_
_
_
_
MIRADOR
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Vida real

La imagen de un chico con la mirada pegada a una pantalla de móvil siempre me ha parecido una señal de civilización

Manuel Jabois
Ocurre que acuso la falta de aristocracia de la tecnología.
Ocurre que acuso la falta de aristocracia de la tecnología.Getty Images

Me escribe un amigo para contarme que tiene un viaje con unas compañías un poco pesadas y se lleva un libro para que lo dejen en paz. Este amigo calcula la pesadez de la compañía en libros y duración del viaje; como el viaje dura tres horas, y las personas a evitar son dos, entiende que basta con un libro. A veces, me aclara, hay gente tan pesada que entre Santiago y Vigo ha llegado a leerse Guerra y paz antes de tiempo.

No es el primero ni será el último que señala la ventaja definitiva del libro de papel sobre el soporte digital: su consideración sagrada inhibe cualquier perturbación que se produzca alrededor. Es el respeto por un tiempo que se resiste a extinguirse, y que no ha sido heredado por los que, en los viajes, preferimos leer libros digitales. Las tapas de un volumen son un enorme cartel de “no molestar” bajo ningún concepto; la carcasa de un teléfono móvil es, sin embargo, un “sacadme de aquí”.

El desprestigio del teléfono incluye el hecho de que no sólo se te puede molestar sino que se deba hacerlo; es una necesidad civil, un deber de la comunidad. Se trata de algo fascinante: al no poder saber qué estamos haciendo, se sobreentiende que estamos perdiendo el tiempo. Como si uno, muerto de aburrimiento, decidiese enfrascarse en el teléfono móvil al no tener conversación, cuando la realidad a menudo es justamente la contraria: con el fin de no tener una conversación, uno se pone a leer en su móvil. La imagen de un chico con la mirada pegada a una pantalla de móvil siempre me ha parecido una señal de civilización, de que el tiempo corre y además corre para bien. Sean modelos o escritores rusos lo que esté mirando: en cualquier caso se está asomando al mundo.

Y, como entonces, sigo haciendo lo mismo sin pensar que me debería ir mejor con un soporte más pesado y más incómodo, por romántico que me parezca; a cierta edad, hay que diferenciar lo que quieres de lo contraproducente, como hacer una bolsa de periódicos cuando los puedes llevar en el bolsillo o ir a cubrir un acto con una Olivetti cuando tienes el Iword. Ocurre que acuso la falta de aristocracia de la tecnología: tengo a mi alrededor todo el rato a gente denunciándome a otros por leer y escribir en un dispositivo que, en su mente, ha de estar dedicado a perder el tiempo, que también y es muy valioso hacerlo. Y es así cómo, en cualquier circunstancia, la persona que lee es la pesada del móvil y la que te cuenta sus problemas, el reservista de la “vida real”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_