Melilla, la ciudad que no quiere a los niños
Más de cien niños viven solos en las calles y más de 200 están sin escolarizar
En Melilla hay muchos menores. De hecho, es una de las ciudades con mayor natalidad de nuestro país, según los datos del 2016, su índice de natalidad dobla el de España y el de Europa. También es una ciudad con muchos menores extranjeros que están solos, sin su familia. Unos 600 hacinados en centros de acogida y más de 100 viviendo abandonados en la calle.
Me da la sensación de que puede que sea ese exceso de juventud lo que hace el gobierno de la ciudad desprecie profundamente la infancia y aparentemente desconozca muchos de los derechos que le son inherentes. Desde que en navidades el consejero de Bienestar Social de Melilla, el señor Ventura, acusara públicamente de ser un drogadicto a un menor bajo su tutela que murió solo en un centro, no hay un día en que no haya una noticia relativa al maltrato a la infancia por parte del consistorio.
Ayer me llegaba una imagen del activista José Palazón en la que se puede comprobar que tras llenar la valla del puerto de concertina para herir a aquellos niños que intenten saltarla, han puesto también concertina en la escollera donde los niños de la calle pasan gran parte de su tiempo. Las recurrentes denuncias por parte de organismos de la infancia y organizaciones locales son respondidas por el equipo de señor Imbroda incluyendo elementos estructurales muy dañinos en los espacios ocupados por los menores. Como explicaba la portavoz de UNICEF en una reciente entrevista en Hoy por Hoy, no se trata de perseguir a los niños sin familia y sin hogar sino de acogerlos, ganar su confianza, ejercer la tutela con comprensión y cuidarlos.
Igualmente la semana pasada un grupo de padres y ciudadanos melillenses lanzaron una recogida de firmas desesperados después de varios meses de protestas y peticiones solicitando que se asegure la escolarización de más de 200 niños y niñas que no van al colegio en la ciudad porque no se les asigna una plaza. Hace ya varios años organizaciones, profesores y padres denuncian las condiciones inadecuadas de las aulas que están masificadas superando con creces el número máximo de alumnos permitidos por la ley. A estas quejas se suma ahora el hecho de se exige a las familias que presenten el padrón para poder acceder a una plaza. Según varios padres de niños afectados se trata de una medida ilegal porque atenta contra los derechos fundamentales de los niños. Según el ministro de Educación, que es el responsable de este tema en las ciudades de Ceuta y Melilla que no tienen las competencias de educación delegadas, no hay ningún niño cuyos padres sean capaces de demostrar que viven en la ciudad que no esté escolarizado. Pequeño problema, en Melilla, ciudad frontera, hay una enorme población que se encuentra en un limbo documental y, pese a tener tarjeta sanitaria, no tiene padrón. Me parece que debería primar la responsabilidad del Estado de velar por el cumplimiento de los derechos de los niños sobre un trámite burocrático, pero está claro que los niños de Melilla tampoco deben de gustarle al señor Méndez de Vigo.
Desde que me preocupo por lo que sucede en Melilla vivo estupefacta. El otro día el señor Ventura soltó otra perla cuando un reportaje de la sexta mostraba a menores durmiendo en colchones en el suelo del centro de La Purísima. Aseguró que mejor en el suelo en colchones que en la calle y se coronó diciendo que el Gobierno de Melilla no iba a expropiar viviendas para hacer centros para los menores marroquíes. Esta es la persona responsable del bienestar de los niños de Melilla. Me parece que los niños no le gustan demasiado y si son extranjeros directamente no le gustan nada.
Desde esta tribuna solo me queda invitar a todas las que me leéis a informaros y difundir la información, para que lo que sucede en Melilla no se mantenga en la oscuridad como hasta ahora comprometiendo el presente y el futuro de cientos de niños desprotegidos.
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