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¿Pueden los vídeos caseros detectar el autismo?

Los expertos explican que las imágenes son útiles para localizar casos de riesgo o signos de alarma, pero no para sustituir el trabajo clínico

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Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (EE UU) han publicado un estudio en PLOS Medicine en el que concluyen que a través del uso de vídeos caseros cortos se puede diagnosticar el autismo en niños. Este informe amplía un trabajo iniciado por este mismo equipo de investigadores en 2014. El método ideado emplea el aprendizaje automático para determinar qué características del comportamiento de los niños deberían evaluarse para analizar el autismo, usando ordenadores para reducir una larga lista de características del comportamiento a las más relevantes para el diagnóstico. Además, han diseñado un algoritmo que evalúa cada característica para proporcionar una puntuación de diagnóstico general en cada niño.

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En opinión de Mara Parellada, Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital general universitario Gregorio Marañón (Madrid), los vídeos caseros pueden ser útiles para acompañar el diagnóstico de autismo y a veces para acompañar los procesos de diagnóstico, “pero no lo sustituyen”. Asimismo, Parellada califica como “pobrísimo” el rendimiento diagnóstico que ofrece este estudio, ya que, como ella misma explica, “los propios autores hablan de que pueden “acertar” en un 70%. Es decir, que de 10 niños que los evaluadores de los vídeos consideran que tienen autismo, en realidad solo 7 lo tienen (74% de especificidad) según el mejor de los algoritmos que presentan. Imaginen si de 10 personas que alguien diagnostica de una enfermedad grave, solo 7 la tienen”. Por ello, esta especialista en psiquiatría del niño y adolescente reitera que “este tipo de algoritmos podrían servir como screening o despistaje; es decir, para levantar la sospecha de que un niño tenga autismo”. E insiste en que sería necesario “comparar el resultado con la capacidad de screening de un profesor de educación infantil/guardería, o de un pediatra. Pero no sustituye la valoración de un clínico experto”.

Una valoración sobre el uso de los vídeos caseros como método para diagnosticar el autismo en niños con la que coincide Marcos Zamora, presidente de la Asociación Española de Profesionales del Autismo (AETAPI). Marcos Zamora avisa de que, con relación al uso de la metodología propuesta por los investigadores de la Universidad de Stanford, “hay que ser cautos a tenor de los resultados, en la capacidad para poder establecer diagnósticos, más allá de la posibilidad de detectar el riesgo de presentar un Trastorno del Espectro del Autismo (TEA)”.

El presidente de AETAPI señala que el TEA se diagnostica mediante la valoración de las conductas de los niños y niñas cada vez más tempranas y apunta que “la evidencia científica establece que la mayor fiabilidad se obtiene cuando un clínico experto en Autismo hace una valoración combinando pruebas semiestructuradas de observación del niño y una entrevista que repasa el desarrollo temprano y la situación actual en entornos habituales con la familia”. E insiste en que “las posibles valoraciones de conductas sociales, comunicativas y de juego mediante vídeos caseros ofrecen una herramienta válida para poder “detectar” señales de alarma o riego de TEA, pero no un diagnóstico definitivo”.

María José Ruiz Díaz, psicóloga y con un máster en Atención Temprana Especialista en TEA y responsable técnica de Astrade, también manifiesta que “es muy arriesgado diagnosticar TEA solo con este tipo de pruebas. Pueden arrojar mucha información a la hora de dar un diagnóstico, pero nunca debe ser considerado como método único ni usado por personas sin una formación en este tipo de trastorno”.

El protocolo que se utiliza actualmente para el diagnóstico del autismo es clínico. Parellada describe minuciosamente cuál es la metodología que se emplea para detectar si un niño/a padece autismo. “Se emplea un diagnóstico clínico; es decir, que lo hacen personas entrenadas en diagnosticar: psicólogos, psiquiatras, neuropediatras. Esto supone un entrenamiento prolongado, porque se trata no solo de decir que lo que le pasa al niño es compatible con el autismo sino que, además, no es por otra razón (descartar otras enfermedades o trastornos)”. Y afirma que “la historia clínica, entrevistando a padres/cuidadores y evaluación (observación) del niño, son las herramientas fundamentales”. Asimismo, Mara Parellada destaca que el artículo parte de la premisa de que se necesitan muchas horas para diagnosticar autismo. Un punto con el que discrepa, ya que, según afirma, “esto no es cierto en la mayoría de los casos”. “Son necesarias horas para hacer una valoración completa por áreas de dificultad para poder iniciar un tratamiento o son necesarias horas para los casos complejos”, pero “la mayoría de los casos se diagnostican en una consulta habitual de un clínico”, asegura la especialista del Gregorio Marañón.

Por su parte, el presidente de AETAPI señala al Pediatra de Atención Primaria como la figura central en la detección del autismo, dado que es quien realiza el seguimiento de la salud de los pequeños, mediante la utilización de cuestionarios que las familias pueden contestar fácilmente, cómo es el M-CHAT-R. “Si el cuestionario sale positivo, el pediatra confirma con la familia aquellas respuesta que el cuestionario detecta como preocupantes y, entonces, deriva a un Servicio Especializado para el Diagnóstico”, concluye.

Ante la cuestión de si ¿se podría, a través de este control de imagen, diagnosticar que un niño (en cualquier fase de su desarrollo evolutivo) padece autismo? Los expertos consultados mantienen que no. El presidente de AETAPI recuerda que el diagnóstico del Autismo es complejo, “porque debemos valorar conductas sociales comunicativas y de juego en un niño en pleno desarrollo, teniendo que contextualizar cada conducta en el contexto de desarrollo de cada niño y su capacidad cognitiva general”. Y señala que “una valoración clínica que integre la conducta actual del niño en diferentes contextos, y en el marco de su propio desarrollo es actualmente el único procedimiento consensuado para asegurar un diagnóstico de Autismo fiable”. Una valoración que apoya la psiquiatra Mara Parellada, quien advierte que “las imágenes y vídeos son útiles para detectar casos de riesgo o signos de alarma y pueden servir para entrenar a personas en contacto con niños pequeños que nos sean clínicos, pero no para sustituir el trabajo clínico. Al menos, con las herramientas presentadas”.

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