Pasaporte y calidad humana
Si la calidad humana no guarda relación con el fortuito lugar del planeta en el que se haya nacido, el color de la piel elegido por la naturaleza o el idioma en el que se sueñe, ¿por qué son cuestiones capaces de despertar sentimientos de desprecio hacia una persona de la cual no se sabe ni tan siquiera el nombre? Es entendible que una acción, una frase o una mirada puedan actuar como una corriente repentina de aire que empuja y abre la puerta al recelo, en cambio, fundamentar el prejuicio y la desconsideración en el azar biológico o geográfico es algo de difícil comprensión. El pasaporte pone cara e indica la procedencia de las personas, pero no revela información acerca de quiénes somos en realidad.
Alejandro Prieto Orviz, Gijón (Asturias).
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