El fracaso del etarra
La imagen del etarra Santi Potros fuera de la cárcel me hace pensar que a veces la vida sí nos da lo que merecemos. Que el premio por sus 30 años en la cárcel sea una cerveza con los incondicionales del odio en la taberna del pueblo me parece de una justicia casi poética. Me recuerda que toda causa deja de existir cuando se usa como excusa para matar. Da igual la patria, la sangre o el Dios que se invoquen. Cuando intencionadamente destruyes a otro acabas en ese mismo instante con tu propia vida. Ya siempre te acompañará la certeza del fracaso, de haber desperdiciado tu tiempo al elegir, de entre todas las vidas posibles, una marcada por actos infames y vergonzosos. A las víctimas y sus familias les quedará en cambio futuro, conciencia y dignidad. El monumento de unas vidas dedicadas a investigar, enseñar, construir o curar. Y el apoyo y el cariño de una sociedad que siempre estará a su lado.— Pablo González Caballero. Madrid.
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