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¿Puede la ley defender a un colectivo sin siquiera nombrarlo?

Las niñas son el mayor grupo que sufre discriminación en el mundo, pero sus necesidades específicas son invisibles para el derecho internacional. Así lo denuncia el informe de Plan International 'Los derechos de las niñas son derechos humanos'. España no representa una excepción

Sokhat, de 13 años, juega con otras chicas a la salida del cole en las afueras de Siem Reap, en Camboya.
Sokhat, de 13 años, juega con otras chicas a la salida del cole en las afueras de Siem Reap, en Camboya.RICHARD WAINWRIGHT / Plan International
Tiziana Trotta
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Sufren discriminación y abusos incluso desde antes de nacer. Y los siguen sufriendo a lo largo de sus primeros años de vida, por ser mujeres y por su joven edad. Las niñas representan el mayor grupo en exclusión en todo el mundo, sin embargo, quedan ensombrecidas en las principales convenciones internacionales en las categorías genéricas de “mujeres” o de “infancia” y aún no existen mecanismos de defensa de los derechos humanos capaces de responder a sus necesidades específicas de manera adecuada. Así lo denuncia Plan International en el informe Los derechos de las niñas son derechos humanos, publicado este miércoles. España no representa una excepción.

El estudio alerta del estancamiento de los progresos en la última década y advierte de que, de seguir con el actual ritmo de cambio, se necesitarán muchos otros años para que se alcance la igualdad. El informe analiza el estatuto de las chicas en la legislación internacional, examinando 1.300 documentos datados entre 1930 y 2017. Solo en pocos casos se hace mención específica a ellas y, hasta cuando se habla de “mujeres y niñas”, normalmente, el texto que sigue solo se centra en las primeras. Esto convierte a las niñas prácticamente en invisibles.

“Incluso los dos marcos jurídicos que sirven de pieza angular para los derechos de las niñas, o que por lo menos debería serlo, presentan lagunas”, explica Valeria Vilardo, experta en Género e Incidencia Política de Plan International. “Por eso hace falta repetir que los derechos de las niñas son derechos humanos”. A pesar de que la Convención sobre los Derechos de la Infancia se diseñara para ser neutral con respecto al género, numerosos académicos argumentan que a menudo se le da una interpretación sesgada que acaba favoreciendo a los niños. Mientras que las vulneraciones que afectan principalmente a ellos, por ejemplo su reclutamiento como soldados, se abordan en artículos específicos, no ocurre lo mismo con los problemas que atañan en su mayoría a las niñas, como el matrimonio precoz. “La palabra girl [niña] no aparece ni una vez”, asegura Vilardo.

Sylvia, de ocho años, vive en una aldea rural del distrito de Namawawala, en Tanzania. Cada día tiene que andar 14 kilómetros para ir a la escuela.
Sylvia, de ocho años, vive en una aldea rural del distrito de Namawawala, en Tanzania. Cada día tiene que andar 14 kilómetros para ir a la escuela.JAMES STONE / Plan International

El otro texto de referencia, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, es casi neutral en cuanto a edad y solo hace mención explícita a las niñas en el ámbito de la educación y del absentismo escolar.

No todos sus problemas acaparan la misma atención. Se aborda con mucha más frecuencia el acceso a la educación, por ejemplo, frente a cuestiones espinosas como los derechos sexuales y reproductivos. La cultura y la religión también pueden servir de excusa para establecer reservas a la ley y que los derechos de las niñas pasen a un segundo plano en cuestiones como el matrimonio infantil o el aborto.

Utilizar un lenguaje inclusivo no es suficiente, se necesitan también leyes que contemplen acciones específicas para proteger a las niñas, tanto en España como a escala internacional

España no escapa de esta tendencia. A pesar de los avances en la legislación en temas de igualdad de género e infancia, el ordenamiento jurídico nacional sigue invisibilizando a las niñas y sus necesidades, según un informe realizado para Plan International por la firma Herbert Smith Freehills. El estudio, que toma en consideración tanto la legislación española como la aplicación de tratados internacionales en el país entre 1976 y 2015, evidencia que las niñas han empezado a ser visibles en el ordenamiento jurídico a partir de 2007.

Fue en ese año cuando se les reconoció por primera vez una especial protección en la Ley Orgánica para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. “Fue un hito histórico para España, a pesar de que las menciones explícitas a las niñas solo aparezcan pocas veces. La Ley contra la violencia de género marcó otro paso adelante, pero las niñas son englobadas en el colectivo genérico de menores”, subraya Vilardo. “Aún falta un enfoque adecuado que tome en cuenta la edad, pese a que se trate de normativas bastante valiosas”.

En Camerún, solo el 55% de los niños y niñas completa la educación primaria. Muchos menores abandonan los estudios debido a la mala calidad de la educación.
En Camerún, solo el 55% de los niños y niñas completa la educación primaria. Muchos menores abandonan los estudios debido a la mala calidad de la educación.JAMES STONE / Plan International

La Constitución, sin embargo, no recoge una mención específica sobre sus derechos. El artículo 39, relativo a la protección de los derechos de los niños, las incluye en las categorías de familia, hijos y niños. Las niñas tampoco son reconocidas como sujeto de protección especial ante la violencia de género, el matrimonio forzado o la mutilación genital.

“Utilizar un lenguaje inclusivo no es suficiente, se necesitan también leyes que contemplen acciones específicas para proteger a las niñas, tanto en España como a escala internacional”, señala la experta de Plan International. “Se necesita abordar seriamente la doble discriminación por edad y sexo y este enfoque tiene que ser transversal en todas las normativas que regulan los derechos de la infancia y de la mujer”.

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Sobre la firma

Tiziana Trotta
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, principalmente en Planeta Futuro y en la Mesa Web. Es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Urbino (Italia), Máster en Ciencias Históricas, Filológicas y de las Religiones por la Universidad Sorbona (Francia) y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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