Di qué regalaste a Obama y te diré quién eres
De bicicletas a jamones pasando por caballos de madera. Los regalos que el entonces presidente recibió en 2016 revelan muchas cosas
Timeo danaos et dona ferentes (“Temo a los griegos hasta cuando hacen regalos”). Esta famosa frase de la Eneida ha enseñado durante siglos que las atenciones y detalles que tienen los gobernantes extranjeros con los propios pueden tener significados y consecuencias que van mucho más allá del objeto. En el caso de la Eneida,estaban más que justificadas las dudas expresadas por el sacerdote troyano Laocoonte ante un gigantesco caballo de madera plantado a las puertas de su ciudad como regalo de despedida de sus enemigos griegos. Quienes no sepan cómo acaba la cosa —y a la espera de que alguien haga una serie sobre el asunto— pueden consultarlo en el libro de Virgilio, un escritor romano con nombre de motor de búsqueda en Internet.
Por eso los Gobiernos son —o deberían ser— especialmente cuidadosos con los presentes que reciben de manos sus homólogos extranjeros. Algunos incluso hacen pública la lista anual, que como todas las listas permiten sacar algunas conclusiones —a esto ahora le llaman periodismo de datos— un poco más allá del hecho del regalo en sí. El Registro Federal de Estados Unidos acaba de hacer públicos los regalos recibidos durante 2016 por la familia del entonces presidente Barack Obama y aceptados para no hacer un feo al donante sin que esto signifique que los objetos terminaran en poder personal de la familia presidencial. Y hay cosas muy interesantes. Por ejemplo, el mandatario más generoso del mundo con el presidente de EE UU fue el rey de Marruecos. En cambio, abundan los del partido del puño cerrado que no es necesariamente el comunista. En España, mientras el rey Felipe VI obsequió una cuidada edición en inglés de El Quijote, Mariano Rajoy actuó como el español medio cuando tiene que hacer un regalo y le pilla en el hipermercado: jamón, que allí no tienen.
Latinoamérica es muy grande y diferente, algo de lo que en España no somos conscientes. Los regalos recibidos por Obama en 2016 ilustran las personalidades de quienes los realizaron. De 21 países, 14 no regalaron nada. Y no es una cuestión de tamaño o de ideología. No hay presentes registrados de Nicaragua, Venezuela o Ecuador, pero tampoco de Brasil, Chile o Uruguay. Lo de Puerto Rico tiene miga, porque su ausencia tiene algo de rebeldía, como el que se niega a felicitar el cumpleaños al jefe. Vista la respuesta de Washington ante el huracán María, hizo muy bien. Hay quien a veces regala una foto propia y el colombiano Juan Manuel Santos hizo algo parecido: un libro titulado Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz, estable y duradera. El argentino Mauricio Macri es más práctico: una bicicleta eléctrica. Desde Paraguay llegó un conjunto de lino blanco tejido a mano y un caballo de madera —ojo con Virgilio— desde Perú.
Mexicanos y cubanos demostraron dominar el arte del “pensé en ti” al regalar. Peña Nieto obsequió una moneda de plata grabada con el Gran Sello de Estados Unidos y Raúl Castro, un busto de Abraham Lincoln tallado en madera. ¿Lo mejor? El jamón, claro.
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