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Cómo y cuándo hablarles a los niños de un atentado o un asesinato

Casos como el del niño almeriense Gabriel o actos terroristas pueden preocupar también a los más pequeños de la casa

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El último caso de Gabriel Cruz, el niño almeriense de ocho años asesinado por la novia de su padre y los atentados ocurridos en diversas ciudades europeas en los últimos meses ponen en jaque a muchos padres que se preguntan si deben comentar o no con sus hijos lo acontecido. Ante estos hechos terribles, surge una gran preocupación que muchas veces les obligada a tener que hablar con ellos sobre estos temas para que conozcan el peligro que a veces ocurre en la sociedad. Aunque tenemos que ser conscientes de que contárselo puede ser una tarea difícil, ya que hay que encontrar el momento adecuado y las palabras correctas para que sean prudentes con personas extrañas, entre otras razones, y, a la vez, no crearles una sensación de miedo que les pueda llevar, incluso, a la paranoia.

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A veces, los niños corren peligro tanto con desconocidos como con personas de su propio entorno, como ocurrió con el caso de Gabriel, en el que la secuestradora y asesina confesa fue Ana Julia, la propia pareja de su padre. También merece una mención el caso de Ruth y José, ambos asesinados por su progenitor José Bretón. Ante estos casos, más delicados, los padres deben apoyarse en especialistas para que les guíen en la tarea de hacer lo correcto durante su proceso desarrollo porque, al no hacerlo, se corre el riesgo de que los niños demuestren ciertas carencias a lo largo de su vida. Los especialistas recomendamos a los padres que hablen con sus hijos transmitiéndoles tranquilidad y seguridad y haciéndoles ver que ha ocurrido algo muy malo, pero que ellos viven en un entorno seguro. 

¿Cuál es la edad adecuada para hacerlo?

Con el primer año recién cumplido, los bebés ya empiezan a dar una pequeña muestra de sus emociones. Son capaces de expresar algunos sentimientos como la tristeza mediante el lloro a la hora de alejarse de los padres, o el miedo ante diversas situaciones. Hasta que los niños no cumplen los cinco años, los padres no deben dar excesivos razonamientos a la hora de hablar con sus hijos de cualquier caso de secuestro, atentado o asesinato acontecido ya que pueden crear una sensación de miedo exagerada en ellos.

Cuando los niños tienen seis o siete años es cuando estos empiezan a preguntarse por qué experimentan emociones; esta se considera la etapa idónea para enseñarles cómo deben controlarlas y así evitar que les puedan afectar en su vida cotidiana. Además, el hecho de que los secuestros y asesinatos sean situaciones próximas a su entorno puede potenciar negativamente tales emociones, provocando en los niños sensaciones de rabia y tristeza. A esta edad, su curiosidad crece enormemente, preguntando a adultos y personas cercanas el porqué de las cosas continuamente. En estas situaciones, los padres deben dar siempre la misma respuesta a sus hijos ya que esto les aporta seguridad. Lo mismo tendrán que hacer en los casos en los que los niños repitan la misma pregunta varias veces, lo hacen para asimilar y entender lo que ocurre.

Según sea la particularidad de cada niño, los padres podrán hablar de forma más detallada o no de lo ocurrido. Los especialistas recomiendan que los padres no entren en detalles macabros, pero sí que hacen especial hincapié en que sean totalmente sinceros a la hora de contar los hechos. A veces, los progenitores mienten a sus hijos para protegerlos, esto no es correcto, ya que se sentirán engañados y perderán su confianza. Por el contrario, hay que hacerles ver que hay muchas personas buenas en el mundo; no hay mayor ejemplo que las muestras de apoyo que recibieron los padres de Gabriel. Deben comprender que son pocas las personas que hacen cosas horribles. De esta forma, les tranquilicemos. Los padres tienen que decirles también que cuentan con la ayuda de la policía y que son personas que velan por la seguridad y que nos ayudan siempre que lo necesitamos. Al igual que ocurre con las emociones, la autoestima es otro factor importante en el desarrollo de los niños y el momento adecuado para que la adquieran también es sobre los siete años, justo cuando se empiezan a dar cuenta de las habilidades que poseen.

A las emociones y a la autoestima se les añade ahora, además, el concepto de amistad, un asunto que cobra especial relevancia entre los ocho y los nueve años. Es un factor importante porque en esta etapa de la vida es cuando los niños forjan sus primeras y verdaderas uniones con sus iguales, añadiendo nuevas personas a su círculo de confianza. También, a esta edad, experimentan una mayor sensación de autonomía al igual que de autoestima. Además, son capaces de identificar tanto sus emociones como las de las personas de su entorno, aunque todavía necesitan de la ayuda de sus padres para controlarlas. Cuando los niños cumplen 10 años es cuando entran de lleno en la preadolescencia. A esta edad, son capaces de resolver de forma autónoma los problemas de su vida, de reflexionar acerca de sus sentimientos y emociones, y de preocuparse por los demás.

En definitiva, la edad adecuada para que los padres puedan hablar a sus hijos de casos de secuestro y asesinato como el de Gabriel Cruz, son los seis o siete años. Para ello, deben de ser totalmente sinceros a la hora de contarles lo acontecido para que en un futuro sus hijos no se puedan sentir engañados en el caso de que haya un nuevo suceso. También deberán evitar todos aquellos detalles escabrosos para que así no tengan miedo. Lo esencial es que los padres transmitan a los hijos una sensación de tranquilidad y de que no hay nada que temer, que su entorno es seguro y que la policía siempre velará por su seguridad si algo horrible ocurre.

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