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“En todos los países se siente la presión social sobre las mujeres”

La directora de cine Annemarie Jacir, la primera palestina en dirigir una película, acaba de estrenar en España 'Invitación de boda'

Miguel Ángel Medina

Hace 10 años, Annemarie Jacir (Belén, Palestina, 1974) se convirtió en la primera palestina en rodar una película, La sal de este mar, que además fue seleccionada para representar a su país en los Oscar y en la sección Una cierta mirada del Festival de Cannes de ese año. Aquella historia ya presagiaba algunas de la inquietudes de Jacir, empeñada en contar los problemas de su tierra —la ocupación de Israel, la miseria, el ansia por luchar o, incluso, por escapar— con sus ojos, en árabe y a través de dos personajes muy humanos.

Una década después, la palestina acude a Cannes para ser jurado de la misma sección en la que participó y acaba de estrenar en España su nueva película, Invitación de boda (Wajib), una cinta intimista que cuenta la difícil relación entre un padre que permaneció en Palestina y su hijo, que emigró a Europa. "No escribí el guion como mujer, lo escribí como alguien interesado en las relaciones humanas", apunta a través de un email Jacir, para quien no existe una sensibilidad distinta entre hombres y mujeres a la hora de contar historias. Eso sí, se muestra crítica con la situación de la mujer en todo el mundo: "Nunca he estado en un país donde no se sintiera el inmenso peso de la presión social sobre las mujeres, desde Francia hasta los Estados Unidos y Arabia Saudí", remata.

Pregunta. ¿Qué papel tiene la mujer en el cine palestino?

La directora de cine Annemarie Jacir.
La directora de cine Annemarie Jacir.

Respuesta. Las mujeres trabajan a todos los niveles de la industria del cine, como productoras, directoras, equipo técnico o artístico. Tenemos una comunidad cinematográfica pequeña pero muy fuerte y las mujeres juegan un papel importante en eso. Me siento muy cómoda trabajando en Palestina y creo que nuestra situación es mucho mejor que en otros países. Por supuesto, en todas partes las mujeres tienen que lidiar con los sistemas patriarcales que se han establecido desde hace mucho tiempo, pero debo decir que creo que lo estamos haciendo muy bien, por lo que al cine se refiere. Hombres y mujeres trabajan codo a codo.

P. En su caso está rompiendo moldes, al haber sido la primera mujer palestina en rodar una película. ¿Qué otros muros quedan por romper para las mujeres en este ámbito?

R. Es cierto que fui la primera mujer en dirigir un largometraje, pero antes de mí había muchas mujeres en la industria del cine que hacían documentales. ¿Qué otros muros nos quedan por romper? Ante todo, debemos romper el muro que los israelíes han puesto a nuestro alrededor, el muro del apartheid. Las mujeres siempre han sido una parte importante de la resistencia en Palestina y juntas vamos a derribar ese muro. Continuaremos rechazando una vida en prisión. Ningún humano aceptaría tener una soga al cuello toda su vida.

P. La historia que cuenta en esta película es muy intimista, ¿qué puede aportar la sensibilidad femenina para contar estas historias?

R. No creo en la sensibilidad femenina. Creo que debemos abandonar la idea de que los hombres y las mujeres tienen diferentes sensibilidades. Y debemos rechazar la forma en que los hombres y las mujeres se relacionan actualmente. En Invitación de boda cuento una historia sobre una tradición que pide que los hombres de la familia entreguen las invitaciones de boda. Me atraen personalmente las historias íntimas entre personas. Pero no escribí el guion como mujer, lo escribí como alguien interesado en las relaciones humanas.

Fotograma de 'Invitación de boda'.
Fotograma de 'Invitación de boda'.

P. El filme habla de la presión social, ¿cree que afecta por igual a hombres que a mujeres en Palestina?

R. Absolutamente, hombres y mujeres son ambos afectados. Desde el momento en que nacemos nos relacionamos de manera diferente y esto debe terminar. Es asfixiante y creo que debemos encontrar formas de ser más libres en todo el mundo, no solo en mi país.

