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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mejorar la ortografía

Es preocupante que las faltas no hayan sido erradicadas de la escuela primaria o secundaria y tampoco de la Universidad

Aspirantes a las plazas de maestro, poco antes de comenzar el examen en el Instituto Ramiro de Maeztu.
Aspirantes a las plazas de maestro, poco antes de comenzar el examen en el Instituto Ramiro de Maeztu.Samuel sánchez

Las oposiciones celebradas el pasado verano para ocupar 20.000 plazas de profesor de enseñanza secundaria y formación profesional arrojaron un dato preocupante: casi el 10% de los puestos quedaron desiertos por las deficientes calificaciones de los aspirantes. Parte de esta escabechina fue fruto de las faltas de ortografía y gramaticales de los candidatos a docentes, una situación que tiende a desembocar en un perverso círculo vicioso. Si quienes están llamados a impartir el magisterio cometen incorrecciones en la utilización del lenguaje, es muy probable que los alumnos las reproduzcan y perpetúen los mismos desaciertos.

Los expertos achacan la ausencia de destreza ortográfica a una deficiente dieta lectora, lo que redunda en una imperfecta expresión y una defectuosa escritura. Por el contrario, manejar los instrumentos lingüísticos de forma correcta permite transmitir ideas y pensamientos con una mayor precisión y de manera más enriquecedora. Los informes internacionales sobre comprensión lectora no dejan a España precisamente en un buen lugar. Destacan que uno de cada cinco alumnos de cuarto de primaria (entre nueve y 10 años) no se siente seguro al leer, aunque solo uno de cada 10 confiesa que coger un libro o un periódico en sus manos es algo que no le gusta.

También aluden los especialistas al impacto que en las generaciones más jóvenes tienen las distintas pantallas —desde el móvil y la tableta hasta la televisión y los videojuegos— y muy especialmente las plataformas de mensajería instantánea y las redes sociales, donde el recurso a las abreviaturas y a los términos coloquiales es una costumbre muy extendida. No ayuda a la hora de expresar conceptos con palabras atinadas el masivo empleo de emoticonos, esas representaciones gráficas que se usan en los mensajes electrónicos para aludir a estados de ánimo, objetos o acciones.

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Las faltas de ortografía, que no encuentran corrección en la escuela primaria o secundaria, se reproducen a sus anchas en los ciclos superiores de enseñanza. Profesores universitarios han dado la voz de alarma ante las abundantes faltas, también de acentuación o de puntuación, en los exámenes de los alumnos. Para intentar atajar este problema es preciso que las autoridades educativas tomen conciencia de su dimensión. Incrementar las horas de lengua en primaria y elevar los niveles de exigencia son condiciones necesarias para mejorar la ortografía de los escolares, una tarea que debería apelar a toda la sociedad, empezando por quienes tienen la misión de educar a los niños y adolescentes.

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