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Se acepta abeja como animal de compañía

La 'startup' suiza Wildbiene + Partner ofrece la posibilidad de instalar un nido en un balcón o jardín para contribuir a la supervivencia de estos animales y brindarles un lugar donde reproducirse

Tom Strobi, uno de los fundadores del proyecto.
Tom Strobi, uno de los fundadores del proyecto.Lucien FORTUNATI
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Tener abejas silvestres como mascotas puede parecer un poco extraño, pero es precisamente lo que proponen Tom Strobi y Claudio Sedivy. Estos dos biólogos de Zúrich, en Suiza, están lidiando con un problema medioambiental importante: contribuir a la reproducción de estos polinizadores en peligro de extinción.

En 2011, un informe de Naciones Unidas hizo sonar todas las alarmas, señalando que la población mundial de abejas estaba en caída libre. Según la ONU, el fenómeno se debe a una reducción de las plantas con flores, así como el uso de pesticidas y la contaminación del aire. Y lo que está en juego es crucial. Sin abejas que actúen como polinizadores naturales, un tercio de nuestros suministros de alimentos podría desaparecer. De las 100 especies de plantas que representan el 90% de los alimentos del mundo, más del 70% dependen de las abejas para su polinización.

Iniciativas que cambian el mundo

Este reportaje pertenece al proyecto Impact Journalism Day, que recoge historias sobre proyectos positivos que se están llevando a cabo en todo el mundo. Medio centenar de periódicos participa en la iniciativa de la que EL PAÍS forma parte. Consulta aquí las otras historias que hemos publicado:

¿Es inevitable la desaparición de estos insectos? ¿Podemos tomar acciones individuales y trabajar para revertir la tendencia? La startup de Zurich Wildbiene + Partner, fundada en 2013 por Strobl y Sedivy, ofrece a todos la posibilidad de contribuir a la supervivencia de las abejas instalando un nido de abejas en un balcón o en un jardín, para que cualquiera pueda convertirse en criador y brindarles un lugar donde reproducirse.

A diferencia de las abejas de la miel o melíferas, las abejas obreras no tienen reina, no pican y no producen miel. Estos pequeños insectos peludos de color ámbar pueden resultar una compañía bastante agradable en un jardín urbano o en un balcón, donde pueden disfrutar de una gran diversidad de plantas, y son polinizadores incansables. "Una sola abeja silvestre poliniza tanto como 300 abejas melíferas", apunta Strobl. Pero no todas las flores tienen el mismo atractivo para ellas. Disfrutan particularmente de árboles frutales y plantas como fresas, frambuesas y moras.

Cinco años después del lanzamiento de la startup, el concepto ya ha ganado más de 30.000 clientes particulares y 300 agricultores en Suiza. Y el número de interesados está firmemente en aumento: a partir de este año, la oferta se ha extendido a Francia. Todo lo que uno tiene que hacer para convertirse en criador es pedir el equipo en la página web de la startup y esperar la entrega de un nido con una población de unos 25 capullos de abeja.

Una imagen de uno de los nidos que vende la compañía.
Una imagen de uno de los nidos que vende la compañía.Wildbiene + Partner

Existen dos opciones diferentes: una para clientes privados y la otra para profesionales. La primera es un nido pequeño, de unos 20 centímetros de ancho, con aproximadamente 100 celdas de anidación y cuesta 120 francos suizos (103 euros). El segundo es una estructura similar pero ocho veces más grande y se vende por 200 francos (172 euros). Strobl y Sedivy recomiendan que los criadores tengan tantos nidos como sea posible para optimizar la polinización.

Para aumentar la población de abejas silvestres en Suiza y luchar contra su extinción, Wildbiene + Partner sugiere que los propietarios de las abejas paguen una pequeña tasa por enviarles cada otoño la estructura interior de los nidos y los tubos de anidación que contienen cada uno de seis a doce capullos. Los huevos, recogidos por los biólogos, se utilizan para hacer nuevos nidos y reponer las colmenas. Afirman que cada nido puede conllevar el nacimiento de más de 100 abejas al año.

Los creadores afirman que cada nido puede conllevar el nacimiento de más de 100 abejas al año

A cambio, los biólogos revisan los parásitos de los nidos que se reenvíen. "Como este no es su hábitat natural, los riesgos de infestación son mayores", explica Strobl. Además, crean estadísticas de cada nido, lo que permite a los criadores conocer exactamente cuántos ejemlpares han introducido en el mundo desde que iniciaron su colaboración.

Al margen de impulsar la polinización, los dos biólogos están tratando de concienciar a las personas sobre cómo viven estos animales. Por un precio un poco más alto, se puede comprar un nido de abejas equipado con un cajón de observación. Cualquier criador curioso puede estudiar el insecto a lo largo de su ciclo evolutivo, de huevo a capullo. Aunque las obreras se acercan y alejan de sus hogares entre marzo y junio, a partir de julio la mayor parte de su actividad tiene lugar dentro del nido.

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