Los documentalistas miran la animación con ojos de deseo
El festival MiradasDoc apuesta por la animación como una herramienta para suavizar historias sobre realidades sociales duras y sensibilizar al público más reacio a conocerlas
Animadoc: dícese del neologismo utilizado para describir los dibujos llevados al género documental. Es una definición que no sale en el Diccionario de la Real Academia Española, ni siquiera en la infinita Wikipedia. Pero existe, se habla de él y está en auge, siguiendo los pasos de su hermana mayor, la animación en las cintas de ficción. Así lo llevan comprobando un tiempo en el Festival Internacional de Cine Documental MiradasDoc, que celebra su duodécima edición entre el 26 de enero y el 3 de febrero en Guía de Isora (Tenerife). Cuando iniciaron esta andadura no había propuestas. Hoy, representan alrededor del 10% de las casi 600 películas presentadas, según los cálculos de David Baute, codirector del festival. "Existen pocos eventos de cine documental donde se trabaje la animación, y cada vez hay más productoras y directores que necesitan esta técnica", explica. "Es un espacio que viene para quedarse", apoya Alejandro Krawietz, segundo codirector. "El documentalista se encuentra a menudo con el problema de no poder rodar lo que quería: hay historias que ya pasaron y él quiere contar. Tiene los protagonistas, pero no quiere reducir a un busto parlante la narración".
Interesa tanto que este festival ha estrenado un taller dirigido a quienes trabajan en proyectos donde la animación es una parte o el todo de la narración. Se ha llamado BTG Doc y los profesionales de este laboratorio Bridging The Gap lo han impartido. Como José Luis Farias, cocreador del mismo. "Intentamos transmitir los conocimientos básicos para saber cómo se mueve el sector", describe. "Lo que hemos hecho con los alumnos es coger su proyecto, darle una vuelta y hacer que sea más factible para que salga al mercado. Sobre todo les preparamos para que puedan conseguir financiación, que tengan buenos dosieres para presentar y, sobre todo, que piensen en su viabilidad".
Estamos viendo cómo te puedes enfrentar a temáticas muy truculentas y muy duras a través de la animación José Luis Farias, cocreador de Bridging The Gap Lab
La unión del documental con la animación permite, por ejemplo, recrear situaciones pasadas que de otro modo no se podrían contar audiovisualmente. "Si necesitas recrear una guerra, por ejemplo, es casi imposible hacerlo de verdad porque el presupuesto se iría", plantea Farias. Pero en un festival de cine como MiradasDoc, con el foco puesto en la denuncia social y las violaciones de derechos humanos, esta herramienta también se revela de gran utilidad para sensibilizar acerca de los problemas de nuestro tiempo. "Estamos viendo cómo te puedes enfrentar a temáticas muy truculentas a través de la animación. El documental es un terreno duro y arduo pero, gracias a la animación, podemos abrirnos un poco. A gente que no se planteaba ir a ver un documental le puede llamar un poco más la atención", opina el cocreador de BTG.
El taller recibió casi 30 solicitudes y fueron seleccionadas cinco atendiendo a los criterios habituales del festival: que estén vinculados a problemáticas sociales y a temáticas del Sur del mundo, y que ofrezcan una mirada diferente, enumera Baute. Se seleccionó Thanadoula, de la canadiense Robin McKenna; un cuento de hadas animado que ejemplifica cómo se puede documentar sin rodar ni una escena. "La doula es la mujer que ayuda a los bebés a nacer y la thanadoula ayuda a morir", resume McKenna. La protagonista, Nathalie, descubrió su vocación tras perder a su hermana mayor. "Ella sintió que tenía que trabajar con gente para ayudarla a cruzar al otro lado". El trabajo, que estará listo a finales de 2018, describe la conexión de la chica con el mundo de los muertos. "Me emocionó, así que pensé en cómo podría contar esta historia y me decanté por la animación para poder revivir ese mundo mágico", explica la directora. Hoy, su cinta se está materializando gracias a la mezcla de capas de dibujos y fotografía real que recrea el nebuloso mundo de los espíritus, a medio camino entre la vida y la muerte.
