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La vida del músico al que adoran los críticos es un drama

Su hija se murió días después de nacer, tuvo que cuidar a su madre tras una parálisis cerebral, tiene problemas con el alcohol... El inglés Joe Talbot es el líder de Idles, el grupo al que los especialistas no paran de alabar

Mariano Ahijado
Joe Talbot posa para ICON en una de las esquinas más inmundas del barrio madrileño de los Austrias. Lo hizo sin rechistar, siguiendo las órdenes del fotógrafo.
Joe Talbot posa para ICON en una de las esquinas más inmundas del barrio madrileño de los Austrias. Lo hizo sin rechistar, siguiendo las órdenes del fotógrafo.Foto: Gianfranco Tripodo

Suele resultar pesado cuando alguien da lecciones de vida. Pero si con 33 años se te ha muerto una hija al nacer, has cuidado de tu madre la mitad de tu existencia tras quedar ella impedida por un derrame cerebral y has tenido problemas con el alcohol, tal vez sea conveniente escuchar con atención. “Antes mi pareja me contaba un problema y yo intentaba arreglarlo. Ahora he aprendido a cerrar la puta boca y escuchar”, cuenta Joe Talbot, líder de Idles. Pocos grupos reciben tantos parabienes por parte de los críticos. 

“Cuando yo le contaba a alguien que estaba cabreado con mi madre por ser una alcohólica, es probable que esa persona me juzgara. Está bien. Lo que me importaba de verdad era que me escuchara, que estuviera callada”. Chuck Palahniuk, autor de El club de la lucha, admitía al presentador Joe Rogan que era mala persona porque en algún momento había deseado que su madre dejara de existir. “Yo también he tenido ese sentimiento. Me enfadaba con mi madre y la culpaba, pero porque la quería. Si no no habría estado todo este tiempo a su lado. Chuck no es mala persona por eso”. La madre de Talbot murió en 2017 y con sus cenizas se fabricó, literal, una edición especial de 100 vinilos de su primer largo, Brutalism, para simbolizar la importancia de su progenitora.

Idles ha publicado su segundo álbum, Joy as an act of resistance (PIAS), un disco en el que se abordan temas como la inmigración, el Brexit, la identidad de su país o la masculinidad, pero con un aire burlón, cómico en ocasiones. Talbot ha pasado demasiado tiempo enfadado y ensimismado. “Hay algo relacionado con la masculinidad que te hace mantenerte callado. No quieres convertirte en una carga”.

“Cuando yo le contaba a alguien que estaba cabreado con mi madre por ser una alcohólica, es probable que esa persona me juzgara. Lo que me importaba de verdad era que me escuchara, que estuviera callada”

El vocalista cuenta que el libro The descent of man (Descenso del hombre), de Grayson Perry, le ayudó a darse cuenta de que todo lo que implicaba era tóxico. “No tiene nada bueno. La manera en la que se comporta la gente no debería estar condicionada por su género”. En Samaritans, Talbot canta: “[La masculinidad] es por lo que no ves a tu padre llorar”. “Yo no puedo esperar que el mío, que tiene 65 años, cambie. No podemos atacar a la generación anterior, tenemos que enseñarles a través de ejemplos”, explica este hombre que antes de meterse en el estudio a grabar el disco limpiaba culos de adultos enfermos. “No pido perdón por ser hombre ni por pertenecer a la clase media ni por haber tenido una buena educación o una buena casa. Solo quiero utilizar estos privilegios para mejorar la vida de mi gente y con suerte, a través de los impuestos, la de mi país”.

Tras girar sin tregua durante 2018 y con 53 conciertos programados para este año, Talbot estaba deseando volver a casa para descansar e intentar dejar de beber otra vez. Pero nada que ver con esas chorradas de dry January (enero seco) o October sober (octubre sobrio). “Me tiré siete u ocho meses sin probar ni gota, pero he vuelto. Estar de gira es muy duro”. Talbot vive con su pareja en Bristol, una ciudad de medio millón de habitantes en el suroeste de Inglaterra. “Tiene su propia identidad. En Londres, en cambio, es difícil tener sentimiento de pertenencia. La capital es para gente rica. Bristol es mejor si eres pobre. Los ciudadanos tienen menos ansiedad, son más felices”.

En Bristol se originó el trip hop a principios de los noventa con bandas como Massive Attack o Portishead y también es la casa de Banksy, el artista callejero anónimo más popular. Pero esta ciudad que linda con Gales también es conocida por su puerto, al que arribaban esclavos procedentes de África con destino el Caribe en el siglo XVII. Trescientos años después, en esta urbe próspera y multicultural, el 61,8 % de los votantes eligieron permanecer en la UE, una de las cifras más altas de Inglaterra. “Aquellos que pedían el voto a favor del Brexit no pudieron explicarlo ni durante la campaña ni después. Es estúpido. Cuando se tiene miedo se toman decisiones peligrosas. Mucha gente trabajadora votó irse de la Unión Europea porque querían un cambio. Estaban hartos de los recortes. La austeridad es algo repugnante”. Talbot concluye sin sorna: “A pesar de todo esto hay esperanza. El socialismo cogerá carrerilla de nuevo”.

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