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Tentaciones

El 'crush' de Lady Di o la tolerancia cero de Twitter: el libro de humor no apto para sensibles

El cómico David Suárez publica 'Agonía Infinita' (Ediciones Hidroavión), un recopilatorio oscuro de post-humor y cultura popular

Aunque su humor ondea entre los límites de la corrección y la ofensa, David Suárez (Santiago de Compostela, 1992) confiesa que se esfuerza mucho en hacerte reír, todo un ejercicio de estilo y fe. "Soy de los que tienen que trabajar mucho para fingir ser gracioso. En mi caso es todo pose, es trabajar horas para sacar la combinación de palabras exacta y rezar porque la fórmula funcione", responde el humorista que se dio a conocer en YouTube hace años con ese personaje excesivamente moderno llamado Vicent Finch, o puso a prueba la paciencia de varios artistas con las preguntas de aquella señora faltona de su programa Famosos y una vieja. Agonía Infinita (Ediciones Hidroavión) es su primer libro, un recopilatorio de viñetas de apariencia naif y humor ácido. Con referentes claros como Querido Antonio y Louis CK, Suárez habla de temas escabrosos como el racismo o la pederastia, refleja la hipocresía de Internet o se atreve a bromear con historias que todavía no han madurado. Un recopilatorio oscuro de posthumor y cultura popular bajo la advertencia de que los sensibles, mejor se abstengan.

Tu trabajo está marcado por el humor incómodo, del que no sabes si reírte para rebajar la tensión o sentirte mal por hacerlo. ¿Por qué te gusta tanto la provocación?

Lo verdaderamente divertido de la comedia es cuando dices aquellas cosas que se supone que no debes decir. Y 2018 es el momento más inoportuno para decir cualquier cosa, para hablar de violaciones, de minorías, de racismo, de prejuicios. Porque ahora todo el mundo es clase media alta intelectual, todo el mundo es Malasaña, todo el mundo tiene Twitter y todo el mundo se cree moralmente maravilloso. Y no estoy diciendo que defender movimientos como el feminismo sea algo negativo. Al contrario, menos mal que existen estos movimientos, porque sin ellos el mundo sería un lugar horrible, pero pensar que no hay gente aprovechándose de ello es muy ingenuo. Mi lucha no es contra los movimientos sociales, es contra la gente que los utiliza para su propio beneficio personal. Porque es esta gente manipuladora y victimista la que los desacredita. Y utilizar una causa noble para follar o para tener más seguidores no solo es amoral y repugnante, sino que me resulta muy gracioso y un terreno por explorar.

"Si el cómico se limita a escupir tragedias o desgracias sin transformarlas en algo gracioso, no solo perderá al público, sino que se convertirá en ese puto loco que hace chistes en un entierro"

Te diste a conocer en YouTube con Vincent Finch, ¿has conseguido despojarte del personaje?

Cuando terminé la serie mi miedo era estancarme en aquello. Todos los años posteriores fueron un escapar de eso tan rápido como pude. Por eso intenté hacer tantas cosas y en diferentes direcciones. Había usado el personaje como una parodia del moderno insoportable, del falso progre, pero no era algo de lo que quería seguir hablando el resto de mi vida. Había dicho lo que quería decir, me había salido más o menos bien, y lo di por finalizado. Me deshice de todo aquello que pertenecía al personaje y me quedé con aquellas cosas en las que sí que había algo de mí. El humor negro, la mala hostia, la actitud de psycho killer. Todo eso sí que va conmigo y lo mantuve porque no tiene sentido negar algo que eres. Pero me desprendí de lo demás porque eran solo matices que había usado para elaborar la parodia del gafapasta.

Ahora pruebas suerte en el sector editorial con Agonía Infinita. ¿Cuál ha sido el punto de partida de este libro?

Tengo un Word en el que he ido apuntando todos los chistes que se me han ido ocurriendo desde hace unos seis o siete años. Son unas 200 páginas de one liners. Repasando esa lista me di cuenta de que había mucho chiste que funcionaría muy bien en dibujo y pensé que podía darle salida en un libro.

