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Política

Nadie sabe celebrar su cumpleaños como Vladimir Putin

El mandatario ruso cumple este domingo 66 años y se espera que, de nuevo, su país lo celebre con esa mezcla de devoción inocente y culto inquietante a un líder que preocupa al mundo

La exposición 'Putin Universe', organizada en Moscú en octubre de 2015 coincidiendo con el 63 cumpleaños de Vladimir Putin, mostraba ilustraciones del presidente transfigurado en figuras icónicas como la del boxeador Muhammad Ali.
La exposición 'Putin Universe', organizada en Moscú en octubre de 2015 coincidiendo con el 63 cumpleaños de Vladimir Putin, mostraba ilustraciones del presidente transfigurado en figuras icónicas como la del boxeador Muhammad Ali.Getty Images
Guillermo Alonso

Vladimir Putin (San Petersburgo, 1952) es un líder votado en masa por los rusos (aunque en las elecciones del pasado marzo varios observadores denunciaron irregularidades en su 76 % de voto obtenido), un dictador para algunos activistas políticos internacionales (y rusos tan influyentes como el ajedrecista Gary Kaspárov) y una fuente inagotable de memes para millones de espectadores alrededor del mundo que consiguen olvidar su simbología política y observan, simplemente, a un líder que adora el exceso.

Cuando Putin cumplió 58 años, un calendario erótico con doce estudiantes de la Facultad de Periodismo de Moscú se puso a la venta. Las imágenes de las chicas iban acompañadas con frases como “Toda mujer necesita un hombre como tú”, “Eres el mejor”, “Te quiero” o “Mejoras con los años”

Putin, que lleva en el poder desde mayo de 2012 y ya había ejercido de presidente entre 2000 y 2008, tiene una de esas biografías de líder tan llenas de épica y superación que parecen demasiado buenas para ser reales. Creció en un apartamento comunal en San Petersburgo, vivió hasta los 25 años con sus padres en una habitación, se graduó con honores en Derecho, ingresó en la KGB en los años setenta, se inició en política en los noventa y tuvo una carrera meteórica a finales de aquella década bajo al apoyo de Boris Yeltsin. Cuatro años después de llegar a Moscú, era presidente de Rusia.

Habiendo crecido en un ambiente hostil y midiendo 170 centímetros, Putin se acostumbró desde pequeño a sobrevivir a base de hacerse valer y proyectar una imagen superlativa de sí mismo. Parte de su exitosa estrategia de comunicación es presentarse a sí mismo como un superhombre de enorme fortaleza física, aparte de un cerebro brillante para la estrategia. Por eso lo hemos visto conduciendo aviones militares, haciendo demostraciones de artes marciales, pescando sin camiseta, montando a caballo sin camiseta, haciendo balsismo sin camiseta, enfrentándose a tigres y osos polares, bucear en Siberia, conducir un coche de Fórmula 1 y cantar Blueberry Hill, de Fats Domino, frente a un montón de estrellas de Hollywood en un evento para recaudar dinero para niños enfermos de cáncer.

Este domingo Putin cumple 66 años (aunque su aspecto, según algunos medios internacionales gracias al botox , no lo atestigüe) y lo celebrará, como suele ser habitual, a lo grande. Por ahora se sabe que su amigo Silvio Berlusconi, con el que mantiene una estrecha relación desde hace años, será uno de los invitados; para estar a su lado en Sochi (el destino playero favorito de ricos y poderosos en Rusia) el italiano podría faltar a un mitin de su propio partido. 

Una de las imágenes del polémico calendario con mujeres semidesnudas dedicado a Putin en 2010.
Una de las imágenes del polémico calendario con mujeres semidesnudas dedicado a Putin en 2010.Cordon Press

El mito (y el escándalo) alrededor de los cumpleaños de Putin comenzó en 2010. Aquel octubre, cuando el entonces primer ministro (entre 2008 y 2012 el presidente fue Dmitry Medvedev) cumplió 58 años, un calendario erótico con doce estudiantes de la Facultad de Periodismo de Moscú se puso a la venta. Las imágenes de las estudiantes ligeras de ropa iban acompañadas con frases como “Toda mujer necesita un hombre como tú”, “Eres el mejor”, “Te quiero”, “Mejoras con los años” o “Eres mi primer ministro”. El evento fue recibido con hilaridad en Rusia, con indignación en el resto del mundo y, por Putin, según su entonces portavoz Dmitry Peskov, con “indiferencia”.

