El Musical.ly de Torra
Esto de mover la boca, pero que otro ponga la letra —y el mensaje— no es en absoluto lo que le sucede al presidente de la Generalitat

Todo marcha bien. Y me atrevería a decir que en el horizonte no asoma nada perturbador; no hay sátrapas ávidos de poder, ni partidos de ultraderecha amenazando la convivencia con ideas trasnochadas, ni calentamiento global que provoque desastres naturales… Ni siquiera parece que la falda pantalón amenace con volver.
En esta tesitura me aburro como una ostra. Por eso me ha dado últimamente por ver vídeos de la aplicación Musical.ly, —bueno ahora se llama Tik Tok, o sea que son de esas cosas que han cambiado su nombre como Mr. Propper, la Comtessa, o Convergència Democràtica de Catalunya—.
En la mayoría de estas pequeñas piezas audiovisuales aparecen adolescentes haciendo playback. Es hipnótico, se me pasan las horas muertas. Pero esto de mover la boca y que otro ponga la letra —y el mensaje— no es en absoluto lo que le sucede al president de la Generalitat Quim Torra —y perdonen el giro dramático—. Él es un líder que no se deja mangonear por nadie. En su caso él no dice guau, si alguien dice ladra. El mensaje moderado, prudente y comedido del que hace gala, surge de su mente maravillosa… ¡Qué hombre Quim!
Por otra parte, jamás tiene que rectificar, nunca dice una palabra más alta que otra, ni se deja llevar por un temperamento sanguíneo…
Debo reconocer que tanta perfección y frialdad me molestan un pelín. Me gustaría que, aunque fuera por una vez, mostrara alguna debilidad o sacara los pies del tiesto, en fin, hiciese o dijese algo que revelara que también es de carne y hueso.
Hace poco se presentó en una feria de tecnología, celebrada en Rusia, un robot muy sofisticado que era capaz de resolver operaciones matemáticas complejísimas y también de cimbrearse con garbo. Resultó ser un hombre disfrazado. Y yo me pregunto: ¿No será Quim Torra un robot disfrazado de prócer? Ahí lo dejo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Análisis de ajedrez | Joya rápida de David Antón en Catar
¿Repetir o pasar de curso? Algunos daños colaterales
Detenido en Chiapas Yoel Alter, integrante de la secta Lev Tahor, por presunta trata de menores para matrimonios forzados
Ayuso aprueba un gasto extra de 106 millones de euros para el “reequilibrio” económico de tres hospitales de Quirón en 2025
Lo más visto
- Maisa Hens, cantante: “Gracias al anuncio de El Almendro no tuve que volver a hacer un ‘casting”
- De celebrar el Gordo a temer no cobrarlo: la comisión de fiestas de Villamanín se dejó en casa un talonario vendido antes del sorteo
- Los socialistas valencianos reclaman a Feijóo que entregue a la jueza de la dana la conversación íntegra con Mazón
- “Un jardín con casa, no una casa con jardín”: así es la premiada vivienda de 146 metros cuadrados que se camufla con la vegetación
- Víctor Bermúdez, profesor de Filosofía: “Hemos perdido el control del proceso educativo, lo que damos en clase es en gran medida un simulacro”




























































