nada que ver con mi situación... Nada. El 90% de las veces. Y yo no me creo las noticias hasta que la persona indicada me diga que es verdad".
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