P. ¿De qué manera esta presión social impide que la mujer palestina sea plenamente libre?

R. Lo que impide que las mujeres palestinas sean libres es la ocupación israelí ilegal de nuestras tierras. Esto es lo primero y lo más importante. Socialmente tenemos muchas otras batallas por las cuales luchar, pero es diferente para todas las mujeres. Depende de si viven en una ciudad o viven en un pueblo, si son conservadoras o no. Cada mujer tiene su propia historia. Cada mujer tiene diferentes presiones sociales dependiendo de sus circunstancias. Pero veo que esta lucha no es específica de las mujeres palestinas, sino de las mujeres de todo el mundo. Nunca he estado en un país donde no sintiera el inmenso peso de la presión social sobre las mujeres, desde Francia hasta los Estados Unidos y Arabia Saudí.

P. La situación política también aparece, pero en un segundo plano, ¿cómo marca la ocupación israelí la vida diaria de los palestinos?

R. En Invitación de boda [Wajib, en árabe], la ocupación siempre está presente, pero no de manera directa. Eso es porque Nazaret fue ocupada en 1948 y la situación actual es muy diferente a la de mi ciudad, Belén, por ejemplo. En Belén tenemos un ejército israelí frente a nuestras casas las 24 horas del día. Tenemos el muro del apartheid que bloqueó nuestras calles y destruyó nuestra ciudad. Vivimos la violencia de la ocupación todos los días. En Nazaret, la situación es muy diferente: allí hay personas que son tratadas como ciudadanos de tercera clase, personas que se enfrentan a una discriminación inmensa y, sin embargo, tienen una vida "normal" a su alrededor.

Mohammed Bakri y Saleh Bakri, en una escena de 'Invitación de boda'.
Mohammed Bakri y Saleh Bakri, en una escena de 'Invitación de boda'.

P. ¿Cómo ha sido el rodaje? ¿Ha tenido dificultades por culpa de las autoridades?

R. No necesitábamos permiso de ninguna autoridad para rodar la película. Solo necesitábamos el permiso del municipio local para poder rodar en los lugares públicos, como las carreteras. A pesar de que teníamos permiso, la policía israelí nos impidió rodar en dos ocasiones y nos echó del lugar donde estábamos filmando porque algunos de los vecinos israelíes se quejaron de que había un equipo de filmación que hablaba árabe en el vecindario. Esto nos pasó en Nazaret Elite, la colonia judía que fue fundada en 1954, donde vive el personaje israelí de la película, Ronnie Avi.

P. Uno de los temas más interesantes de la historia es la falta de libertad, tanto por la ocupación como por la presión social, ¿de qué manera le ha afectado a usted personalmente esa falta de libertad?

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R. A nivel personal, mi familia se ha dispersado por todo el mundo debido a la ocupación israelí, que le ha robado la libertad de vivir como gente normal. Los que nos quedamos en Palestina vivimos nuestras vidas en una gran prisión, donde todo está determinado por las autoridades israelíes, incluso como tenemos que viajar, si podemos ir a un hospital, si se nos permite ir andando de un lugar a otro, todo. A un nivel muy personal, me impidieron vivir en mi tierra natal durante muchos años y perdí muchas cosas durante ese tiempo, no solo objetos físicos sino algo mucho más importante: mi conexión con mi país, que nunca antes se había roto. Fue en ese momento que hice mi segundo largometraje Lamma shoftak (When I saw You) sobre un niño que no podía regresar a su casa.

P. Otra de las ideas ese el choque entre quienes emigran de Palestina quienes se quedan. ¿Cómo se vive ese conflicto hoy en día?

R. Este es un conflicto muy fuerte en Palestina. Especialmente porque el 75% de nuestra población son refugiados y viven fuera de Palestina. El país entero fue aniquilado, 800.000 personas fueron exiliadas y 500 pueblos fueron destruidos y arrasados. En el caso de Invitación de boda, la atención se centra en la comunidad de Nazaret, esa minoría muy pequeña que logró quedarse; y en Shadi, el hijo, que se fue, no como refugiado, sino por otras razones.

P. Al final, da la sensación de que a pesar de los conflictos, la familia prevalece sobre todo lo demás. ¿Sigue siendo la familia lo más importante para los palestinos?

R. No puedo hablar en nombre de todos, pero, por supuesto, la familia y la comunidad son una parte importante de nuestras vidas. Puedo decir que para mí personalmente, la familia es muy importante. No hay escapatoria. Vivo y muero por mi familia y mis seres queridos.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad —es un apasionado de la bicicleta—, consumo y urbanismo, entre otros temas. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’. 

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