Siete formas de pagar en un viaje (y alguna te sorprenderá)
Las formas de pago en un viaje siguen siendo tan dispares como los propios destinos: desde un saco lleno de andrajosos y sucios billetes a un código QR capturado con el 'smartphone'
¿Quién se acuerda ya de los trasnochados cheques de viaje? Aquella forma de llevar dinero en los viajes suena a Jurásico si la comparamos con las nuevas tecnologías bancarias. Aunque hay países donde todavía necesitas un saco para cargar millones en moneda local, los gigantes del comercio electrónico llevan invertidas cantidades astronómicas para crear una mejor experiencia de pago: más rápida, cómoda y segura. Estas son algunas de las maneras más habituales que te encontrarás para pagar en tus salidas al extranjero:
Con una maleta llena de dinero
Sí, todavía quedan países (muchos) con tan mal servicio bancario que las tarjetas de crédito son tan raras como un marciano, y casi todo hay que pagarlo en efectivo. La visita a las casas de cambio se convierte en una rutina más del viaje. Si además se une una inflación alta y/o una moneda débil te puedes encontrar como en Sri Lanka, donde si una Coca-cola vale 120 LKR (0,65€) necesitas 12 billetes de 10 rupias para pagarla. Peor es en Indonesia, donde hace poco para un pago de 800 euros que obligaban a hacer en efectivo en la isla de Borneo hubo que reunir 13.800.000 rupias. Como el billete más grande de IDR (rupia indonesia) es de 100.000 hicieron falta…. ¡138 billetes!
Con códigos QR
En el otro extremo estaría China, que nos lleva (a Europa) una increíble delantera en muchos temas tecnológicos. En China todo se paga con el móvil a través de códigos QR. Y cuando digo todo, es todo. Hasta un vaso de sopa en un puesto callejero, como este que fotografié el pasado enero en Pekín. Ali Pay y WeChat Pay, dos de las principales plataformas de pago online del país, han desplazado por completo al papel moneda y a las tarjetas, ya sea en las grandes o en las zonas más rurales. Y tanto a nivel local como turístico. Alipay, perteneciente al gigante del comercio electrónico Alibaba, y WeChat Pay, incorporado en la popular aplicación de mensajería instantánea y red social de Tencent, han conseguido hacerse con la mayoría de las transacciones de este enorme país y millones de turistas. Todo esto unido a la rápida y creciente adaptación de los negocios y de los proveedores de servicios a estas plataformas, hace casi innecesario el uso de dinero en efectivo mientras viajas por el gigante de Asia. Basta instalarse la app en el móvil, asociarla a tu tarjeta de crédito habitual y ya puedes pagar a través del escaneo de un código QR en cualquier bar o negocio ambulante.
Con tarjeta de crédito
Es el sistema más habitual de pago cuando uno está en el extranjero, mucho más recomendable (por barato) que sacar dinero de cajeros automáticos o cambiar divisas. Algunos países lo han llevado al extremo, como Dinamarca, que desde el 1 de enero de este año autoriza a los comercios a negarse -si lo desean- a cobrar en efectivo y prevé para 2030 el fin del papel moneda. Aunque el país más avanzado en el pago con tarjeta que he visto en mi vida es Suecia, donde desde hace años podías comprar hasta un chicle en un quiosco pagando con tarjeta. Por eso cuando veo comercios y bares en España con el cartel “Pago con tarjeta, mínimo 10 euros”, pienso que África aún empieza en los Pirineos
Con M-PESA
Y hablando del continente negro, pese a todas sus carencias, tampoco perdamos de vista sus avances. El sistema M-PESA (que en suajili significa algo así como dinero en el M –mobil phone-) ideado por Safaricom (filial de Vodafone) y ofrecido ya por los principales operadores de telefonía africanos permite realizar pagos desde el teléfono móvil, enviar y recibir dinero e incluso sacar efectivo en cajeros automáticos. Lleva un crecimiento exponencial (más de 18 millones de usuarios, solo en Kenia) y funciona además de en este país, en Uganda, Tanzania y Ruanda. Su éxito se basa en que no hace falta tener una cuenta bancaria (en África pocos la tiene); el dinero lo recargas en tu propia cuenta de teléfono (en efectivo en una oficina de operadora, o por transferencia si tienes cuenta bancaria) y de ahí vas gastando. Aunque hay que reconocer que no es muy útil de momento para viajeros ocasionales.
Con móviles, tendencia al alza
Si nadie viaja sin su móvil, ¿por qué no usarlo para pagar también en el extranjero? Las nuevas tecnologías implantadas tanto en los smartphones como en los TPV de pago de la mayoría de los comercios a través del NFC, el protocolo de comunicación que permite la transmisión de datos segura solo acercando el teléfono al datáfono del comercio, garantiza transacciones seguras en segundos.
Las aplicaciones de pago móvil de los bancos permiten añadir tus tarjetas de crédito habituales al dispositivo. También lo permiten Google Pay y Apple Pay. Y es muy fácil de usar. Puedes hacer compras con total seguridad en tiendas, apps y webs. Utiliza un número específico de dispositivo y un código de transacción único. De este modo, el número de tu tarjeta nunca queda almacenado en el dispositivo ni en servidores. Todo indica que el pago con móvil jubilará a las tarjetas de plástico antes de que estas jubilen al papel moneda.
Con Revolut
Revolut es una start-up nacida en el 2015 y desde el 2017 con oficina en España. Es como un banco, pero todos sus servicios se basan en una aplicación para el móvil que da acceso a una cuenta corriente y a una tarjeta de débito. Te descargas la app y en tres minutos te abres una cuenta. Puedes cargar dinero en ella mediante transferencia o mediante otra tarjeta. Puedes pedir tanto una tarjeta física como virtual y gastar a través de ella disponiendo del saldo que hayas cargado. Sus ventajas: aplican el mejor tipo de cambio interbancario (las tarjetas clásicas dicen que también, pero parece ser que los engordan), pagas sin comisiones al tipo de cambio real en más de 150 divisas diferentes, puedes hacer transferencia o enviar dinero a otras personas y sacar dinero en efectivo de cajeros, también sin comisiones.
Con dólares, lo que nunca falla
En países con monedas depreciadísimas, el dólar sigue siendo el rey. Algunos, como Zimbabwe, que llegó a tener una inflación de 89.700 trillones por ciento (no, no es una errata) e imprimió billetes de 50 mil millones de dólares zimbabuenses (con los que no pagabas ni una cerveza) solo consiguieron acabar con esa sangría adoptando el dólar como moneda de uso habitual. Tras estabilizar la economía, hoy Zimbabwe vuelve a emitir dólares zimbabueses, pero para la escarmentada población son como billetes del Monopoly; el dólar estadounidense sigue siendo la moneda real. En otros países, aunque no se haya adoptado de manera oficial, el dólar es moneda común, en especial para los turistas, porque su moneda apenas tiene valor. En un reciente viaje por Indochina pude pagar casi todo en dólares, ya fuera en Vietnam (1 euros: 27.000 dong), Laos (1 euro: 14.000 kip) o Camboya (1 euro: 4.800 riel).
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