Reinventar la estructura de madera
El estudio Ábaton concluye en Madrid un edificio de viviendas de 20 metros de altura con estructura de madera. Aseguran que este material facilita la construcción, ahorra energía durante la misma, optimiza la superficie útil y multiplica el ahorro energético en el interior de los pisos
La vieja madera podría ser el material del futuro. Más fácilmente remplazable (en bosques reforestados con tala controlada) y más ligera que los costosos y pesados acero y hormigón armado, la madera laminada cruzada CLT (Cross Laminated Timber) pegada a 90 grados es, además, más resistente al fuego y más fácil de manipular
En Vancouver, la residencia de estudiantes Brook Commons es un edificio de 53 metros de altura y 18 plantas ya levantado con este tipo de material. En Madrid, el estudio Ábaton concluye la construcción de un edificio de viviendas con muros de carga, forjados y vigas de madera contralaminada.
“Estamos convencidos de que la prefabricación con elementos y estructura de madera es el sistema constructivo del futuro por el respeto al medio ambiente, la eficiencia energética y la conservación forestal además de la reducción de los plazos de construcción, la mejora en el ratio de superficie útil/superficie construida y la aportación al confort de las personas que ya están viviendo dentro de edificaciones realizadas con elementos naturales”, opinan Nacho Lechón, arquitecto, socio director técnico del estudio Ábaton, y Camino Alonso, arquitecta, socia y directora creativa.
Un vídeo de The Economist muestra cómo la madera laminada cruzada CLT es más ignífuga que el acero, que llega a calentarse, o el hormigón. Por eso ellos defienden que el CLT es un nuevo material, “una vuelta al pasado con la tecnología presente” pensado para el presente y el futuro.
Los suelos de roble y la estructura de madera de su edificio de viviendas en El Viso evitan los puentes térmicos, multiplican la superficie útil, hacen posible una construcción —con prefabricados de madera CLT— más rápida y más sostenible —con menor emisión de CO2— y aseguran un consumo futuro de los habitantes del edificio muy inferior al de una vivienda estándar. El suelo radiante y refrigerante, una capa de lana de roca y otra de poliestireno de alta densidad tras una fachada de zinc blanco completan el aislamiento de un edificio que trata de cuidar el confort de sus inquilinos y la conservación del medio ambiente con lógica y sin temor a mirar hacia atrás para encontrar en la actualización de los materiales una vía de futuro.
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