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Portada de ‘Interviú’

Que levante la mano la que no haya pensado alguna vez en ser protagonista de la legendaria revista

Desde que Pepa Flores se quitara el Marisol, portada mediante, aparecer en tetas se consideró un acto de rebeldía. Soy de la generación que aspiró a ser portada de Interviú con tal de escandalizar a quien lo mereciera.

Interviú de 2007 con la concejal del PP en Lepe María Dolores Jiménez.
Interviú de 2007 con la concejal del PP en Lepe María Dolores Jiménez.Manuel Escalera

Por el salón de mi casa siempre había circulando un ejemplar de Interviú. El que tocara esa semana. Mi madre acumulaba lo justo, así que cada lunes se cambiaba uno por otro, tirando a la basura el viejo. Aquello nos daba un toque exótico. Mi padre era militar de la base de aviación y mi madre profesora de Escolapios. Ahí es ná. Todo en un pueblo en el que se cantaba el cara al sol cada 20 de noviembre en la iglesia que después harían catedral, y en el que lanzaban botes de pintura contra el cartel del Paseo Pablo Iglesias. En ninguno de los dos colegios situados en esa dirección, ni las monjas ni los curas, explicaron quién era el señor que tanto molestaba y cuyo nombre embadurnaban. En el salón de mi casa, con balconada a la calle principal del pueblo, mis padres dejaban Interviú a la intemperie. En un gesto ácrata de rebeldía política y social: desnudos y reportajes demoledores. Demasiada dinamita para una casa familiar de finales de los 70.

La primera orgía que recuerdo es la de Luis Roldán. Mi padre estaba indignado con la sinvergonzonería del exdirector de la Guardia Civil porque él cumplía el reglamento a rajatabla. Que alguien con semejante cargo fuera un ladrón lo sacaba de quicio. Aquel ejemplar fue el que más dio que hablar. Los pocos o muchos que circularon por mi casa no tuvieron otra que comentar la jugada de Interviú. Mi padre repasó aquel reportaje una y otra vez, indignándose poco a poco, lentamente, cociéndose en su propia ira. En mi casa se habló de orgías durante semanas sin que el sexo no convencional fuera el tema de conversación.

Marisol, portada de la revista 'Interviú'.
Marisol, portada de la revista 'Interviú'.CÉSAR LUCAS

Esa artillería nos apuntaba también a nosotras dos, a mi hermana y a mí. No solo porque mis padres permitieran que la revista circulara por la casa, sino por lo que aprendimos con ella. No sé qué Interviú fue el primero en mi vida, no tengo una única portada en la cabeza. Sí recuerdo una escandalera que se convirtió en regocijo. Mi madre adoraba a Pepa Flores. Sobre todo, porque era una comunista que ya podía estar orgullosa de decirlo, como parte de su propia familia. A mí se me antojó que aquellas fotos eran la prueba de su rebeldía. Hasta que @ArabistaKGB me sacó de mi error con este hilo excelente sobre ella, en mi casa nos habíamos fabricado la película de que Marisol se había cansado de ser la niña perfecta y había dado su particular puñetazo en la mesa despelotándose en Interviú. Lo de Bibiana Fernández cuando aún era Bibí Andersen nos lo explicaron sin mucho problema, apoyándose en sus fotografías sobre el escenario barcelonés. Así me enteré de lo que era nacer con el sexo que no te correspondiera. El ejemplar de años después con ella en portada confirmaba que las crisálidas necesitan tiempo para convertirse en mariposas e Interviú arropó a Bibiana hasta que ella se convirtió en la más bella de todas.

También tengo amigas que me reprochan este amor por Interviú por considerarla una revista que cosifica a la mujer. Nos hemos criado con los parámetros machistas que convierten un desnudo femenino en un perfecto reclamo para vender más ejemplares. Un millón se vendieron gracias a las tetas de Pepa Flores, Sara Montiel, y otro más gracias a las de Lola Flores. Terelu Campos y Marta Sánchez debieron vender parecido y la primera ha declarado sentirse orgullosa de haber encumbrado la mayoría de las cabinas de los camiones de este país. Reconozco enervarme con la leyenda que circula sobre por qué Marta Sánchez fue otra de las desnudadas, leyenda que ella misma ha admitido en alguna ocasión. Y dudo que mi compromiso con el feminismo pueda tambalearse si en algún momento hubiera utilizado mi lomo para lo mismo que todas ellas, pero me quedé con las ganas de alcanzar las cifras astronómicas propuestas a otras. Así que hasta el último día de la revista soñé con firmar junto a Juan José Millás, Vanesa Lozano, Ana María Pascual, David Arnanz y, por supuesto, Alberto Gayo, cuyo blog esperaba cada semana como agua de mayo. Interviú fue también la primera en sacar en portada a hombres. Jesús Vázquez fue el primero, pero no el único. La lástima es que ninguno se haya desnudado de verdad. Si vimos algún integral masculino, para mí pasó desapercibido. Si tengo que acusarlos de algo es de haberme dejado sin mi ración de vergas. Incluso cuando una mujer, Teresa Viejo, estaba al cargo de la revista. A cambio, qué bonito, Teresa Viejo hizo realidad mi sueño de ser portada de 'Interviú'. Suyo es el escote de la portada del 40 Aniversario. Recupérenlo, si pueden.

Jesús Vázquez, primer hombre portada de 'Interviú'.
Jesús Vázquez, primer hombre portada de 'Interviú'.Rubendario

Ya fue. Terminó. El grupo Zeta cierra las redacciones de Tiempo y de Interviú. Nos quedamos sin tetas en los quioscos. Sin tetas y sin reportajes que otros no hacen. Si alguien cree que lo de algunos programas de televisión es parecido, que se olvide. Jamás vi a Interviú culpar a la víctima de una violación por cómo vestía, cosa que se ha explotado hasta la saciedad en las mañanas televisivas. A mí se me quedaron grabadas todas esas tetas transgresoras que emergían de sus portadas apuntando con los pezones a quienes más molestaban, pero también descubrí la golfería de los cargos públicos. Los desnudos de Interviú no dejaban de ser una excusa para convencer a unos cuantos y hacer rentable la revista. Lo que mejor desnudaba Interviú eran los entresijos de cualquier realidad social y política.

Y esos desnudos molestan más que cualquier par de tetas.

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