Seis ciudades a las que les sienta muy bien el frío navideño
Lejos de ser un impedimento, a las ciudades norteñas la llegada de las nieves y el frío les sienta muy bien. Las luces cálidas y el ambiente navideño las hacen aún más atractivas en estas fechas
Para los habitantes del sur de Europa el invierno es un inconveniente climático que solo trae de bueno que pasa rápido. Sin embargo, quienes viven en climas más fríos tuvieron que hacer de la necesidad virtud y aliarse con esas temperaturas para convertirlas incluso en reclamo turístico. En contra de lo que pueda parecer las capitales nórdicas o centroeuropeas, o incluso Nueva York, son más bonitas y atractivas con nieve que sin ella.
Helsinki
Helsinki es una ciudad equívoca. Los visitantes poco informados pasean por su casco antiguo, en torno a la catedral luterana y los edificios neoclásicos de impronta zarista que dejó siglo y medio de dominación rusa. Suben y bajan un par de veces desde el puerto hasta los almacenes Stockmann por la populosa Explanadii, y ya está. Se van con la idea de que la capital finlandesa no da más de sí. Sin embargo, a poco que se rasque en su fachada funcional, Helsinki depara uno de los pulsos culturales más intensos de Escandinavia. Muy en especial, en Navidad, cuando la ciudad se transforma. La naturaleza finlandesa es muy oscura en otoño y el ambiente es un poco depresivo. Pero cuando llegan las primeras nieves, todo se vuelve más luminoso, los finlandeses se sienten más felices y la población entera parece estar en la calle. Los lagos —y el mar— de la ciudad se congelan y se llenan de patinadores de todas las edades. La agenda cultural se intensifica también en Navidad: baile, teatro, conciertos, ópera, programas con los niños, diferentes happenings. En la explanada del puerto se instala todos los años un mercadillo en el que se puede encontrar pescado, por supuesto fresquísimo, pero también gorros de piel, flores secas, productos de agricultura biológica... Los finlandeses parecen inmunes a los muchos grados bajo cero que puede llegar a soportar la ciudad. Aquí la Navidad se vive al aire libre. Puedes encontrar información de los mercadillos navideños de Helsinki aquí.
Múnich
La Navidad se celebra en Alemania con un calor inusitado. Las frías temperaturas no impiden que los alemanes visiten a diario, sobre todo a partir de las cuatro de la tarde, cuando acaba la jornada laboral, los muchísimos mercados de Navidad que se instalan en todas las ciudades. El Christkindlmarkt de Múnich, la capital bávara, es uno de los más antiguos y representativos: se celebra desde 1310. Durante las cuatro semanas del Adviento, el centro de Múnich se llena de luces cálidas y motivos navideños y la ciudad rebosa de ambiente. Hay música y mucho glühwein (vino caliente), que la tradición manda agarrar fuerte con las manos para calentársela con la propia taza. Se venden productos gastronómicos (castañas, chocolates, panqueques…) y también motivos de decoración para la casa y el árbol de Navidad. Suele haber también un programa muy amplio de actividades culturales, cantos corales, obras para los niños. Son famosos también los mercadillos de Berlín, Nüremberg y Rüdesheim. En este enlace puedes encontrar información sobre los mercados de Navidad en Alemania.
Estocolmo
“La capital más bella de Europa”. A los suecos les gusta recalcar con esta frase las excelencias de su ciudad. Pero cuando el viajero llega a ella en pleno invierno comprende de forma rápida que la frase no es solo un reclamo publicitario. Estocolmo es una ciudad bella, majestuosa. Lo es en verano, cuando la vida se desliza suave por la multitud de islitas y canales que rodean el casco histórico. Y lo es más aún en invierno, cuando miles de luces cálidas de restaurantes, tiendas y museos exorcizan el blanco impoluto de la nieve que cubre sus calles hasta componer una escena navideña perfecta. Un ritmo vital que lejos de amilanarse por las condiciones climáticas se alía con ellas para hacer la ciudad aún más cálida y acogedora en pleno invierno. Los dos mercadillos de Navidad más concurridos son el de son el de la plaza Stortorget —en el corazón del bellísimo barrio medieval de Gamla Stan— y el mercado de Navidad de Skansen. Hay vino caliente, artesanías, decoración navideña y puestos donde probar las delicatessen invernales suecas, entre ellas, las salchichas de carne de reno o alce.