Otra manera de unir dibujos y denuncia social es el proyecto Carne á vista, de las brasileñas Camila Magalhaes Kater y Lívia Pérez. "Es un corto sobre la mujer y su relación con su propio cuerpo", describe Kater, directora de animación. "En Brasil, la mayoría de mujeres ha sufrido acoso sexual. Nosotras hacemos una asociación irónica entre la mujer y la carne". El proyecto muestra a tres personajes y cada una de ellas representa uno de los estados de la carne al cocinarla: "La primera es la infancia y la obesidad, representa el estado de la carne cruda. Después hay una mujer transgénero, ella es carne medio hecha. Y, al final, una anciana, que es la carne muy hecha", adelanta Kater. El filme contará con las voces reales de estas mujeres. "Queremos mostrar estas historias de una manera más poética, creando imágenes abstractas", indica Kater. La finalidad de su obra es decir a la sociedad que las mujeres están sufriendo este tipo de violencia. "Y también aportar una mirada positiva, es decir, que las mujeres se sientan inspiradas por el filme para combatir el acoso".
Raúl de la Fuente, premiado director y guionista de cine con éxitos como el corto ganador de un Goya Minerita, también se ha sumado a esta corriente y ha aportado su experiencia, la primera en este campo, a los alumnos del taller BTG Lab, charla formativa mediante. Lleva ocho años trabajando en Another day of life, una película de animación que incorpora material documental y que está basada en el libro homónimo del periodista Ryszard Kapuscinski sobre sus tres meses cubriendo la guerra de Angola. Y lo ha hecho así porque quería llevar al espectador a las trinchera en 1975, que viajara con el periodista y por su experiencia vital. "Elegí la animación porque me daba la oportunidad de recrear el universo tan mágico, onírico y lindo de Kapuscinski. Y a la vez puedo hacer ataques, disparos... Me permite volar", detalla.
Además de los trabajos seleccionados en el taller de formación, se han proyectado otros cuatro documentales en el auditorio de Guía de Isora. Pequeñas voces en uno de ellos, y con él su director, Jairo Eduardo Carrillo, aporta la visión de la guerra colombiana de los niños desplazados mediante sus dibujos originales y sus testimonios. "Se han usado diseños mucho más naif y eso hace que la historia te llegue mucho más que ver al niño hablando en cámara porque recrean la sensación que ellos tuvieron en ese momento", opina Farias.
Entre los trabajos seleccionados para la formación, también se ha valorado que sean proyectos técnicamente viables. "A veces los documentalistas imaginamos cosas desde la animación que luego, económicamente, no se pueden hacer", detalla Baute. El coste de incorporar estas técnicas a un trabajo audiovisual puede llegar a ser muy alto o muy bajo. "Los cineastas nos manejamos con presupuestos bastante pequeños y, cuando llegamos al mundo de la animación, vemos que se mueven cifras brutales. De la Fuente coincide: "Creo que los documentalistas miran la animación con ojos de deseo desde hace mucho tiempo, pero por ahora hay un abismo entre ambos, sobre todo en cuanto a presupuesto, porque la animación requiere una técnica muy cara".
Tráiler de 'Pequeñas voces' de Jairo Carrillo y Óscar Andrade.
Sin embargo, para el animador el punto de vista es el opuesto. "Es una herramienta que los países en desarrollo tienen en sus manos. Muchas veces es más fácil hacer animación que conseguir una buena cámara", asegura. Y hace referencia a la democratización de la tecnología, pero también al ingenio y al talento: "La animación puede hacerse con recortables y otras técnicas alternativas de bajo coste para las que hacen falta menos medios que si tienes que hacer un rodaje de verdad".
¿Qué le falta, entonces, al sector de la animación? "Borrar la concepción de que los dibujos animados o la animación son para niños cuando hay grandes obras para adultos", dice Farias, y menciona aclamados filmes como Persépolis o Vals con Bashir. En segundo lugar, pide apoyo institucional para que los creadores puedan realizar sus producciones. "No siempre tiene que ver con el apoyo económico, sino también con la formación. Que tengan sus herramientas para poder realizar esos proyectos y el conocimiento para poder abarcarlos", solicita.
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