Memoria, desmemoria
Leí con mucho interés La desmemoria que no cesa en EL PAÍS del pasado jueves. En el mismo se refiere a una colaboración mía reciente sobre la memoria histórica, El futuro de los antepasados (EPS, 17 de diciembre), en la que habría defendido una contraposición entre el relato histórico y la memoria literaria. No es así, tal vez me he explicado mal. La imaginación puede ser una levadura de la memoria, no para sustituir a la historia, sino para adentrarse en las zonas oscuras, para ayudar a ver lo que no está “bien visto” (en su doble sentido). Un paradigma es el libro de Primo Levi Si esto es un hombre (1948), que alumbró los estudios históricos sobre los campos de exterminio nazis. Exponía también que “toda sociedad democrática necesita un acuerdo moral básico entre generaciones”. A los 10 años de la Ley de Memoria Histórica, el Estado no ha asumido todavía el amparo a las víctimas del franquismo, como ha denunciado el relator de Derechos Humanos de la ONU.— Manuel Rivas. A Coruña.