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CLAVES
Columna
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Atención a Suecia

Vanguardia del Estado del bienestar, también fue avanzadilla de su reforma en los primeros años noventa y el primer país en resolver una crisis bancaria

Xavier Vidal-Folch
Un hombre camina junto a los carteles electorales de los ministros Stefan Loefven, Magdalena Andersson y Margot Wallstrom.
Un hombre camina junto a los carteles electorales de los ministros Stefan Loefven, Magdalena Andersson y Margot Wallstrom.Jonathan NACKSTRAND (AFP)

Atención a Suecia. Las elecciones del próximo domingo constituirán una interesante doble prueba para toda Europa.

El examen será sobre el futuro del Estado del bienestar: los socialdemócratas y verdes en el poder pretenden reforzarlo, y los cuatro partidos del centro-derecha, introducir recortes (suaves).

Y sobre el avance del populismo a cuenta de la xenofobia antiinmigratoria (deportaciones exprés, veto a la reagrupación familiar) y del antieuropeísmo (buscan referéndum separatista).

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Su caldo de cultivo fue el gran flujo migratorio desde Grecia en 2015 y la tradicional solidaridad pública: ese año Suecia absorbió a 163.000 migrantes en busca de asilo, la segunda nación europea, tras Alemania, en términos absolutos y la primera en términos relativos, sobre su población. En 2017 asiló a 25.595 (por 221.960 Alemania y 29.530 Austria, datos de ESI).

El partido ultra que lo encarna, Demócratas Suecos, ha estado hasta hoy sometido a cordón sanitario por parte del resto (como el lepenismo en Francia), dado su origen nazi (ya matizado). Pugna ahora por lograr carta de normalidad, gracias a un resultado que espera excelente, en parte por haber echado lastre de los más rudos (hacia Alternativa para Suecia).

Algunas encuestas le han pronosticado incluso la primacía (hoy es el tercer grupo, con el 12,9% de los votos) sobrepasando a la socialdemocracia (primer grupo, 31%) y al partido moderado de centro (segundo grupo, 23,3%).

Pero en el repecho final se desliza al empate con este en la segunda plaza. Si sucede eso (en todo caso subirá), se evitará el cataclismo de la socialdemocracia, que sin embargo se arriesga a su peor resultado histórico. Pero no el peligro de canibalización de la derecha moderada (cuatro partidos) por la ultraderecha.

Suecia baliza el ciclo europeo. Vanguardia del Estado del bienestar (en su modelo escandinavo, el más completo), también fue avanzadilla de su reforma en los primeros años noventa (retoque de prestaciones duplicadas y excesivas) y el primer país en resolver una crisis bancaria (1991) con ideas nuevas (banco malo). Y es el nórdico que mejor ha cortocircuitado a los populistas, frente a los Auténticos Finlandeses (hoy en declive) o el (aún muy influyente) Partido del Pueblo danés. Atención.

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