Ni el casco de Valentino Rossi te va a proteger de lo nuevo de Bronquio
Estrenamos el videoclip de 'Galgo', el tema del artista jerezano a conjunto con Pablo Peña (Fiera, Pony Bravo)
"Como Mad Max trapicheando speed por gasolina en la parte trasera de un club nocturno" o "como John Carpenter tocando con Crystal Castles en mitad de una rave plagada de zombis". Con estas imágenes desconcertantes nos presentaron a Bronquio y la verdad es que no se nos ocurre una forma mejor para describir el universo del músico y productor Santiago Gonzalo.
El músico jerezano arrancó su trayectoria al frente de la banda punk Gipsy Aliens, también formó parte de la escena hardcore andaluza con Yegua, y al final se ha metido de lleno en el mundo de la producción digital. "He tenido proyectos de música electrónica con nombres de mierda de una semana de duración. Un día grabé un tema con 41V1L, lo subí a YouTube con el nombre de Bronquio y aquí sigo. Un año después me he dado cuenta de que ese primer tema fue el comienzo de lo que llevaba tiempo queriendo hacer", explica el artista,
Galgo es su primer videoclip de 2018, una canción de rabia desbordada, crítica con la clase acomodada andaluza. "La música la hago impulsivamente. Como mucho, parte de unos acordes que acabo de hacer con el piano o una melodía. La letra sí que tiene su discurso previo. Es la voz en primera persona de un hijo de puta en todas sus variantes. Claramente es una crítica y no una apología a este tipo de ser humano".
Pablo Peña, miembro de Pony Bravo y Fiera (junto a Darío del Moral) le pone voz al tema. "Fiera siempre ha sido de mis bandas favoritas de España y además su concepto congenia bien con mi música, así que para mi ha sido un lujo contar con él", apunta Santiago sobre la colaboración. "Cuando hice la base de Galgo grabé yo mismo una melodía cantando “tirorariro”. A mi amigo Jesús Guisado le suelo pasar las cosas que voy haciendo y cuando escuchó esto me dijo que había que hablar con Pablo Peña. Vivimos en la misma ciudad y tenemos personas en común, así que el contacto fue sencillo".
Galgo es un despropósito audiovisual protagonizado por un motorista folclórico, en donde presenta esos elementos y estilos inconexos que solo cobran sentido en su proyecto. "Mi proceso de pre-producción dura media hora. Suele ser lo primero o lo segundo o lo tercero que se me ocurre mientras escucho el tema acabado. Debe funcionar en mi cabeza a priori aunque sea una idea muy general. En este caso cogí un casco de Valentino Rossi que me regalaron mis padres con 12 años, unas telas, un bate y algo más. Luego me fui al campo con mi amigo Gotu desnudo y le grabé haciendo cosas". Para la falta de presupuesto también tiene una solución. "La falta de medios la suplo en la postproducción. Ahí intento crear un concepto que vincule la música con las imágenes y utilizo mis limitaciones técnicas como herramienta para crear mi imagen".
A Galgo le seguirá durante los próximos meses y hasta ya entrado el verano una andanada de sucesivos singles digitales que irán completando la particular propuesta de este enfant terrible de la música urbana.
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