Los pescadores japoneses capturaron 122 ballenas preñadas el pasado verano
Japón realiza cada año una expedición de 12 semanas en el oceáno Antártico con "fines científicos"
Los pescadores japoneses mataron 333 ballenas durante el pasado verano en la última expedición anual en el océano Antártico, según un informe de la Comisión Ballenera Internacional (CBI). Del total de ejemplares capturados en las 12 semanas que dura la misión, 181 eran hembras y 122 estaban preñadas. Estas expediciones han sido objeto de fuertes críticas por parte de la comunidad internacional, pero el país asiático se resiste a renunciar a ellas alegando "fines científicos".
La organización animalista Humane Society International se ha pronunciado en contra de esta expedición. "Es una nueva prueba de la naturaleza verdaderamente macabra e inútil de la caza de ballenas, cuando se sabe que las investigaciones no letales son suficientes para los objetivos científicos", ha afirmado Alexia Wellbelove, una de las responsables de la asociación.
El país asiático prohíbe la caza de ballenas con fines comerciales desde 1986, pero su captura se sigue permitiendo para "fines científicos". La Agencia de Pesca de Japón, el organismo competente en esta materia, sostiene que hay ciertos datos que solamente se pueden obtener mediante métodos letales, como la edad de madurez sexual o el análisis de los contenidos estomacales. Pero sus programas de investigación han sido ampliamente cuestionados.
Además de las ballenas capturadas, según informa The Guardian, los pescadores japoneses también atacaron a otros 11 ejemplares que lograron escapar antes de ser golpeados gracias a que se encontraban en una zona en la que el hielo marino era denso. Así lo detalla el informe de la CBI elaborado por representantes del Instituto de Investigación de Cetáceos, una asociación especializada en la investigación de ballenas asociada con el Ministerio de Pesca de Japón.
El Tribunal Internacional de Justicia descubrió en 2014 que el programa japonés de caza de ballenas conocido como Jarpa II no se realizaba con fines científicos y ordenó detener temporalmente la matanza anual de ballenas en el océano Antártico. La corte obligó entonces a revocar cualquier licencia relacionada con el proyecto, que suponía la captura de unos 950 ejemplares por año. Pero los pescadores japoneses reanudaron la caza de ballenas en la región dos años más tarde. Las autoridades presentaron un nuevo plan de captura con más detalles y una reducción de la muestra de ballenas cazadas —de 950 a 333 anuales—.
Noruega e Islandia son los únicos países que practican abiertamente la caza de ballenas con fines comerciales. Wellbelove ha hecho un llamamiento a Australia y a otros países que están en contra de la caza de estos animales para que envíen "el mensaje más fuerte posible a Japón de que debería detener sus programas letales de caza de ballenas".
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