Así son los recién llegados a la moda masculina
Carlota Barrera, Celia Valverde y Adam Kost estrenaron colecciones para hombre durante la edición más reciente de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid
Valorar las colecciones masculinas en la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week Madrid es siempre un ejercicio de concentración, porque lo minoritario es condición necesaria en una programación que nació como escaparate para colecciones de prêt à porter femenino, y en el que la moda para mujer suele ocupar la mayor porción de la tarta. Por eso, el hecho de que en su edición más reciente, celebrada entre el 6 y el 12 de julio, al menos una docena de colecciones se hayan dedicado total o parcialmente a la moda masculina es un motivo de optimismo.
También es una señal de realismo. En un mercado de la moda global en que las líneas masculinas de las firmas de lujo crecen al 2 % anual (según datos de Euromonitor), la industria española y los creadores de las secciones oficial e independiente de la semana de la moda madrileña han tomado nota. Para ello basta echar un vistazo a la repercusión obtenida por el desfile de Palomo Spain, que ha logrado despertar una expectación anteriormente limitada a colecciones estrictamente femeninas, pero también a los nuevos nombres que, en esta edición, se han incorporado a la moda masculina.
El caso de la gijonense Carlota Barrera es un buen ejemplo. El 12 de julio, en plena resaca de los desfiles de IFEMA, su primera colección debutaba en un desfile sobrio y poético celebrado en un piso particular, fuera del recinto ferial, pero también de las suntuosas localizaciones de algunos de sus colegas de oficio. Sin embargo, la cercanía y la relativa modestia de su propuesta permitía centrarse en la ropa, que giraba en torno al título de la colección, The Matador and the Fisherman. El torero y el pescador son, para esta diseñadora educada en Central Saint Martins, Instituto Europeo di Design y London College of Fashion, y curtida trabajando junto a Carmen March, ejemplos de la masculinidad en lucha directa con la naturaleza.
Por eso sobre la pasarela había una reflexión muy nítida acerca de la masculinidad y su fantasma (la virilidad). Había referencias al uniforme y la indumentaria profesional, pero también un cierto erotismo en el modo de ajustar prendas y tejidos al cuerpo, coqueteando con el desnudo y subrayando la anatomía. "Lo que más me interesa es la figura masculina en sí, el poder mostrar con mis colecciones la sensualidad que yo veo en el cuerpo masculino. Ser capaz de jugar con sus volúmenes y formas, sin perder el vínculo con la figura del gentleman", explicaba la diseñadora tras el desfile.
Había chaquetas toreras y pantalones de talle alto, tejidos ligeros y un cierto juego de materiales, con fibras naturales trabajadas por el neoartesano Javier Sánchez Medina y calzado hecho en Ubrique por la firma madrileña Steve Mono. "El gentleman antiguo exalta más la masculinidad que la moda deportiva que se hace ahora", afirma. "Mis prendas aspiran a hacer elegante al hombre. Era interesante ver a los chicos que han desfilado. Han llegado con su ropa, y al ponerse un pantalón sastrero, una chaquetilla o una camisa de seda suelta se han transformado. Hasta su forma de caminar ha cambiado al ponerse las prendas, y para mí eso es lo importante".
A su vez, el desfile de Celia Valverde no era un debut, porque esta diseñadora madrileña ya se llevó el pasado mes de enero el premio Mercedes-Benz Fashion Talent. Pero sí exploraba caminos inesperados partiendo de una oda a la feminidad transgresora con referencias a la contracultura americana y a la estética africana. De ahí el tono rosa empolvado que daba título a la colección (#Powderpink) y la reinvención nostálgica de sus diseños.
Pero hoy en día no hay reflexión sobre la feminidad que no extienda su alcance al debate global del género, así que Valverde deslizó entre sus propuestas a varios hombres luciendo prendas de cortes amplios e inspiración andrógina. "Cuando comenzamos la firma decidimos centrarla en moda para mujer, pero pronto nos empezaron a sugerir, especialmente nuestros compradores en Estados Unidos, que hiciéramos alguna pieza para hombre", explica. "Así que hemos hecho dos looks para imaginarnos qué podría encontrar un hombre en nuestra colección. Hemos hecho siluetas amplias, bermudas y sudaderas de inspiración skater, llevándolas a nuestro mundo con un estampado de cebra y el pantone rosa de la colección".
La rebeldía de la moda frente a la disciplina de un internado inglés
El diseñador checo Adam Kost, fundador de la firma internacional invitada en el marco del programa Mercedes-Benz Fashion Talent, presentó el pasado sábado 7 de julio una colección masculina de claras referencias estudiantiles. “Está inspirada en los internados ingleses. La historia se centra en una clase de 18 estudiantes, y se trata de ahondar en las diferentes personalidades de cada uno y de reflexionar sobre la propia juventud. Otro aspecto es la dificultad de encontrar el equilibrio entre la disciplina y los anhelos de libertad de cada uno”, explica el diseñador, nacido en Praga en 1994.
En su caso, este equilibrio que pasa por combinar pantalones de vestir que recuerdan al uniforme de colegio con jerséis de punto estratégicamente rotos (algunos adornados con finos hilos de nailon). O camisas blancas con chaquetas de traje cuyas mangas a veces mueren a la altura del bíceps o cuellos que ascienden hasta cubrir parcialmente la cara.
La sastrería clásica, asegura Kost, es una de las bases de sus diseños: “Todo tiene que estar conectado: la parte artesanal, la inspiración y la componente intelectual. También el equipo y el resultado final". Para él, se trata de una colección “más comercial” que la última que realizó con motivo de un trabajo semestral para UMPRUM, la Academia de Artes, Arquitectura y Diseño de Praga de la que continúa siendo estudiante. En esa ocasión optó por experimentar con un enfoque “más cercano al arte”, ya que tras sufrir un accidente y una grave lesión en la espalda experimentó en primera persona los límites impuestos por la pérdida de sensibilidad sensorial. De ahí surgen esos largos cuellos que tapan nariz y orejas, un elemento que se ha mantenido en algunas de sus últimas propuestas.
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