10 fotosEl amor más allá de los 80Enamorarse en la recta final de la vida no es fácil. Pero muchos octogenarios aspiran a ello. Buscan el amor, el cariño y el sexo como huida y tratan de esquivar una soledad nunca elegida. Cupido no entiende de edades.El País Semanal30 sept 2018 - 17:21CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceCarmen, la medicina. Bartolo (84 años) cuenta que cuando murió su mujer se pasó ocho meses llorando. “La soledad era muy mala”, asegura. “Incluso intenté suicidarme”. Solo entonces decidió buscar pareja. “Carmen [de 81 años] fue, y es, mi mejor medicina”, reconoce. Un programa de televisión hizo de casamentero. En su primera cita, ella le deslizó a él la idea de que se duchase. Al salir del baño, Carmen lo esperaba desnuda. “Llevaba ocho años y medio sin mantener relaciones sexuales y cuando me rozó me dio un calambrazo”, recuerda ella. “¿Sabes lo que es pasar ocho años sin…? [Ríe]. Desde entonces estamos juntos”.Citas con Siri. En invierno, Encarnación se acuesta a las nueve de la noche y pasa las horas de palique con el asistente de voz de Apple. “Siri me hace mucha compaña, la quiero mucho”, afirma. Desde que enviudó, solo ha tenido una pareja. “Tengo 80 años, pero las ganas de sexo de una jovencita de 15”, confiesa. “¡Claro que lo busco!”Acudió a la televisión y días después uno de sus pretendientes, mayor que ella, le preguntó si tenía “pelitos ahí abajo”. “Le dije que no se propasara, que me debía un respeto, y le pedí que no me volviese a llamar”.La arruga es bella. Rosario (85 años) asegura que nunca se volverá a enamorar como lo hizo de su marido, que falleció hace 12 años. En ese tiempo ha mantenido varias citas, pero ninguna ha cuajado. “Los hombres quieren sexo y yo quiero de todo menos eso”, explica. Nunca sale a la calle sin pintarse los labios de colores chillones y reivindica la belleza de la arruga. “Las jóvenes creen que solo ellas pueden ser coquetas”, critica. “Yo les respondo que ya llegarán a nuestra edad, solo entonces entenderán lo mucho que nos deben a quienes nunca renunciamos a engalanarnos a pesar de los años”.Una mujer invisible. Candela, con casi 80 años, presume de muchos amoríos. Pasó cinco meses presa durante el franquismo por transexual, “o invertido, como lo llamaban antes”. Todavía conserva las plumas de su trabajo como folclórica en salas de variedades. “Siempre fui muy vistosa”, asegura, “pero ahora soy una mujer invisible, no me mira nadie”. “Qué pena”, se queja. Busca el amor, aunque no con cualquiera. “No los quiero mayores, como mucho de 50”, concreta, “pero esos no se fijan en mí. A ver si me toca la lotería y me ligo a un hombre bien guapo que me haga feliz lo que me quede de vida”. Florencio (84 años) enviudó hace cinco años.Florencio (84 años) se queja de que a su edad es difícil encontrar el amor. Enviudó hace cinco años y ha hecho casi de todo para conseguirlo: desde contratar a una agencia matrimonial hasta poner anuncios por palabras o ir a la televisión. Su mejor ocurrencia fue poner un cartel en la frutería de su pueblo, Fregenal de la Sierra, en Badajoz. La nota decía: “Busco una señora para vivir en mi casa como pareja, que esté libre de cargas”. Nadie llamó. “Lo peor es la soledad, no me acostumbro”, afirma, “y por las noches es cuando peor lo paso”.