9 fotosAnidar en la jungla de asfaltoEl fotógrafo mexicano Pablo Salazar retrata en un centenar de fotografías y decenas de vídeos la vida de los pájaros que viven en un lugar tan hostil para las aves como Ciudad de MéxicoVíctor UsónEl PaísMéxico - 23 ago 2018 - 01:29CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceCon nueve millones de habitantes, 4,7 millones de coches y una extensión que supera los 1.400 kilómetros cuadrados, Ciudad de México es uno de los lugares más inhóspitos para las aves. Sin embargo, aquí viven todavía miles de pájaros que han construido sus nidos sobre espejos retrovisores, viejas cajas de luz, semáforos o cables. Su adaptación a este entorno tan hostil ha sido inmortalizada por el mexicano Pablo Salazar en más de un centenar de fotografías y decenas de vídeos. TEXTO: VÍCTOR USÓN / FOTOGRAFÍAS: PABLO SALAZARPablo SalazarEn el cruce entre dos avenidas de Ciudad de México un pájaro ha hecho de una bota vieja su refugio. Anida en una zona céntrica de este gran urbe y resiste al ruido de los coches, de los vendedores ambulantes y de las sirenas de ambulancias y policía. Esta fue una de las primeras fotografías con las que Salazar comenzó este proyecto en el que lleva trabajando ocho años y con la que se llevó una mención de honor de National Geographic.Pablo SalazarLa población de varias especies de aves de Ciudad de México ha ido disminuyendo con el tiempo ante estas condiciones de vida tan extremas, cuenta el fotógrafo. Por ejemplo, al cuitlacoche pico curvo, como el de la imagen, le queda poca tierra donde escarbar y encontrar lombrices, que son su alimento.Pablo SalazarDurante seis meses Salazar acudió hasta este coche estacionado normalmente en la misma zona de la ciudad para fotografiar a estos pájaros. Sobre su espejo retrovisor vivían un par de gorriones mexicanos que cuando el vehículo se ponía en marcha tenían que buscar refugio en otro lugar.Pablo SalazarEste águila se posa durante buena parte del día sobre el mobiliario urbano de la glorieta de Vertiz de la capital. Resiste al asfalto, los tubos de escape y la contaminación aunque como asegura Salazar haya tenido que cambiar su alimentación para sobrevivir a la ciudad. “Las águilas ahora están comiendo gatos y perros de azotea. E incluso también pájaros. Las aves se comen a las propias aves”, relata.Pablo SalazarLos desechos de los numerosos salones de belleza de la colonia Narvarte de la capital les sirven a las aves para construir sus nidos. Como se puede apreciar en la imagen, el hogar de algunos pájaros ya no está hecho a base de hojas y ramas, sino de los restos de pelo de las peluquerías de la zona.Pablo SalazarEl pelo que acumulan los salones de belleza no son el único desperdicio que aprovechan las aves de la capital. Algunas utilizan los plásticos de las cajetillas de tabaco para resguardarse de la lluvias y otros se quedan con las pelusas que la ropa suelta en las lavanderías para hacer de su nido un lugar más cálido.Pablo SalazarDe estos ochos años documentando la vida de las aves en la capital, Salazar tiene una imagen especialmente grabada en su memoria. Ocurrió hace tres años cuando se encontró en Eje Central a un pequeño pájaro en uno de los transitados carriles de esta avenida de la capital. “Volaba bajo buscando comida cuando pasó un vehículo. El coche tocó el claxon y en ese mismo instante el ave no pudo y se desvaneció. Estoy convencido que le perturbó el alto índice de ruido que se generó en ese momento. Aquello me impactó”, cuenta.Pablo SalazarEste fotógrafo, que durante buena parte del día trabaja para un periódico mexicano, estrenará próximamente un corto documental que reúne parte de los vídeos y las fotografías que ha tomado en estos ocho años de trabajo. Busca ahora financiación para hacer un segundo y un tercer capítulo de este proyecto, en los que pretende documentar la vida del gorrión serrano, una especie endémica de la delegación Milpa Alta de la capital, y sensibilizar sobre el daño que supone tener un pájaro como mascota. “Quiero concienciar a la gente para que deje de comprar aves y encerrarlas en una jaula. Es una tortura animal. Tienen alas y deben volar”, cuenta.Pablo Salazar