El año en blanco y negro de Malú
La artista ha presentado su primer disco en tres años y ha retomado una gira que tuvo que aplazar tras un complicado accidente; además, ha cerrado su etapa en Telecinco
Ha parado y ha cogido aire. Malú ha vivido unos años complejos y con el freno puesto, y 2018 estaba destinado a ser su año, el que reclamaba después de tres sin entregar un trabajo musical completo. Eso lo hizo a mediados de septiembre con Oxígeno, una autobiografía musical —hasta en el título— en 11 canciones, su álbum más desnudo y personal, como ha contado ella misma desde que empezó a promocionarlo. Desde entonces, el año tenía que ir rodado, ser de color de rosa. Pero los últimos meses han sido más agrios que dulces para María Lucía Sánchez Benítez.
La casi niña que debutó con 16 años gracias a ese tema que le regaló Alejandro Sanz, Aprendiz, que dos décadas después sigue cerrando sus conciertos, esa que lleva ya 20 años sobre los escenarios, ha visto como en apenas tres meses se materializaban las mayores alegrías y los más funestos temores que puede tener un artista. Ha logrado llenar estadios tras cancelar conciertos, y ha estado en el foco del crítico huracán de las redes sociales.
El primer palo venía pocos días después de presentarse su disco. Llegaba su Oxígeno pero se le iba La Voz. Un encontronazo con el consejero delegado del grupo Mediaset, Paolo Vasile, la ha sacado no sólo del formato de Telecinco del que ha sido jueza durante años, sino que la ha vetado en todo el grupo, Cuatro incluida. Mediaset ha decidido no comentar nada al respecto, pero fuentes del entorno de la cadena afirman que, tras el paso de La Voz al grupo Atresmedia, Telecinco se hacía con un formato similar llamado Idol —cuya fecha de estreno es desconocida— y que Vasile le pidió a la cantante que formara parte del espacio en su versión infantil. Ella se negó y se desató el incendio. Si algún asiduo a la cadena ha echado de menos ver a Malú presentando sus nuevos temas en habituales de la casa como Viva la Vida, ahí puede encontrar la respuesta.
Convertida ya en número uno de ventas y habitual en entrevistas y reportajes, quizá fue la naturalidad o quizá la retranca la que le hizo atacar (con o sin intención, nadie lo sabe) a Amaia Montero. Lo curioso fue que la entrevista que dio Malú en la que hablaba de Montero fue una más de su promoción, y nadie notó ese supuesto ataque hasta que la damnificada lo hizo notar. "A la Victoria's Secret de Malú: ojalá todas fuéramos tan guapas y sobre todo tan delgadas como tú!", escribía la exvocalista de La Oreja de Van Gogh en Twitter, sin que nadie supiera a causa de qué tanto alboroto.
El detonante fue una cuestión planteada en una entrevista a Malú en el diario El Español. "¿Por qué a las cantantes mujeres se les cuestiona constantemente su físico, su edad, por qué se fijan en su peso o en su ropa? Tenemos el caso reciente de Amaia Montero, que se ha quejado de ese examen constante porque ha llegado a pasarlo realmente mal", preguntaba la periodista. "Ya", responde Malú. "pero es que a ver cómo te lo explico. A Adele nadie le dice nada". "¿Por qué sucede eso?", continuaba la entrevistadora. Entonces, la sobrina de Paco de Lucía afirmaba que seguía habiendo una "parte machista, porque luego hay muchos cantantes que físicamente no están para arañarte la cara y nadie los critica", y aseguraba: "Yo me he negado durante toda mi vida a ese tipo de canon, es que te destruye. Y lo de Amaia Montero me parece genial: ¿por qué Amaia tiene que estar delgada? ¿Por qué? ¿Por qué una cantante tiene que estar delgada?".
La bomba estalló y Malú hizo lo mejor que podía: dar la callada por respuesta. Mientras, Montero se paseaba por las redes y los platós demostrando su indignación y dando así un empujón a la promoción de su nuevo tema. "Ni protagonismo ni hostias", aseguraba la vasca, "me ha llamado gorda y punto". Una salida de tono que para algunos podría resultar excesiva y que quizá guarde relación con aspectos o personas de su pasado: Gonzalo Miró, con el que ambas mantuvieron sendas relaciones sentimentales: Montero entre 2008 y 2011 y Malú entre 2015 y 2017.
Malú decidió mantenerse al margen de la polémica y abrir la boca solo para cantar... hasta que las circunstancias la obligaron a lanzar un triste comunicado a sus fans. Apenas 15 días después del rifirrafe explicaba entre lágrimas que debía, si no cancelar, sí posponer su gira a causa de una complicada y dolorosa rotura de ligamentos, de la que luchó por recuperarse en tiempo récord.
No se dejó vencer. En un mes volvía a estar en la carretera, presentando su 12º disco y su gira en Málaga, primero y luego en Coruña, Sevilla, Barcelona... hasta que llegó a Madrid, con dos megaespectáculos en el WiZink Center —antes Palacio de los Deportes— donde vendió hasta la última entrada. De hecho, es la única artista femenina que ha llenado el recinto con cuatro conciertos de distintas giras en un mismo año. Poner en marcha su engranaje conlleva nueve músicos y 150 trabajadores, que pueden llegar a 250 en grandes recintos; de hecho, ha ampliado 10 fechas más en España en 2019 y cuatro en América Latina. Una cantidad ingente de gente que logra que sus giras acumulen más de 500.000 espectadores y que tengan hasta carácter solidario: para este Oxígeno Tour ha pedido a los asistentes que lleven alimentos no perecederos para el Banco de Alimentos. Sus fans se han volcado: ya lleva recogidos 7.000 kilos.
Unos fans que se entregan a la causa y que esperan horas, días, por ella. En Málaga, ciudad que acogía el concierto inaugural de la gira el 19 de octubre, la gente acampaba para verla desde finales de agosto, 50 días antes de la fecha del concierto. Cuando se retrasó al 9 de noviembre, sus seguidores suspiraron decepcionados por el esfuerzo y el tiempo perdido. Ella habló con el club de fans y prometió recolocarles en primera fila, en un generoso gesto.
Una actitud muy distinta de la que suele mostrar con otros aficionados, como los de La Voz, que aguantaban las grabaciones hasta las dos de la mañana sólo por verla y saludarla al final. Mientras que, sea la hora que sea, David Bisbal, Luis Fonsi o Antonio Orozco siempre tienen un momento para hacerse un selfie o firmar algún disco, ella suele meterse en el coche e irse lo más deprisa que puede del programa. Cuando todavía acudía al programa.
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