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Columna
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No es fácil

Tendrían que poseer una sabiduría de la que a lo mejor carecen, pero que podrían adquirir en un curso acelerado de gramática

Juan José Millás
Congreso de Podemos en Vistalegre, Madrid.
Congreso de Podemos en Vistalegre, Madrid. Claudio Álvarez

Se entiende por gramaticalización el proceso por el que una palabra sacrifica su significado a una función gramatical. Un lingüista diría, con mayor acierto, que pierde su categoría léxica para adquirir una categoría funcional. El ejemplo clásico es el del verbo haber, que en su día quería decir tener o poseer y hoy se utiliza para formar los tiempos compuestos. Hay algo profundamente enigmático en esta metamorfosis en la que la capacidad expresiva muta en magnitud utilitaria. Me pregunto si en la naturaleza se producen alteraciones semejantes y si yo mismo, por poner un ejemplo, renunciaría a ser Juan José Millás para devenir mera pieza de cohesión al servicio del sistema en el que vivo. Es cierto que cada uno de nosotros, sin dejar de ser Fulano de Tal, puede desarrollar un papel, digamos, sintáctico: el de padre, hermano, hijo, concejal de Cultura, empresario de pompas fúnebres, cocinero, etcétera. Pero de lo que aquí se habla es de perder por completo la condición de Fulano de Tal para transformarse en mero tornillo, en tuerca, en bisagra, en algo, en fin, que articule y dé sentido a una unidad de mayor alcance.

Tal vez los santos sean capaces de tamaña proeza, no lo sé. No debe de ser fácil donar la identidad a una causa. Ahora mismo, para salir del atolladero frente al que se encuentra la izquierda en Madrid, necesitaríamos santos laicos, dispuestos a desistir de su individualidad para erigirse en simples herramientas, sin otro cometido que el de una conjunción copulativa. No es fácil sin duda dejar de ser Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Irene Montero, Manuela Carmena o Ángel Gabilondo. Tendrían que poseer una sabiduría de la que a lo mejor carecen, pero que podrían adquirir en un curso acelerado de gramática.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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