“Mamá, se me ha vuelto a escapar el pipí”
La enuresis infantil es uno de los problemas que más agobia a las familias pero ¿es realmente un problema?
¿Es un problema que no se consiga retener el pipí durante la infancia? Lo cierto es que no lo debería ser, pero cada vez son más las familias que consultan por ello y lo hacen a edades más tempranas.
Llamamos enuresis infantil cuando el control de esfínteres no se consigue de manera voluntaria más allá de los 6-7 años, aunque no debería ser preocupante hasta pasados los 10 años. No obstante, el uso del pañal a partir de los 3 años o que tengamos que cambiar al niño porque se le escapa el pipí con frecuencia, no solo es un engorro para muchas familias, sino que puede llegar a vivirse de manera vergonzante y crear un verdadero problema emocional.
Hace unos días Jesús Martínez de El médico de mi hij@ publicaba un que acababa con una divertida anécdota de dos hinchas del Atlético. La anécdota habla de un “meón de 27 años” que finalmente yendo al psicólogo resuelve su problema. Quizás no haya que esperar tanto para consultar y quizás sí haya que insistir más sobre qué hacer y qué no hacer para que un proceso natural siga su ritmo de manera normal.
¿Qué es la enuresis? ¿Es frecuente?
Se habla de enuresis cuando los niños, a partir de los 6 años, sufren pérdidas nocturnas frecuentes o a diario. Lo sufren al menos un 13% de pequeños a esa edad, y a los 10 años todavía un 8% sigue sin controlar. Es más frecuente en niños que en niñas. ¡Ojo! Hasta un 2% de adultos sufre pérdidas nocturnas al menos una vez al mes durante gran parte de su vida.
¿Qué hemos de saber sobre el control de esfínteres?
Que se trata de un proceso madurativo que requiere su tiempo tanto a nivel fisiológico como a nivel psicológico y que si ese tiempo no se respeta acabaremos hablando de enuresis diurna y nocturna.
Actualmente, las exigencias sociales especialmente las de la “escuela de mayores”, propician la retirada del pañal antes del inicio del segundo ciclo de Educación Infantil. Eso es, en muchos peques nacidos en el segundo semestre del año, antes de los 3 años ¿está el niño preparado para ello?
Suele establecerse que la maduración fisiológica puede darse entre los 18 meses y los 5 años, aunque en algunos casos el control nocturno puede alargarse más. Así que la mayoría de niños a los que se les exige controlar ante de los 3 años pueden no estar fisiológicamente preparados, aunque sí puede haber una predisposición psicológica que nos indique que podemos iniciar el proceso. Un proceso que inevitablemente conlleva un aprendizaje y según cómo se plantee obtendremos un mayor o menor éxito.
Veamos los 4 requisitos previos que habría que considerar para aventurarse con el control de esfínteres y evitar la enuresis infantil:
- Ha de poder permanecer al menos un par de minutos en posición sentada. Si el niño es muy movido e inquieto le costará más utilizar el orinal o el váter.
- Ha de haber curiosidad y un deseo expreso del niño de querer ser mayor y hacer pipí como lo hacen los mayores.
- Ha de reconocer la sensación de tener pipí.
- Y la última y más importante, ha de afrontarse desde la familia con actitud positiva e ilusionante. Si estáis en esa situación ¿cómo afrontáis el proceso?, ¿por obligación que os autoimponéis?, ¿os lo exigen en el cole, pero por vosotros no lo haríais?, ¿os parece que es una aventura que queréis vivir? Esa ha de ser la actitud y darse el tiempo que haya de darse. De no ser así, aparece inevitablemente la frustración y todo se complica.
Otra circunstancia que hay que conocer es que el control diurno y el nocturno conllevan procesos diferentes. Siendo el control nocturno más tardío y potenciándose por ello, la enuresis nocturna. En muchos casos, en el momento que se retira el pañal se retira en su totalidad porque se entiende que el control ya está conseguido y que, si el peque controla de día, también lo hará de noche. Pero, eso no es así y tenerlo en cuenta evitaría muchos problemas.
¿Cuándo retirar el pañal nocturno?
La respuesta es clara, cuando se adquiera la total maduración de los esfínteres. Para ello deberemos esperar a que el niño deje de mojar el pañal durante la noche de manera reiterativa, es decir, no vale una noche sí y otra no, ha de ser cada noche durante al menos un par de semanas. Ello nos indicará que ya hay un control del esfínter.
Así que lo recomendable cuando se consiga la retirada del pañal diurno es seguir con el pañal nocturno y empezar con pautas de higiene, pero sin tener prisa por retirarlo. Entre las pautas que solemos recomendar los profesionales están: no ingerir líquidos unas dos horas antes de acostarse, no tomar bebidas excitantes que estimulan la producción de orina y, no olvidar hacer el último pipí antes de ir a dormir para despedirnos del váter hasta la mañana siguiente.