¿El título es un anticipo de lo que le espera al lector?

Le puse ese nombre porque me gustaba como sonaba. No hay mucho más. Pero ahora que lo pienso el 90 % de las páginas son sobre personas que lo están pasando mal.

LAS VIÑETAS MÁS BESTIAS DE 'AGONÍA INFINITA'

¿Cuál es el nexo de unión de todas las viñetas?

No hay un nexo de unión. Si lo hubiese probablemente sería un libro mucho más meritorio. Son chistes guarros o incómodos uno tras otro. No hay más.

El estilo recuerda mucho al trabajo de Querido Antonio. ¿Homenaje o casualidad?

Negar la influencia de gente como Héctor Bometón, Querido Antonio, Molg H o Miguel Noguera, sería de cretino absoluto. Me encantan todos y eso se refleja inevitablemente en este trabajo. Guillermo Varela (el dibujante), Cristina Galán (colorista), y yo con los textos, hicimos un esfuerzo por alejarnos lo más posible de ellos, pero al final la sombra de toda esta gente es alargada. Y concretamente, Alberto González Vázquez es una influencia innegable en casi todo lo que hago.

Las viñetas en las que tratas temas como el racismo o la pederastia nos traen a la memoria ese polémico monólogo de Louis CK en el Saturday Night Live. La pregunta es la misma: ¿Se puede hacer humor de cualquier cosa?

Es un tópico decir que un chiste depende del contexto, pero es cierto. Si en un entierro haces un chiste desagradable sobre el difunto buscando generar dolor, eres un perturbado. Pero si en un escenario haces el mismo chiste, puede convertirse en algo liberador o reflexivo. No hay tema o desgracia que no pueda tratarse, independientemente del tiempo que haya pasado, pero si es un tema que supone un gran dolor para muchas personas, más te vale hacerlo gracioso. Para mí el buen cómico, y no es mi caso, es aquel que logra llevar al público a una situación en la que se descubre a sí mismo riéndose de desgracias sobre el mundo o su propia vida que jamás sospecharía que le fuese a hacer gracia. Y eso es reparador y hasta sano. Pero si el cómico se limita a escupir tragedias o desgracias sin transformarlas en algo gracioso, no solo perderá al público, sino que se convertirá en ese puto loco que hace chistes en un entierro.

¿Alguna vez te has autocensurado o hay algún tema en el que no te meterías?

La imagen romántica del cómico siendo reprimido por meterse con determinada figura de poder o determinado colectivo, es falsa. Hay excepciones como el caso de Mongolia, pero creo que no es lo habitual. La mayoría de las veces que me censuran algo suele ser por temas mucho menos interesantes, como las marcas. "No menciones esa marca de teléfonos, no te rías de ese sponsor". Y es exactamente lo que pasa en La vida moderna, el tema tabú no son las minorías ni el Islam, es el grupo Prisa.

¿Cuáles son tus héroes o referentes?

Tengo amigos cómicos que son verdaderas enciclopedias de comedia en habla inglesa, pero yo he llegado tarde a la fiesta así que voy a ir a lo obvio. Me encanta Trey Parker, Louis CK, Gervais, Bo Burnham, Chris Rock, Chappelle, Jimmy Carr, Steven Wright… Y en España tenemos una comedia increíble. Me flipa Noguera, Ignatius, Querido Antonio, Álvaro Carmona, Berto, Iggy Rubin, Venga Monjas, Jorge Ponce, Alberto Casado, Rober Bodegas, Miguel Esteban, Luis Alvaro… La lista es infinita porque muchos son amigos y me encantaría mencionarlos a todos.

Dices que Agonía Infinita no es un libro apto para sensibles. En estos tiempos de corrección política, ¿tu humor se entiende? ¿te ha jugado malas pasadas?

