Feliz Navidad desde los cinco continentes
La conmemoración del nacimiento de Jesús es una fiesta mundial que, con sus peculiaridades, ha llegado incluso a países donde los cristianos son minoría
La Navidad es un periodo mucho más amplio que el par de días en que se concentran todos los encuentros y comidas familiares. De hecho, en la tradición cristiana, que conmemora el nacimiento de Jesús, el Adviento y la Navidad dura entre 21 y 28 días antes del 25 de diciembre y después hasta el domingo siguiente a la fiesta de la Epifanía (6 de enero). Pero al margen de la tradición y la religión, la publicidad y el marketing ya se encargan cada año de adelantar una época consumista desde el mismo instante en que Halloween guarda los disfraces hasta el año siguiente.
Por eso también consideremos Navidad a los preparativos de montar el árbol, poner el belén, hacer las compras navideñas, los festivales escolares, por supuesto la lotería, los villancicos, la cabalgata de Reyes, las comidas y cenas de empresa, la paga extra, las reuniones familiares, la cesta navideña, las 12 uvas y, cómo no, todo aderezado con buenos deseos a diestro y siniestro.
Sin embargo, la Navidad no solo se celebra de esta manera, sino que se ha extendido hasta convertirse en una fiesta mundial en la que cada país, incluso aquellos alejados de la tradición cristiana aporta sus connotaciones, tradiciones, colores y hasta sabores para unirla al cambio de año.
Es difícil imaginar una Navidad sin frío y con Papá Noel en bañador, sin árbol navideño o sin Reyes Magos, pero así es como se celebra en numerosos países. Por ejemplo, en el hemisferio sur la Navidad coincide con el inicio de la estación veraniega y en cada país esta época del año tiene sus peculiaridades.
En Chile la Navidad llega cuando acaba de finalizar el curso escolar. Allí los regalos navideños se le encargan al Viejo Pascuero, un equivalente al famoso Santa Claus, y los niños también esperan la llegada del 6 de enero, día que se conoce como la Pascua de los Negros.
En México los días más importantes son del 16 al 24 de diciembre, fechas en las que cada noche se realizan las conocidas Posadas, con las que se conmemora la peregrinación de José y de María hasta Belén en busca de alojamiento para que naciera Jesús. Esta celebración también se realiza en otros países de Centroamérica, en los que grupos de niños van de casa en casa cantando las posadas, una especie de villancicos. La fiesta concluye con una gran piñata para los niños mientras los adultos comen nueces, piñones, cacahuetes y dulces.
En Perú, durante el último día del año las tiendas abren hasta altas horas de la noche para facilitar la compra de regalos y ropa interior de color amarilla como símbolo de buena suerte.
Tal es la importancia de la Navidad, que en 2015 el presidente de Venezuela decretó adelantar su celebración desde el 1 de noviembre “porque queremos la felicidad para todo el pueblo y la Navidad temprana es la mejor vacuna para cualquiera que quiera inventar bochinches y violencia”.
En África la Navidad también es muy calurosa y en muchos países costeros se celebra incluso en la playa. En Liberia la mayoría de los hogares tiene una palma de aceite como árbol de Navidad y la decoran con campanas. La cena festiva se hace al aire libre, todos sentados en círculo para compartir la comida de arroz, carne de vacuno y galletas. Hay juegos para los más pequeños y fuegos artificiales en las grandes ciudades.
En Etiopía, país en el que viven más de 90 millones de personas celebran la Navidad porque la mayoría de la población es católica. Sin embargo, la fiesta es más austera, sin regalos para los niños y, en muchos casos, hasta con ayuno por parte de los mayores.
La iglesia ortodoxa Copta, en Egipto, congrega en Nochebuena a todos sus fieles bien elegantes y con ropa nueva para un acto religioso que finaliza en la medianoche, antes de que regresen a sus casas a cenar fata, el plato más popular que consiste en un guiso cocinado con pan, arroz, ajo y carne hervida. Muchos egipcios, además, decoran sus coches con hojas de palmera.
Los judíos, por su parte, celebran estos días la Janucá, la purificación del templo de Jerusalén en el año 165 a.C. Guarda muchas similitudes la Navidad hebrea con la cristiana, ya que ambas tienen carácter familiar, regalos para los más pequeños, los símbolos de la celebración en lugares visibles y la importancia otorgada al elemento de la luz.
En Asia, a pesar de que los cristianos son minoría, el periodo navideño se une a la celebración del fin de año. En Japón, por ejemplo, cuando llega diciembre toda la población se apresura a saldar sus deudas y a limpiar sus casas como símbolo del cambio de año. El 24 de diciembre no es una celebración familiar porque coincide con el día de los enamorados. El 31 de diciembre, sin embargo, se celebra el Omisoka o gran día del final del año. Esa jornada se realiza una limpieza especial
de la casa antes de degustar con toda la familia las tradicionales tazas de fideos, símbolo de longevidad. Las campanas de los edificios de las ciudades repican 108 veces y así se cree que cada persona podrá deshacerse del mismo número de problemas. Después todo el mundo ríe para ahuyentar a los malos espíritus.
En India el 25 de diciembre es fiesta nacional, pero el comienzo de año se celebra según el calendario hindú entre marzo y abril, con masivos baños en el Ganges o en pozos y estanques considerados sagrados. La festividad hindú con una estética más cercana a la Navidad aunque salvando las distancias espirituales es el Diwali.
En esa celebración se adora a Lakshimi, diosa de la riqueza y de la prosperidad, y se intercambian regalos en encuentros familiares en los que también se juega a las cartas.
En nuestras antípodas, Australia, la Navidad no está cubierta de nieve sino todo lo contrario. Los amigos y las familias suelen reunirse en la playa el día de Navidad y es tradicional contemplar los fuegos artificiales en la bahía de Sydney. Los regalos los trae Papá Noel, pero su trineo lo conducen los Six white boomers (los seis canguros blancos).
En Europa las tradiciones navideñas también varían según los países. Dos ejemplos de ello son Noruega y Rusia. En Noruega la Navidad se asocia con la luz de las velas y el fuego en un rincón de la casa. El 13 de diciembre, día de Santa Lucía, comienzan los actos prenavideños, y esa misma noche los animales domésticos disfrutan de la primera cena especial de Navidad. Después de ilumina el árbol y los niños aguardan la llegada del Julenisse, duende navideño que en Nochebuena se transforma en Papá Noel.
En Rusia, las fiestas se rigen según el calendario ortodoxo, y por ese motivo las fiestas son unos días más tarde. En los hogares rusos la cena de Nochebuena está compuesta por 12 platos, uno por cada apóstol. El día de Año Nuevo los niños rusos reciben la visita del Abuelo de Hielo, también conocido como Maroz, que igual que Papá Noel también luce barba blanca, viste anchas ropas rojas y botas negras. Viaja acompañado de una ayudante, la Niña de Nieve, y solo entre los más pequeños reparte juguetes, pasteles de jengibre y matriuskas, las tradicionales muñecas que dentro contienen otras más pequeñas.
Ahora que la tecnología permite conocer el mundo a golpe de pantalla de móvil y que viajar también forma ya parte de las navidades, la oferta para vivir y celebrar esta época tan tradicional en nuestro calendario es tan diversa como atractiva y es que, como en tantas otras situaciones, en la variedad está el gusto…
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