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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ultraderecha en Austria

El canciller austriaco entrega las principales carteras de su Gobierno al FPÖ

El canciller de Austria, Sebastian Kurz.
El canciller de Austria, Sebastian Kurz. LEONHARD FOEGER (REUTERS)

La formación de un Gobierno en Austria con una importante participación de la ultraderecha constituye un preocupante toque de atención sobre el creciente poder del populismo xenófobo y antieuropeísta en Europa.

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Desde las elecciones presidenciales de 2016 —que fueron anuladas y repetidas por irregularidades—, el país centroeuropeo atraviesa una drástica sacudida institucional. El jovencísimo canciller democristiano Sebastian Kurz, de 31 años, ha formado gobierno asociándose al opositor ultraderechista Partido Liberal (FPÖ), caracterizado por un mensaje euroescéptico y de rechazo a la inmigración y al islam.

Es cierto que esta no es la primera vez que el FPÖ entra en el Gobierno de Viena, pero en esta tercera ocasión lo hace con una notable preeminencia. Aunque no ocupe la mayoría de las carteras —al democristiano Partido Popular (ÖVP) le corresponden nueve, mientras el FPÖ ha designado siete— tendrá en sus manos Exteriores, Defensa, Interior, Asuntos Sociales y Sanidad. Y además el líder ultraderechista Heinz-Christian Strache ha sido nombrado vicecanciller y ministro para la Función Pública y Deportes. Para completar el panorama político, la coalición de Gobierno con la ultraderecha dispondrá de una aplastante mayoría en el Parlamento con 113 de los 183 escaños.

Si bien el canciller Kurz ha tratado de tranquilizar a los socios europeos descartando un referéndum sobre la pertenencia de Austria a la UE, no es posible obviar ni el perfil ni las declaraciones de algunos de sus nuevos ministros. Herbert Kickl, titular de Interior, es partidario de restringir el derecho de manifestación. Por su parte, Karin Kneissl, ministra de Exteriores, sostiene que la mayoría de los refugiados son jóvenes que en sus sociedades tradicionales no gozan del estatus de hombre porque no encuentran ni mujer ni trabajo. Kurz ha elegido, cuanto menos, unos complicados compañeros de Gobierno.

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