"Trabajo con palabras pero no sé hablar en público, las frases se me atragantan y constantemente tengo pánico a no saber expresarme, a que se me malinterprete y que todo el mundo descubra lo idiota que soy"

La gente que ve las cosas que hago suelen dividirse en dos: están los que entienden mi trabajo y los que no. Dentro de los que entienden mi trabajo están aquellos a los que les gusta y aquellos a los que no. Ambas opiniones son completamente respetables y siempre me interesa escucharlas. Pero luego está el segundo grupo, que es el de aquellos que no entienden nada. En este último grupo hay dos clases de personas: gilipollas de derechas a los que les encanta lo que hago porque se toman todo lo que digo de forma literal, y gilipollas de izquierdas a los que les jode cuando me meto con lo posturetas que son. Básicamente estas dos personas son la misma persona, solo que los segundos no quieren que los primeros se den cuenta. Los gilipollas de derechas los conocemos de sobra, pero los gilipollas de izquierdas son los que más se suelen ofender últimamente porque son los que tradicionalmente hasta ahora estaban a salvo en comedia.

Eres el responsable de las incómodas entrevistas de Famosos y una vieja. ¿Tus invitados sabían a lo que iban? José Mota parecía enfadado de verdad...

Cuando grabamos la segunda temporada todo el mundo que venía de invitado ya conocía la serie. En la primera temporada nos la jugábamos más, porque la mayoría de invitados no se había leído el mail que les enviábamos con el guión y se encontraba con el pastel ya en el rodaje. Mota no se enfadó, simplemente no le gustó el rollo y muy educadamente nos dijo que prefería no hacerlo. Su fallo fue avisar en pleno rodaje, pero su decisión es completamente respetable. Otros invitados sí que se comportaron como idiotas después del rodaje y amenazaron con denunciar a la cadena si no se retiraba su vídeo.

También participaste en el programa Late Motiv de Buenafuente. Existe un hilo de forocoches que se pregunta por qué te despidieron. Creo que los usuarios se merecen que les resuelvas si estaba pactado o no.

El resumen es que llamé viejo, rico, maricón a Buenafuente en directo y me despidieron. Tengo un show en el que cuento exactamente lo que pasó. El 7 de abril estaré en Alicante en la sala Clan Cabaret, y el 14 de abril en Madrid en el Palacio de la prensa. Quién quiera saberlo puede venir a verlo. Siento el spam, tengo que comer.

¿En qué formato te sientes más cómodo? ¿La tele ha muerto definitivamente?

Es gracioso porque trabajo con palabras pero no sé hablar en público, las frases se me atragantan y constantemente tengo pánico a no saber expresarme, a que se me malinterprete y que todo el mundo descubra lo idiota que soy. En un vídeo o en una página en blanco no hay lugar al error y eso me garantiza un control total sobre el mensaje y lo que quiero decir. Y lo mismo me pasa cuando actúo en un escenario y hago mi monólogo, lo tengo todo bajo control y eso me relaja porque sé que es una carretera en línea recta. La televisión es todo lo contrario. Es un Ferrari muy difícil de conducir en el que si no tienes un montón de gadgets como la improvisación, estás condenado a hacer un ridículo estrepitoso. Y más en un late, donde cada noche es un animal diferente.

En cuanto al futuro de la televisión, no sé si el medio ha muerto pero la forma de consumirlo desde luego que sí. Cada vez es más la gente que ve Salvados o La resistencia por internet, y este año Netflix nos ha dado una sorpresa a todos con su consolidación en España. El futuro está en las plataformas, pero en el fondo eso sigue siendo ver la tele. La televisión pública aguanta muy bien, pero con un contenido horrible. De momento no es algo que deba preocuparles, pero cuando pasen 10 años y nuestros padres y abuelos empiecen a cascar tendrán que ponerse las pilas para seducir al espectador joven, que básicamente es un espectador de tele privada mucho más sibarita.

¿En qué estás trabajando ahora?

Es sorpresa. Suena a cretino pero es verdad.

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