Holanda instaurará el servicio social voluntario
Educación y Sanidad ofrecen ventajas en el empleo para a los jóvenes que lo cumplan
El Gobierno de centro derecha holandés brinda a los jóvenes la posibilidad de mejorar la búsqueda de empleo efectuando un servicio social durante seis meses. Las prácticas son voluntarias y con una modesta remuneración, y los candidatos se convertirán en una especie de becarios estatales en centros de refugiados, sanitarios o de barrio, y la policía. Con un presupuesto de 100 millones de euros hasta 2021, los Ministerios de Sanidad y Educación expedirán al final un diploma que permitirá sumar puntos a la hora de pedir trabajo en un organismo oficial. El plan entrará en vigor en 2018 y ahora se negocia un modelo similar con el mundo empresarial. Allí, el certificado puede añadirse al currículo del candidato.
El servicio social figuraba en el acuerdo gubernamental cerrado entre liberales de derecha e izquierda, cristianodemócratas y ChristenUnie, el partido protestante, tras las pasadas elecciones de marzo. Los dos últimos grupos querían que fuera obligatorio para que los jóvenes aprendieran a colaborar a la vez que ganaban experiencia fuera de las aulas. Se decidió que fuera voluntario a instancias de los liberales de izquierda, que preferían el modelo de las prácticas ofrecidas por las empresas. Los cuatro partidos sí coincidieron en que puede mejorar la participación de los jóvenes “en ambientes y centros que tal vez no llegaran a interesarles de otro modo”. Paul Blokhuis, secretario de Estado de Sanidad, ultima los detalles de este voluntariado y ha señalado que le gustaría “sacar a los jóvenes del entorno donde se encuentran a gusto”. De su zona de confort, según el anglicismo de moda, “para que vean cómo funciona la sociedad y decidan qué podrían aportar ellos”. Un reto, porque en la franja de edad entre 12 y 25 años, los jóvenes holandeses se ponen una nota de 8,4 cuando se les pregunta por su sensación de felicidad. Respecto a la satisfacción sobre la vida en general, la puntuación es de 7,9. Recabadas en 2016 por la Oficina Central de Estadística, las cifras incluyen un dato significativo: las diferencias entre chicos y chicas, autóctonos y de origen inmigrante “son pequeñas”.
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