Buenas universidades
Están lejos de estar entre las mejores, probablemente porque sus planteamientos, fines y organización no lo facilitan, cojeando en investigación e innovación en relación con aquellas. Sin embargo, los conocimientos que se adquieren en nuestras universidades permiten que muchos técnicos y profesionales formados en ellas se encuentren en un gran nivel y nos hallemos en un grado técnico y profesional alto en el conjunto mundial. Quizás el ejemplo más paradigmático de nuestra calidad es el del gran número de universitarios españoles de diferentes disciplinas que, por diversas razones —entre otras, la falta de ambición y de senderos profesionales despejados de nuestras universidades—, fueron a países más punteros y alcanzaron los más altos niveles en sus universidades e instituciones. Y pudieron hacerlo porque la formación recibida aquí hizo que allí fueran competitivos. Universitarios y padres pueden estar tranquilos, pero nuestras universidades deben mejorar.— Eliseo Pascual Gómez. Alicante.
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