Innsbruck
Como en un cuento de hadas o de princesas, Innsbruck, la capital del Tirol austríaco, levanta sus cúpulas verdosas hacia un escenario perfecto de montañas nevadas. Un anillo de crestas afiladas y laderas que mudan del verde al blanco según la temporada y que la convierten en una de las ciudades más bellas del mundo. Tanto, que resulta difícil escapar a los tópicos y a los clichés a la hora de describirla. Pero es que Innsbruck es realmente bella. Más de 70 puestos con artesanía, motivos navideños y comida típica se instalan por las calles medievales del centro, en especial junto al Tejadillo de Oro y la calle Kiebachgasse. La música navideña invade todos los rincones de la ciudad. Y de telón de fondo, las montañas nevadas del Tirol. ¿Habrá postal de Navidad más perfecta? Para comer recomiendo el Goldener Adler, el restaurante más antiguo de Innsbruck: casi 600 años sirviendo menús. Y para tomar el postre: la cafetería Sacher, en los bajos del palacio imperial. Un lugar perfecto para sentarse en sillones de terciopelo de aire decimonónico y pedir un café vienés acompañado del más famoso pastel de chocolate del imperio austro-húngaro: la tarta Sacher. Tourist Forum es una empresa que organiza viajes a Innsbruck y Tirol en esta época.
Praga
La plaza de Staré Město es el corazón de la ciudad vieja praguense. Y en Navidad se llena de casetas de madera que vende adornos navideños, salchichas, trdelník (rolos de masa dulce), figuritas de cristal de Bohemia, ropa de temporada, vino caliente o licor de miel. Es uno de los mercadillos checos más bulliciosos, pero no el único en la ciudad. Se instala otro casi igual de grande en la plaza de Wenceslao y otros dos más pequeños en Havel y la plaza de la República. El de la plaza de Staré Město lo preside un gigantesco árbol de Navidad, recortado sobre la soberbia fachada de la iglesita de Týn. En estas fechas se hace además imprescindible acudir a alguno de los muchos conciertos de música clásica que a diario se programan en las iglesias. Por ejemplo, en la de Santiago el Mayor, de finales del siglo XVII, en la que destacan sus magníficos frescos. Cada sábado por la tarde acoge conciertos de música sacra, algunos de los cuales incluyen el sonido de su extraordinario órgano. Está cerca de Týn, en una callejuela que se abre en su parte posterior, Malá Štupartská. Si quieres información sobre planes navideños en Praga consulta aquí.
Nueva York
En la "capital del mundo" hace un frío a veces extremo a finales de diciembre, pero es temporada superalta: en Navidad y Año Nuevo la ciudad adquiere otra dimensión. El epicentro navideño es el Rockefeller Center, un conjunto de 14 edificios conectados a través de pasillos subterráneos que cobra especial protagonismo al llegar la Navidad. Allí se monta el árbol de Navidad más grande y famoso de la ciudad, cuya ceremonia de encendido, retransmitida por todas las televisiones, supone el inicio oficial de las fiestas navideñas para todo el país. También se monta una pista de patinaje sobre hielo. Y al contiguo Radio City Music Hall llega, como todas las Navidades, el Radio City Christmas Spectacular, un espectáculo musical a cargo de la compañía de baile de precisión The Rockettes que es tan sinónimo de Navidad en Nueva York como Papa Noel. Times Square es el lugar más icónico del mundo para celebrar Año Nuevo (eso sí, si consigues acceder a la plaza). Unas fechas perfectas para descubrir los barrios más emblemáticos de la Gran Manzana, subir a los altos del Empire State Building o ir de compras por los grandes centros comerciales neoyorquinos. Aquí puedes consultar todos los planes de la ciudad.
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