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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

El mikado elevado a arquitectura

La arquitectura temporal también quiere ser sostenible. Este auditorio para 300 personas, completamente reciclable, móvil y ampliable, costó 40 euros por metro cuadrado

Auditorio portátil diseñado por Anna y Eugeni Bach.
Auditorio portátil diseñado por Anna y Eugeni Bach.E. B.
Anatxu Zabalbeascoa

Los arquitectos Anna y Eugeni Bach ganaron fama internacional cuando lograron construir una vivienda sostenible en el campo por 70.000 euros. En aquel momento, hace una década, el precio parecía lo más importante. La casa recurría a un conocimiento básico de la arquitectura mediterránea: buena orientación, ventilación cruzada, pérgola de cañizo o sistema de recolección de agua de lluvia. Ese mismo conocimiento de lo importante y su puesta al día de manera ingeniosa es lo que caracteriza todos sus proyectos: desde la caseta para sus hijos que construyeron en Finlandia, de donde es Anna, hasta las sucesivas ampliaciones de viviendas existentes que han ido firmando.

Dos proyectistas tan ingeniosos como ellos encuentran también en los trabajos temporales una vía de crecimiento. Es lo que sucedió en esta intervención en el interior del recinto ferial barcelonés, durante la feria Barcelona Building Construmat. Al igual que el Mikado, el juego ancestral que combina azar, varillas y destreza, su diseño consigue resultados muy creativos con sistemas constructivos temporales, de quita y pon.

Eugeni Bach

Bach Arquitectes recibió el encargo de levantar un auditorio temporal (Talks Arena) para 300 personas, una zona de talleres y reuniones y un área de exposición de novedades constructivas. Se trataba de aunar tres propuestas distintas y, a su vez, de aislar su espacio: de definirlo y hacerlo funcionar durante una semana por un precio lógico para una intervención temporal: 40 euros el metro cuadrado.

El color rojo y el sistema constructivo reforzaron la identidad de esta intervención. La estrategia constructiva hizo que esos lugares fueran móviles, como el propio juego del Mikado. Esto se debió a que en una feria, el número de stands que participa no queda cerrado hasta pocos días antes de la inauguración. La flexibilidad de los montajes de la propia feria es, por lo tanto, clave para compensar la ocupación de la superfície del reciento. Eso se hace con los espacios comunes: las zonas de descanso o de información. De ahí que el tamaño de estas intervenciones pueda variar hasta el último momento.

Eugeni Bach

A partir de ese condicionante, la estrategia de Bach Arquitectes pasó por construir espacios con forma de nido, sin ubicación precisa ni superfície inamovible. Esa arquitectura reactiva y abierta al cambio frente a un diseño cerrado reforzó, además, la imagen lúdica del proyecto. Veamos cómo.

1. El movimiento sirvió para ubicar rápidamente la zona: Una proyección en el techo indicaba al visitante dónde se encontraba la zona de ocio: imágenes caleidoscopicas y un techo virtual en movimiento.

2. El sistema constructivo permitió levantar los recintos en horas. En el suelo, los “nidos” realizados con un sistema de mamparas de cinta roja (no de varillas de Mikado), recogen los distintos espacios independientemente de su uso o tamaño.

3. Al tratarse de una feria sobre la construcción, las soluciones y detalles quedaron expuestos y los espacios, también visibles por detrás, mostraron cómo estaban construidos y qué materiales y soluciones de detalle utilizaron los arquitectos.

Siempre se ha dicho que los trabajos temporales son un laboratorio experimental. Han pasado a serlo también para el reciclaje y la racionalidad constructiva.

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