Así que lo recomendable cuando se consiga la retirada del pañal diurno es seguir con el pañal nocturno y empezar con pautas de higiene, pero sin tener prisa por retirarlo
No obstante, puede ocurrir que la producción de orina sea elevada y la retención inconsciente no funcione entre otros motivos porque el peque tenga un sueño profundo y no reconozca la sensación ni se despierte para ir al váter y la retirada del pañal nocturno se alargue más de lo que estemos dispuestos a tolerar. Si eso ocurre hay que acudir al pediatra para valorar si hay problemas o se trata de una enuresis que llamamos secundaria y es debida a alguna alteración fisiológica o si podría beneficiarse de la visita al psicólogo.
¿Hay tratamiento?
Ante todo, no hacer un problema donde no lo hay y si ya lo hay el psicólogo podrá ayudar. Existen fármacos como la hormona antidiurética que no están aconsejados por sus efectos secundarios y porque no curan, tan solo "secan" al niño que al retirar el medicamento seguirá con sus pérdidas. Otros artefactos tipo pipi stop pueden ayudar por condicionamiento al recibir una señal cuando empieza la inundación, pero su eficacia es muy limitada y aporta escasos beneficios.
¿Qué ocurre cuando llega al pediatra o al psicólogo una consulta por enuresis?
Primero de todo, se debe valorar la situación de manera global.
Un peque de 3-4 años que aún no controla y se le escapa frecuentemente el pipí de día y debe seguir utilizando el pañal de noche es absolutamente normal. Pero la situación provoca un malestar en los papás que afecta en su relación con el niño facilitando el bloqueo y dificultando el aprendizaje. Por ello lo primero que hay que hacer es trabajar con los padres para que se tranquilicen. Ofrecerles todas las explicaciones que hagan falta y normalizar la situación para poder retomar el proceso de aprendizaje. Las indicaciones en este tipo de casos son sencillas: darle al niño el tiempo que necesite acompañándolo para que adquiera seguridad y ofreciéndole recursos que hagan de ese aprendizaje una vivencia divertida.
Ahora imaginemos que esa misma situación se produce en un niño de 5-6-7 años cuando los padres ya llevan años de proceso, están agotados y se sienten especialmente fracasados por no haberlo conseguido. Pero además, ese niño empieza a asumir también el fracaso y no quiere ir a actividades sociales fuera de casa por no tener que compartir que necesita llevar pañal por la noche o peor aún, vivir la situación de que se le escape durante el día cuando está con sus amigos. En este tipo de casos, hay que intervenir con celeridad, pero quitando gravedad a la situación. Lo primero hay que descartar que haya algún problema fisiológico al margen de la propia maduración. Porque si es solamente ese el problema, una situación de maduración no queda otra que tener paciencia y esperar, especialmente si es por la noche y hay antecedentes familiares que confirman que es una tardía maduración de origen hereditario.
En este tipo de casos, hay que intervenir con celeridad, pero quitando gravedad a la situación
Una vez se descarta que haya una producción anómala de orina o un problema en la vejiga que interfiera en el control voluntario, hay que indagar qué ocurre para que ese niño en concreto no reconozca la sensación de tener pipí o en el caso de que sí la reconozca entender por qué no da el paso para ir al váter. Pero, la actitud debe ser la misma tranquilizar, normalizar la situación y aportar los recursos necesarios para su resolución.
Normalmente, tras una enuresis hay problemas de ansiedad de origen diverso (llegada de un bebé, separación de los padres, problemas en la escuela, miedos, …) que dificultan el reconocimiento de la sensación de tener pipí tanto durante el día como por la noche o bloquean al niño para avanzar en los procesos de cambio. En esos casos hay que trabajar en las causas de esa ansiedad para que la enuresis desaparezca.
Aunque, en muchas otras ocasiones, las causas más habituales de los escapes de pipí durante el día, es decir, de enuresis diurna se debe al hecho de estar concentrado en otras actividades más interesantes que ir al váter y no prestar atención a la sensación de tener pipí. En esos casos es recomendable establecer pautas y rutinas que permitan gestionar el control del esfínter de manera apropiada como, por ejemplo, ir a hacer pipí antes de ponerse a jugar, aunque no se tengan ganas.
La infancia es la época en la que los niños más disfrutan del juego y , de ahí que prevalezca esa actividad por encima de cualquier otra. Acompañar el desarrollo infantil, promover una óptima crianza también es educar en el valor de conocer y cuidar las propias necesidades fisiológicas. Sentir hambre nos informa de que hemos de comer para estar más fuertes y jugar a muchas cosas, sentir cansancio nos informa de que debemos dormir para poder descansar y así divertirnos más, sentir pipí o caca nos informa de que hemos de dejarlos marchar por el váter para sentirnos mejor. Todo ello, no es otra cosa que promover y fomentar hábitos saludables durante la infancia. Disfrutar de la crianza como un proceso de acompañamiento que requiere su tiempo, un tiempo propio que cada niño tiene y al que hay que respetar.
© Yolanda Salvatierra Ferrón – Psicóloga infantil en KASH-LUMN Family Care www.kash-lumn.com – Equipo de Profesionales de El médico de mi hij@
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