Santiago Calatrava, un arquitecto perseverante
El valenciano vuelve a ensayar el movimiento en el Pabellón de Emiratos Árabes Unidos para la Expo Dubái 2020
Los feriantes no se engañan. En cuanto su atracción deja de tener éxito, buscan nuevas ferias. A pesar de mil calamidades, o tal vez justamente por ellas, el mundo está siempre ansioso por celebrar. Y la arquitectura de Santiago Calatrava representa como pocas la idea de celebración. Así, aunque no es la primera vez que diseña para una Exposición Universal —firmó el pabellón de Kuwait en la Expo de Sevilla en 1992 y la Estación de Oriente, para la Exposición Universal de Lisboa de 1998—, los flamígeros edificios de Santiago Calatrava encarnan la idea de fiesta. De un lado, en ellos brilla la ambición, la invención y el exceso. De otro, su habitual color blanco se asocia a lo que todavía está por estrenar.
Puede que haya sido ese diseño difícil de resumir —a la vez reconocible y novedoso— lo que su Alteza Sheikh Ahmed bin Saeed Al Maktoum definió como “futurista” en la presentación del pabellón para la Expo de Dubái 2020 hace unos días. “Será una de las atracciones más destacadas de la Expo 2020 gracias a su diseño futurista”, “una gran oportunidad para mostrar nuestra ambiciosa visión para el futuro”, añadió refiriéndose al pabellón como “una maravilla arquitectónica de la que los siete Emiratos se enorgullecerán”. También habló de legado: “Un icono duradero”. Y en ese punto es cuando una recuerda el caro mantenimiento de tantos edificios de Calatrava y concluye que el concepto de duradero debe de ser algo relativo. Y el de legado también: la arquitectura, como las personas, termina por dejar más rastro por lo que realmente hace que por lo que ambicionó hacer.
Así, más allá de reconocer su capacidad para transmitir entusiasmo, cabe preguntarse qué construye la identidad entre los autores globales de la arquitectura reciente. Santiago Calatrava parece tener una gran capacidad para potenciar la construcción de esas identidades a pesar de firmar una arquitectura reconocible muy marcada estilísticamente.
Ahora que Calatrava ha sido tan cuestionado en varios países occidentales y en un momento en el que su arquitectura icónica ha quedado marcada por la sospecha de los sobrecostes y el costoso mantenimiento, en Dubái su marca global capaz de representar a un lugar y a sí mismo ha vuelto a florecer. Lo hizo, por lo menos, durante la rueda de prensa en la que se presentó el pabellón, cuando el Ministro de Estado y Presidente del Consejo Nacional de Medios (NMC), el Sultán Admed Al Jaber, declaró que: “El Pabellón muestra la historia de los Emiratos Árabes Unidos y de nuestros sabios líderes, la visión y los logros que nos transformaron en un modelo a seguir”.
La Ministra de Estado y directora de la Expo Dubái 2020, Reem Al Hashimy, insistió en esa doble capacidad para hablar del pasado y del futuro e incidió en el mantenimiento y la duración del nuevo símbolo. “El pabellón dejará una huella en el paisaje de los EAU, mostrando nuestra rica cultura y nuestro desarrollo y liderazgo en muchos campos”. Así, lo más sobresaliente es que la ministra asoció, ya, cuando apenas ha comenzado su construcción, el pabellón con los futuros logros de Dubái, sean estos los que sean: “Las futuras metas que queremos lograr con la visión de nuestros líderes y mediante la cooperación con otras naciones”. Todo eso puede hacer un edificio. Tal vez sólo un paradójico edificio de Calatrava.
Con la forma de un halcón con las alas desplegadas para alzar el vuelo su diseño remite inequívocamente al catálogo habitual del arquitecto e ingeniero valenciano más universal de la historia. Junto a los párpados y las aves, las alas constituyen una referencia en su repertorio icónico. Ya las trabajó en el aeropuerto de Bilbao y ensayó los párpados en Oviedo o Valencia.
Como cualquier nota de prensa, la que presentó el pabellón se excede en su interpretación de ese vocabulario calatravesco: “Los componentes del diseño reflejan los valores de franqueza, comunicación y tolerancia, alineándose con el tema principal de la exposición, que llama a la cooperación internacional para mejorar la calidad de vida a través del desarrollo sostenible”. Los Emiratos como modelo de tolerancia y Dubái, una ciudad construida en el desierto en apenas dos décadas, como modelo de sostenibilidad completan la presentación.
Es cierto que el pabellón incorpora elementos de eficiencia y sostenible. Las “alas del halcón” contarán con una estructura móvil que, al alzarse, revelará paneles fotovoltaicos para la acumulación energética. Es de justicia reconocer que Calatrava es un profesional perseverante al que le gustan los retos, ¿conseguirá dotar al pabellón en el desierto del movimiento que nunca funcionó en Nueva York, Madrid u Oviedo?
Síguenos en Twitter y en Flipboard
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.