Si quieres evolucionar en la vida, sé feliz, pero solo un rato
El diseñador Stefan Sagmeister decidió ser feliz, falló y convirtió el proceso en el documental ‘The happy film’
Stefan Sagmeister (Austria, 1962) es uno de los diseñadores gráficos que definieron los noventa. Empezó aprovechando las posibilidades del entonces recién llegado CD. Jugando con aquellas pequeñas cajas de plástico creó carátulas para los Rolling Stones o Lou Reed que luego serían imitadísimas. Ganó un Grammy por su diseño de Once in a lifetime, caja recopilatoria de Talking Heads, y dejó de hacer portadas. Pero a este austriaco asentado en Nueva York desde hace un cuarto de siglo le sobra el trabajo. Con su estilo juguetón y colorista lo mismo ilustra una portada de The New York Times Magazine que la imagen corporativa del Jewish Museum que una campaña para una marca india de zumos.
Aunque descubrió que el éxito no es suficiente. En 2012, tras una ruptura sentimental, Sagmeister emprendió la búsqueda de la felicidad. Así, tal cual. Un proyecto de años explicado en el documental The happy film, que presentó en C de C, las jornadas de creatividad publicitaria que organizó el Club de Creativos en San Sebastián los días 12, 13 y 14 de abril. “Ahora estoy muy bien. No estoy seguro de si he conseguido ser más feliz, pero seguramente soy un poco más sabio”, explica desde Nueva York. Mezcla de tímido y exhibicionista, de persona caótica y metódica, siguió una concienzuda ruta hacia la felicidad. Primero buscó en su interior, utilizando la meditación. Mal. Después usó la ayuda externa de terapeutas. Regular. Por último, confió en la química.
Ponerse ciego de Lexapro resultó, visto el documental, la vía más efectiva. “Eso pensé entonces, pero cuando miro hacia atrás creo que mi increíble subidón estaba mucho más relacionado con enamorarme que con el medicamento”, contesta remarcando “mucho”. Porque en esos años a Sagmeister le pasaron todo tipo de cosas: se enamoró y prometió, algo que no había hecho en sus 49 años de vida, pero también experimentó el dolor por la muerte del codirector del proyecto. Y algo aprendió. “La felicidad permanente no es posible. La felicidad fue diseñada por la evolución para mostrarnos el camino. Si la alcanzáramos simplemente no nos desarrollaríamos más, lo que no favorece la evolución”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.