Scarlett Johansson se rinde ante los vídeos porno que usan su imagen
Uno de los montajes que utiliza el rostro de la actriz tiene más de 1.5 millones de visualizaciones
Scarlett Johansson está acostumbrada a las miradas. Su éxito en taquilleras películas como Lucy y la saga de Los Vengadores la han catapultado a uno de los mejores momentos de su carrera, e incluso la han convertido en la actriz mejor pagada del último año con 40,5 millones de dólares (35,6 millones de euros) embolsados. Sin embargo, ahora la intérprete, de 34 años, se ha convertido en protagonista de un tipo películas de las cuales no quiere ser parte: la pornografía.
En el pasado, los instrumentos digitales como el Photoshop ya habían permitido montajes fotográficos en los que el rostro de una persona era colocado en el cuerpo de otra, pero ahora la tecnología ha dado un paso más allá para permitir montajes en vídeos comprometedores. Johansson es la última víctima de un fenómeno que se conoce como deepfake (absolutamente falso), en el que se utiliza un software de inteligencia artificial para crear vídeos eróticos falsos con el rostro de celebridades y de mujeres que están lejos de los focos mediáticos. Solo en un año, la intérprete de Her ha sido víctima de este tipo de montaje en más de una decena de ocasiones, uno de los cuales tiene más de 1.5 millones de visualizaciones, al ser vendido como una película casera filtrada.
"Creo que es inútil el intentar perseguir esto de forma legal, sobre todo considerando que el Internet es un vasto agujero de oscuridad que se come a sí mismo", sostiene la actriz a The Washington Post. "No hay nada que pueda evitar que alguien corte y pegue una imagen mía o de cualquiera, ponerla en un cuerpo diferente y hacerlo parecer lo más realista posible. El tratar de protegerte a ti mismo del Internet y su depravación es básicamente una causa perdida", agrega.
La percepción pesimista de la actriz no se aleja de la realidad. Según el diario estadounidense las alternativas legales que tienen las personas afectadas como Johansson son muy pocas. Debido a que se trata de creaciones nuevas difíciles de rastrear y que utilizan fotografías públicas, se pueden considerar como libertad de expresión. "El Internet es uno de los tantos lugares donde el sexo vende y donde las personas vulnerables pueden ser un objetivo. Cualquier hacker puede robarte la contraseña y robar tu identidad", advierte la actriz. "Es solo cuestión de tiempo antes de que cualquier persona pueda ser víctima" de este tipo de manipulación, afirma.
Esta no es la primera vez que Johansson tiene que lidiar con este tipo de abuso a su imagen. En 2011 ella fue parte de las más de 50 estrellas, cuyas fotografías personales fueron filtradas por un hacker llamado Cristopher Chaney. Las imágenes, en las que la actriz aparecía desnuda, volaron como pólvora en las redes y terminaron con una sentencia de 76.000 dólares de multa y 10 años de prisión para el filtrador. “Solo porque estés en el ojo público o porque seas actriz y hagas películas no significa que no seas dueño de tu propia privacidad. No importa el contexto, cuando eso se vulnera sientes la injusticia, sientes que está mal”, dijo entonces.
Pero si bien la actriz teme que ya sea demasiado tarde para que cualquiera pueda protegerse de este "abismo virtual sin ley", afirma que el daño causado a su imagen es mucho menor del que la gente cree. "Por más denigrante que esto sea, lo cierto es que no me afecta tanto como la gente asume, porque la verdad es que no soy yo en una película porno", afirma. "Para mí es inútil [intentar solucionarlo], pero claramente es diferente para alguien que puede perder su trabajo si su imagen es utilizada de esa forma", concluye.
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