_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Vis a vis

Estos días, una pareja real con 20 años de casados y alguno de banquillo pasa sus últimas noches juntos y libres

Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina a la salida del Juzgado en marzo de 2016.Vídeo: Jaime Reina (AFP) / ATLAS
Luz Sánchez-Mellado

Tengo una querencia sonrojante. Cuando veo a una pareja me la imagino en harina. No es una parafilia. La imagen no me erotiza, pero, por razones equis, no puedo evitar visualizar al prójimo en el momento más íntimo, cuando somos como somos y no como querríamos. De entre todos los uncidos el uno al otro, me fascinan sobre todo los matrimonios de largo recorrido. Cómo se miran, cómo se ignoran, cómo se atraen o se repelen sus cuerpos sin ellos quererlo. A veces, pese al tiempo y sus estragos, se nota que el chispazo de la pasión puede saltar en cualquier momento. Otras, lo que salta a la vista es que entre ambos no hay más roce que el cariño, la cobardía o la costumbre. En casi todas es obvio que pasaron los días de no poderse quitar las manos de encima, de no soportar la idea de no verse, de no concebir la vida sin el otro. Casi siempre se transparenta quién ama y quién se deja. Quién desea y quién complace. Quién se regala y quién se alquila. Pero ¿qué sabe nadie lo que sucede en alcoba ajena, aunque lo que ocurra sea nada en absoluto? ¿Quién sabe lo que mantiene unida a una pareja, sean las cadenas, las hormonas, un miedo mortal o un aburrimiento de muerte? Puede ser el amor, el sexo, los hijos, la lealtad, el horror al vacío, la dependencia, el ni contigo ni sin ti, la alegría y la náusea de estar vivos, que a veces son contrarios y a veces la misma cosa. Por todo, o por nada en concreto, se perdona la infidelidad, la traición, la soberbia, la decadencia, la amargura, el abandono y la pena. Estos días, una pareja real con 20 años de casados y alguno de banquillo pasa sus últimas noches juntos y libres. Sus próximos encuentros no serán en lecho palaciego sino en tálamo penitenciario. Mientras otros especulan con recursos de amparo, indultos y regímenes abiertos, yo les imagino en ese cuadrilátero sagrado en el que reyes y ladrones están desnudos. El resto está escrito.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_