Pero la semilla ya estaba sembrada para que cada 7 de octubre el mundo desviase la mirada a Rusia para saber qué iba a hacer Putin para celebrar un año más. En 2011, cuando cumplió 59, las mujeres desnudas volvieron a la carga: según informó el Telegraph, un grupo de jóvenes que se hacían llamar a sí mismas “la armada de Putin” publicaron un vídeo en el que se las veía cocinar una tarta en ropa interior. Mientras, por las calles, otro grupo de mujeres (estas convenientemente vestidas) repartían por la calle algunos de los platos favoritos del mandatario a los viandantes. 25.000 ejemplares de un libro infantil que mostraba a unos jóvenes Putin y Medvedev jugando al bádminton y montando en triciclo se pusieron a la venta en toda Rusia. Mientras tanto, Putin organizó una lujosa fiesta en una de las mansiones que posee en Moscú a la que estuvieron invitados, entre otros, Silvio Berlusconi y el excanciller alemán Gerhard Schroeder.

Su 60 cumpleaños, en 2012, cuando Putin volvía a estar en el poder, confirmó que esta especie de culto a la personalidad del líder ya era la norma. En el centro de Moscú se leyeron poesías en su honor, se colgaron retratos suyos de los puentes y una gigantesca tarjeta de cumpleaños se exhibió en la ciudad siberiana de Chelyabinsk para que los ciudadanos felicitasen personalmente al presidente. Según informó The Guardian, de todos los especiales que la televisión nacional dedicó esa noche al presidente, uno llamaba la atención: una entrevista con Putin en la que el entrevistador se colocaba al borde de una piscina y Putin, en bañador, hablaba de su rutina de largos mientras exhibía sus dotes para la natación.

Así, cada año. En 2014, la época en la que Putin se ganó la condena internacional unánime tras la invasión de Crimea, se fue a celebrar sus 62 años en los bosques de Siberia, en los que montó a caballo vestido como un secundario de Brokeback mountain. En 2015 se fue a Sochi a jugar un partido de jóquey sobre hielo. Por si alguien lo dudaba: su equipo ganó. Ese mismo día un rapero proKremlin publicaba una canción dedicada a Putin. ¿El estribillo? “Mi mejor amigo es el presidente Putin”. Su videoclip, rodado en la Plaza Roja (nota: es complicadísimo conseguir permisos para rodar en Moscú y, especialmente, en la Plaza Roja) no tiene desperdicio: 

En 2015, su amigo Berlusconi regaló al mundo el meme definitivo: su regalo para Putin fue una funda nórdica en la que se veía a los dos líderes, a tamaño real, dándose la mano. Fue el mismo año en el que ambos enfurecieron a Ucrania por pasearse por las bodegas de Crimea y abrir una botella de vino valorada en 240 euros.

El domingo que viene este romance de líderes controvertidos del este y del oeste volverán a celebrar unidos. Mientras, el mundo se pregunta qué se le ocurrirá a Putin para celebrar sus 70 en 2022. Lo que menos gente se pregunta es si seguirá en el cargo. Casi todos asumen que así será.

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Sobre la firma

Guillermo Alonso
Editor web de ICON. Ha trabajado en Vanity Fair y Telecinco. Ha publicado las novelas ‘Vivan los hombres cabales’ y ‘Muestras privadas de afecto’, el libro de relatos ‘La lengua entre los dientes’ y el ensayo ‘Michael Jackson. Música de luz, vida de sombras’. Su podcast ‘Arsénico Caviar’ ganó el Ondas Global del Podcast 2023 a mejor conversacional.

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